lunes, 29 de octubre de 2012

Arriesgarse



(Imagen de Manel Soria)


Reír es arriesgarse a parecer tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Acercarse a otro es arriesgarse a involucrarse.
Expresar los sentimientos propios es arriesgarse a mostrar el verdadero yo.
Exponer tus ideas o tus sueños en público es arriesgarse a perderlos.
Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
Vivir es arriesgarse a morir.
Tener esperanza es arriesgarse a desilusionarse.
Intentar algo es arriesgarse a fracasar.
Pero debemos asumir riesgos,
porque el mayor peligro de la vida es no arriesgar nada.
La persona que no arriesga, no hace nada, no tiene nada, no es nada.
Puede evitar el sufrimiento y la tristeza,
pero no aprende, no siente, no cambia, no crece, no vive.
Encadenado a su miedo,
es un esclavo que ha perdido toda libertad.
Solo una persona que arriesga es libre.
El pesimista se queja del viento.
El optimista espera que cambie.
Y el realista ajusta las velas.

William Arthur Ward


(Gracias a muchacho lindo)

viernes, 26 de octubre de 2012

El valor de enamorarse




Hoy quiero compartir una canción que acabo de descubrir y que me ha recordado que, en verdad, el único peligro posible es…. llegar a no sentir nada. El perfume de las flores, el olor de la ciudad, el sonido de las motos, el sabor de una pizza, el latido de un corazón dentro del pecho, la pasión que hace crecer un proyecto…

Me gusta la idea de que el mundo se mantiene unido solamente gracias a aquellos que aún tienen el valor de enamorarse... (porque.... parece ser que, hoy en día, hay que tener valor para enamorarse...).



Pues eso...
¡¡GRACIAS A AQUELLOS 
QUE AÚN TIENEN EL VALOR DE ENAMORARSE!!




Yo sé que no estoy solo
Ni siquiera cuando estoy solo
Yo sé que no estoy solo
Yo sé que no estoy solo
Ni siquiera cuando estoy solo

Bajo un cielo de estrellas y satélites
Entre los culpables, las victimas y los supervivientes
un perro le ladra a la luna
un hombre observa su mano
se parece a la de su padre
cuando de niño
lo tomaba como si nada y lo alzaba (hacia arriba)
era bello el panorama visto desde lo alto
se lanzaba -a hacer- las cosas sin pensar
su mano era pequeñita pero agarraba el mundo entero
ahora la ciudad es una película extranjera sin subtítulos
las escaleras -para subir- son resbaladizas, resbaladizas, resbaladizas
el hielo sobre las cosas
la televisión dice que las calles son peligrosas
pero el único peligro que siento verdaderamente
es aquel de no poder sentir más nada
el perfume de las flores, el olor de la ciudad
el sonido de las motos, el sabor de la pizza
las lágrimas de una madre, las ideas de un estudiante
los posibles cruces en una plaza
de estar con las antenas alzadas hacia el cielo

Yo sé que no estoy solo
Ni siquiera cuando estoy solo
Yo sé que no estoy solo
y rio y lloro y me fundo con el cielo y con el fango
yo sé que no estoy solo
ni siquiera cuando estoy solo
yo sé que no estoy solo
y rio y lloro y me fundo con el cielo y con el fango

la ciudad es una película extranjera sin subtítulos
una olla que cocina trozos de diálogos
cómo estas, cuánto cuesta, qué hora es
qué sucede, qué se dice, quién se cree
y entonces nos vemos
uno se siente solo en el papel de víctima
y te vuelves un apestado cuando te equivocas
un cartel -publicitario- de seis metros dice “Todo gira a tu alrededor”
pero mirando a tu alrededor ves que no hay nada
un mundo viejo que se mantiene unido solo gracias a aquellos que
aún tienen el valor de enamorarse
y una música que bombea sangre en las venas
dando ganas de despertarse y levantarse
dejar de lamentarse
porque el único peligro que sientes verdaderamente
es aquel de no poder sentir más nada
de no poder sentir más nada
el latido de un corazón dentro del pecho
la pasión que hace crecer un proyecto
el apetito, la sed, la evolución en acto
la energía que se genera en un contacto

