lunes, 30 de diciembre de 2013

Feliz Año Nuevo


(Imagen de Libertad Leal)


Quiero terminar y empezar el año con un poema de Mario Benedetti. Para que nos atrevamos a liberar el lastre y a retomar el vuelo. Para que continuemos el viaje y sepamos perseguir los sueños. Para que abramos las puertas, quitemos los cerrojos, derribemos las murallas. Para que recordemos que cada día es una oportunidad de empezar de nuevo, para que no olvidemos que no estamos solos, que nunca lo estuvimos, que nunca lo estaremos.


¡Feliz Año Nuevo!


No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.


(Mario Benedetti)

viernes, 27 de diciembre de 2013

martes, 24 de diciembre de 2013

En la esperanza de la Buena Nueva

(Imagen de google)


"Hoy, en medio de la noche del mundo y en la esperanza de la Buena Nueva, afirmo con audacia mi fe en el futuro de la humanidad. Me niego a creer que las circunstancias actuales hagan incapaces a los hombres para hacer una tierra mejor. Me niego a creer que el ser humano no sea más que una brizna de paja azotada por la corriente de la vida, y sin tener posibilidad alguna de influir en el curso de los acontecimientos.

Me niego a compartir la opinión de aquéllos que pretenden que el hombre es, hasta un punto tal, cautivo de la noche sin estrellas, del racismo y de la guerra, que la aurora radiante de la paz y de la fraternidad no podrá nunca llegar a ser una realidad. Me niego a hacer mía la afirmación cínica de que los pueblos irán cayendo, uno tras otro, en el torbellino del militarismo, hacia el infierno de la destrucción termonuclear.

Creo que la verdad y el amor sin condiciones tendrán la última palabra. La vida, aun provisionalmente vencida, es siempre más fuerte que la muerte. Creo firmemente que, incluso en medio de los obuses que estallan y de los cañones que retumban, permanece la esperanza de un radiante amanecer. Me atrevo a creer que, un día, todos los habitantes de la tierra podrán tener tres comidas al día para la vida de su cuerpo; educación y cultura para la salud de su espíritu; igualdad y libertad para la vida de su corazón. Creo igualmente que un día toda la humanidad reconocerá la fuente de su Amor y que ese Amor imperará sin esfuerzo. Creo que la bondad salvadora y pacífica llegará a ser, un día, la ley. El lobo y el cordero podrán descansar juntos, cada hombre podrá sentarse debajo de su higuera, en su viña, y nadie tendrá ya que tener miedo. Creo firmemente que lo conseguiremos."

Martin Luther King

(Muchas gracias a Ana)

lunes, 23 de diciembre de 2013

jueves, 19 de diciembre de 2013

Saber vivir

(Imagen de bones218)


Saber Vivir

No sé... si la vida es corta
o demasiado larga para nosotros.
Mas sé que nada de lo que vivimos
tiene sentido, si no tocamos el corazón
de las personas.
Muchas veces basta ser:
regazo que acoge,
brazo que envuelve,
palabra que conforta,
silencio que respeta,
alegría que contagia,
lágrima que corre,
mirada que acaricia,
deseo que sacia,
amor que motiva.
Y eso no es cosa de otro mundo,
es lo que da sentido a la vida,
es lo que hace que ella
no sea ni corta, ni demasiado larga,
sino que sea intensa,
verdadera, pura... mientras dure.

(Cora Coralina)


(Muchas gracias a Marta)

lunes, 16 de diciembre de 2013

De Navidades, milagros y otras cosas mágicas


No suelo publicar anuncios en el blog, pero tengo que hacer una excepción con este vídeo que me envía Carlos (mil gracias) y que me ha encantado… Se trata de un “milagro navideño” organizado por la compañía aérea WestJet. En el aeropuerto de Toronto, pusieron un Papá Noel para que todos los pasajeros que viajaban a Ontario pudieran hacer sus peticiones. Si queréis saber qué pasó, no dejéis de ver el vídeo… (Está en inglés pero creo que se entiende bien, no he encontrado versión con subtítulos…).




