jueves, 31 de diciembre de 2009

Pon las manos...

(La imagen es de: http://www.losporque.com)

Diálogo
Están cayendo las estrellas...
- ¿Qué estás diciendo, hermano?
Son estrellas fugaces.
-¡Están cayendo estrellas!...
- Qué pensamiento extraño...
-¡Cómo del cielo claro
se desprenden estrellas!...
Pon tus manos abiertas
para que en ellas caigan...
-¿Qué estás diciendo, hermano?
Son estrellas fugaces,
ni caen ni se recogen.
- No importa. Pon las manos...

(Dulce María Loynaz)


¡¡¡ FELIZ 2010 !!!


lunes, 21 de diciembre de 2009

Querida M, no estás deprimida, estás distraída

La imagen me la envió Marina y viene de esta web


Mi amiga M no está pasando un buen momento. Para ella y para todas las personas que están "de bajón", quiero subir hoy una reflexión de Facundo Cabral que quizás -sólo quizás- os ayude a ver las cosas de otro color. Aunque sea por un pequeño instante...

No estás deprimido, estás distraído

No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que te puebla. Distraído de la vida que te rodea: delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay 6,000 millones. Además no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer, y gracias a la soledad me conozco, algo fundamental para vivir. No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie Chopin a los 90 -sólo por citar dos casos conocidos-.

No estás deprimido, estás distraído, por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas, la vida te libera de cosas. Te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones. No perdiste a nadie, el que murió simplemente, se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón. ¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte: hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas, y nos aleja por que nos hace desconfiados.

Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente. No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. Y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.

Dios te puso un ser humano a cargo, y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: Amarás al prójimo como a ti mismo. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios; y decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición.
Además, la felicidad no es un derecho sino un deber, porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar seis millones de hermanos judíos.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven, las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.

Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas.... Y si le ganas, serás humilde y más agradecido, por lo tanto fácilmente feliz. Libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente. Como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. El servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado, más aún hasta convertirte en el mismísimo amor. Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que la destruye hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?

Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones por la cuales sonreír. No, no estás deprimido, estás distraído.

domingo, 13 de diciembre de 2009

¿Regalos navideños?


Faltan unos días para la Navidad. No pensaba hablar de ella porque no estoy segura de que sea una buena noticia, al menos, no para todo el mundo. Pero, de pronto, he recibido una información que me ha encantado y he decidido hablar del tema.

El año pasado pasé estos días en India y tuve una de las mejores Navidades de mi vida. Estuvo llena de Luz y de Amor. Justo lo que pienso que debería ser la Navidad.

La Navidad está relacionada con la fiesta pagana del solsticio de invierno. El 21 de diciembre es la noche más larga, después de la cual, el sol –la luz- “renace”, empieza su crecimiento que seguirá imparable hasta junio, cuando celebraremos el solsticio de verano. En las mismas fechas, los cristianos celebran el nacimiento de Jesucristo, que simboliza el Amor, el regreso del Amor –y de la Luz- a un mundo en tinieblas. “Ego sum lux mundi” dice el Pantocrátor de Tahull, “Yo soy la Luz del mundo”.

Luz y Amor

Como sucede con otros muchos símbolos y ritos, en Occidente hemos perdido el verdadero sentido de la Navidad. Y, casi sin ser conscientes de ello, en el siglo XXI hemos cambiado la Luz y el Amor por la hipocresía y el consumo. Quizás ha llegado el momento de volver a transformar las cosas, quizás ha llegado el momento de dejar que la Luz y el Amor renazcan en nuestros corazones.

No me gusta comprar regalos en Navidad. Pero este año voy a hacer una excepción. Vane, Susana y Sofía coinciden en enviarme (¡¡¡muchísimas gracias!!!) la noticia de la que hablaba al principio: la creación, en Barcelona, de una tienda que vende besos y abrazos para recaudar fondos para el programa benéfico “Cuídame”, del Hospital de Sant Joan de Déu. Así, el establecimiento vende cajas de diez besos, un kilo de amor, 365 abrazos, 1.039 caricias y un millón de mimos, a precios que van desde los 5 hasta los 30 euros. La iniciativa forma parte de una campaña cuyo lema es Todo lo demás es prestado (“Llegué al mundo sin nada, me iré del mundo sin nada. Excepto amor. Todo lo demás es prestado”). Más información aquí.