Yo sé que no estoy solo
Ni siquiera cuando estoy solo
Yo sé que no estoy solo
y rio y lloro y me fundo con el cielo y con el lodo
Yo sé que no estoy solo
Ni siquiera cuando estoy solo
Yo sé que no estoy solo
y rio y lloro y me fundo con el cielo y con el lodo
rio y lloro y me fundo con el cielo y con el lodo
rio y lloro y me fundo con el cielo y con el lodo


lunes, 22 de octubre de 2012

Sanidad y Educación


(Imagen de Pawla Kuczynskiego)


(Gracias a Jorge, Celine, Luis y Judit)


Hay algo que no entiendo. Bueno, en realidad hay muchas cosas que no entiendo pero hay algunas que me preocupan más que otras. Y una de esas cosas que me preocupa –y mucho- son los recortes que el gobierno está haciendo en sanidad, en cultura, en educación. Siempre he pensado que la base de un “país” fuerte es una buena sanidad, educación y cultura; unos ciudadanos libres y capaces de pensar y de elegir por sí mismos. Pero parece ser que eso no interesa. No lo entiendo. Llamadme “naïf” pero, de verdad, no lo entiendo. Sí, ya sé que los intereses de unos pocos pesan más que los de todos, ya sé que los mercados dominan la política, ya sé que no quieren que la gente piense sino sólo que consuma. Lo que no sé es cómo hemos llegado hasta aquí. Lo que no entiendo es en qué punto nos despistamos de las cosas que realmente importan.

Pero… lo que sí tengo claro es que, de una forma u otra, todos somos cómplices de lo que sucede (aunque sólo sea por todas las veces que miramos hacia otro lado). Y que podemos –debemos- parar y preguntarnos cuál es nuestra parte de responsabilidad en todo ello, de qué forma podemos ayudar a que las cosas cambien.

La buena noticia es que existen opciones. Sólo necesitamos conocerlas. E implicarnos…

En el ámbito de la Sanidad, el otro día leí en el facebook de Jorge que existe una plataforma llamada “YO SI sanidad universal”, a través de la cual una serie de usuarios y trabajadores del Sistema Nacional de Salud están organizando una campaña de desobediencia civil frente a la reciente reforma sanitaria que supone la exclusión de cientos de miles de personas del derecho a recibir atención sanitaria y el repago de medicamentos y de ciertas prestaciones sanitarias. Su objetivo es que se vuelva a garantizar el acceso a la sanidad a toda la población sin excepciones. Para informarte y/o participar, haz click aquí.

En el ámbito de la Educación, existen hoy en día alternativas muy interesantes, cuyo objetivo no es que el niño consiga un currículum importante sino que pueda desarrollar sus capacidades individuales, respetándose a sí mismo y a sus compañeros y aprendiendo a su ritmo, sin más expectativa que su propia felicidad. Una de ellas es el método Montessori, que podéis conocer a través del magnífico blog de Celine y Luis: Montessori hoy. Otra alternativa destacada es el método Waldorf, diseñado por el filósofo Rudolf Steiner (más información aquí).
Sobre este tema, Judit me envió hace unos días una película que me ha impactado. Se titula “La Educación Prohibida” y, además de ser sumamente interesante y esperanzadora, nos recuerda que el amor es lo único que necesita el ser humano.

A raíz de ello, me surgió una pregunta: ¿cuántos profesores aman a sus alumnos?, ¿cuántos médicos a sus pacientes?, ¿cuántos políticos a los ciudadanos que les han elegido? Podría seguir con mis preguntas pero creo que vuelvo a estar apuntando hacia fuera y, quizás, la única pregunta realmente útil es: ¿cuánto me implico en lo que sucede?, ¿cuánto amor doy yo a los que me rodean?

“El secreto es la mirada de cada ser humano sobre los otros” dicen en esta película. No dejéis de verla.

lunes, 15 de octubre de 2012

La piedra


(Imagen de Romain Guy)

El distraído tropezó con ella.
El violento la utilizó como proyectil.
El emprendedor construyó con ella.
El campesino cansado la utilizó como asiento.
Para los niños fue un juguete.
Drummond la poetizó.
David la utilizó para matar a Goliat.
Y Miguel Ángel le sacó la más bella escultura.
En todos los casos, la diferencia NO estuvo en la piedra
sino en el hombre.
No existe “piedra” en tu camino
que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.

(Autor desconocido)

Y… ¿qué harás tú con las piedras que encuentres en el camino?