Porque, ¿quién no quiere creer en la magia, en los milagros y en la Navidad? En el fondo del corazón… creo que todos queremos. (Y más aún en estas fechas, en estos tiempos).

Este vídeo me ha hecho pensar también en un texto muy especial para mí, que ya compartí en el blog hace un tiempo pero que quiero compartir de nuevo. Se trata de un artículo – titulado “Sí, Virginia, Papá Noel existe”- que apareció, por primera vez, en el diario The New York Sun, en 1897, firmado por Francis P. Church, y era la respuesta a una carta que les había enviado Virginia, una niña de 8 años.

Sí, Virginia, Papá Noel existe
Página editorial, New York Sun, 1897
Tenemos el placer de contestar en forma destacada la carta abajo transcripta, expresando al mismo tiempo nuestro gran gusto porque su autora se cuente entre los fieles amigos de The Sun:

Querido Editor—
Tengo 8 años. Algunos de mis pequeños amigos dicen que Papá Noel no existe. Papá dice "Si lo dijeran en 'The Sun', así sería". Por favor diganme la verdad ¿existe Papá Noel?
Virginia O'Hanlon

Virginia, tus pequeños amigos están equivocados. Ellos han sido afectados por el escepticismo de una época escéptica. Solamente creen lo que ven. Piensan que no existe nada que no sea comprensible por sus pequeñas mentes. Todas las mentes, Virginia, sean de hombres o de chicos, son pequeñas. En nuestro gran universo, el hombre es un mero insecto, una hormiga, en su intelecto, en comparación con el mundo ilimitado alrededor, y con la inteligencia incalculable necesaria para aprehender toda verdad y conocimiento.
Sí, Virginia, Santa Claus existe. Él existe con tanta seguridad como existen el amor y la generosidad y la devoción, y tú sabes que ellas existen y dan a tu vida la mayor belleza y alegría. Ay! qué triste sería el mundo si no existiera Papá Noel! Sería tan melancólico como si no hubiera Virginias. Entonces no habría fe infantil, ni poesía, ni romanticismo para hacer tolerable esta existencia. No tendríamos ningún placer, excepto por la razón o por la vista. La luz con la que la niñez llena el mundo se habría extinguido.
¡No creer en Papá Noel! También podrías no creer en las hadas. Podrías hacer que tu papá ponga hombres a mirar en todas las chimeneas en Nochebuena para encontrar a Papá Noel, pero aún si no vieran a Papá Noel bajando, ¿qué probaría eso? Nadie ve a Papá Noel, pero eso no es una señal de que no existe. Las cosas más reales en el mundo son aquellas que ni los chicos ni los hombres pueden ver. ¿Viste hadas bailando en el prado? Por supuesto que no, pero esa no es una prueba de que ellas no estén allí. Nadie puede concebir o imaginar todas las maravillas que todavía no se han visto o que son invisibles en el mundo.
Puedes romper el sonajero de un bebé y observar qué es lo que genera el ruido adentro. Pero hay un velo cubriendo el mundo invisible que ni el hombre más fuerte, ni aún la fuerza unida de todos los hombres más fuertes que alguna vez hayan vivido puede romper. Solo la fe, la poesía y el amor romántico pueden descorrer esa cortina y mostrar la suprema belleza y gloria que hay detrás. ¿Es todo eso real? Ah, Virginia, en este mundo no hay nada más real y perdurable.
¡Que no hay Papá Noel! Gracias a Dios él vive y vivirá para siempre. Dentro de mil años, Virginia, más aún, dentro de 10 veces 10.000 años, él continuará alegrando el corazón de los niños.
—Francis P. Church, The New York Sun, 1897


No dejéis de creer, no dejéis de soñar, no dejéis de amar.