Cuántas veces nos hemos gastado un dineral comprando un regalo para las personas que tenemos alrededor cuando, éstas, en realidad, sólo quieren que les digamos “te quiero”, sólo necesitan un abrazo que les arrope el corazón, sólo sueñan con un beso que les robe el sueño…

Repartamos Amor y Luz. Es lo único que -curiosamente- cuanto más lo damos, más crece.

martes, 8 de diciembre de 2009

El miedo

El Zambullidor (siglo V a.C.)
(Paestum, Italia)

Hace unos años, Martín Descalzo escribió un artículo con el que estuve completamente de acuerdo. Se titulaba “Las cadenas del miedo” y hablaba de que “el miedoso es alguien que apuesta siempre por el no en caso de duda”, que se rodea de prohibiciones y murallas para intentar evitar el cambio y el sufrimiento. El artículo terminaba diciendo que “no hay que tener miedo. Nunca. A nada. Salvo a nuestro propio miedo”.

Pero, actualmente, ya no estoy de acuerdo con este final. ¿Por qué? Porque he descubierto que tampoco hay que tener miedo al propio miedo. He aprendido que el miedo puede llegar a ser un gran regalo, una buena noticia. Decía Martín Descalzo que se trata de una reacción espontánea y casi inevitable. Lo suscribo. Todos tenemos miedo en algún momento. El miedo es un mecanismo de autodefensa que aparece cuando menos lo esperamos y sin que nos demos cuenta, pero no hay nada malo en él. Lo malo –o lo bueno- es lo que nosotros decidimos hacer con ese miedo.

El miedo no es un veneno que se cuela bajo la piel y lo vuelve todo oscuro. El miedo no es más que una puerta que podemos –o no- atravesar. El miedo surge ante una situación, ante una persona, ante el futuro, pero no es algo tangible. En realidad, no es más que un pensamiento que, si no conseguimos descodificar, puede acabar convirtiéndose en una obsesión, paralizarnos y dejarnos –entonces sí- en la más oscura tiniebla.

Pero, ¿cómo abrir la puerta?, ¿cómo atravesarlo? Dicen que, para vencer el miedo, hay que ser valiente. Pero yo creo que eso no es suficiente. La valentía no siempre sirve. La valentía, en ocasiones, puede ser solamente una pura inconsciencia. Para vencer al miedo hay que mirarlo cara a cara y descubrir qué es lo que está tratando de enseñarnos. Para vencer al miedo sólo existe un arma posible: la luz del conocimiento.

Así pues, cuando llegue el miedo, no lo rehúyas. Acéptalo, míralo a los ojos, trata de comprenderlo, de escuchar lo que viene a contarte. Cuando lo hayas observado bajo la luz del conocimiento –ya lo verás- desaparecerá sin dejar rastro.

viernes, 4 de diciembre de 2009

La felicidad interior bruta


Me manda María (muchísimas gracias!!!) un reportaje que apareció el pasado domingo en elpais.com y que me ha encantado. Había oído hablar del tema de refilón, pero leerlo me ha fascinado. Se trata de un artículo sobre Bután, un pequeño reino situado en el Himalaya cuyo rey dictaminó, hace 35 años, que el verdadero desarrollo de una sociedad tiene lugar cuando los avances en lo material y en lo espiritual se complementan y se refuerzan uno a otro, y que cada paso de una sociedad debe valorarse en función no sólo de su rendimiento económico, sino de si conduce o no a la felicidad. Sorprendente, ¿verdad?

Jigme Singye Wangchuck, cuarto rey de Bután, vivía en una cabaña modesta y cuando la gente se ofreció a construirle un castillo dijo que no, que era mejor utilizar el dinero y el tiempo en levantar escuelas y hospitales. El 2 de junio de 1974, con 18 años, se convirtió, tras la repentina muerte de su padre, en el monarca más joven del mundo y, en su discurso de coronación, dijo: "La felicidad interior bruta es mucho más importante que el producto interior bruto".

En Bután, cuentan que la felicidad interior bruta se basa en dos principios budistas:
1) Que todas las criaturas vivas persiguen la felicidad. El budismo habla de una felicidad individual. En un plano nacional, corresponde al Gobierno crear un entorno que facilite a los ciudadanos individuales encontrar esa felicidad.
2) El otro es el principio budista del camino intermedio. Como explica Lyonpo Thinley Gyamtso, ex ministro del Interior y de Educación: "Están los países modernos, y luego está lo que era Bután hasta los años setenta. Medieval, sin carreteras, sin escuelas, con la religión como única guía. Son dos extremos y la FIB busca el camino intermedio".

El artículo lo firma Pablo Guimón y las fotos son de Ana Nance. Lo podéis encontrar entero aquí.