(Imagen de Hacer es hacerse)
Gloria me envió, hace un tiempo (¡¡muchas gracias!!), una preciosa historia que
quiero compartir:
“Según Platón, en cierta ocasión, un ignoto ciudadano
ateniense se vio sentado a la mesa de un banquete al que estaban invitados los
grandes pensadores y poetas griegos para debatir el tema del Amor. El hombre,
rodeado de tanta gente ilustre, se sentía incómodo, pensaba que él no merecía
estar allí y sentía que todos le miraban con desconfianza. En su mutismo debatía
sobre si quedarse o irse.
De repente, notó que el hombre que está sentado junto a él
cambiaba su primera mirada adusta y crítica por una sonrisa amplia y reconfortante.
El protagonista decidió confesarle al desconocido, cuya cara le resulta
extrañamente familiar, que él no debería estar allí y que ni siquiera sabía
cómo había llegado a rodearse de tanta gente valiosa. El otro escuchaba
pacientemente y luego le dijo que si estaba allí era porque de alguna manera se
lo merecía, aunque él mismo no lo supiera. A medida que avanzaba la cena, el
desconocido se ocupaba de hacerle sentir más y más cómodo: le servía vino, le decía
que le gusta haberle encontrado allí y hasta debatía con él las palabras de los
sabios de Atenas. Cuando la reunión hubo finalizado, el hombre totalmente
relajado y consciente de haber pasado una velada tan agradable como nutritiva,
se dirigió al desconocido para despedirse de él. Justo en ese momento se dio
cuenta de que el hombre que había estado sentado a su lado, que había cuidado
de él durante la cena, que había alejado de su mente la sensación
de ser un intruso, tenía su mismo rostro. El protagonista de la historia
abandonó el lugar con una sonrisa al comprender que se había permitido sentirse
valorado y reconocido por sí mismo y que, gracias a eso, había podido disfrutar
de la noche.”
¿Cuántas veces nuestra neurosis o nuestro miedo se convierte
en una sensación de no encajar, de no pertenecer o de estar de más? No permitas
que tus pensamientos te convenzan de que no eres suficiente, de que no mereces
lo mejor. Deja de pensar y empieza a disfrutar.
Amen, si seguimos esta enseñanza y pensamos en lo grandes y valiosos que somos seguro que nuestras vidas cambiaran. Gracias Elena. :) Buen finde.
ResponderEliminarSí, nos hace falta recordarla de vez en cuando ;-) Un abrazo, Leonor. Y gracias a ti. Buen domingo!
EliminarSi aprendemos a valoramos y tenemos confianza en nosotros mismos,estaremos bien en cualquier situación.Tener seguridad en uno mismo es el mejor pasaporte para viajar por la vida.
EliminarUn saludo
Totalmente de acuerdo, unkown. Un saludo!
EliminarNo encajo. Lo sé.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro que encajas!!!! Tu confía, confía en la vida, y déjate llevar. Todo fluirá.
EliminarDe acuerdo totalmente con anónimo. Todos encajamos, si no, ya no estaríamos aquí. Un abrazo a ambos.
EliminarDeja de pensar y empieza a disfrutar....Bonita frase!!!! Y yo añado.... y confía, confía en la vida y en tu esencia, y en este sabio interno que todos tenemos dentro, pero que, a menudo, lo tapamos con nuestro ego!!!!
ResponderEliminarGracias por tu aportación, anónimo, me parece muy buena propuesta. Confiar en la vida. Aquí y ahora. Siempre. Un abrazo.
Eliminar