lunes, 25 de junio de 2012

¿Tener razón o ser feliz?


Marcello Dudovich: "Pareja conduciendo"

Hace unos días, Viky  me envió (mil gracias) una interesante historia que me dio mucho que pensar:

"Son las 8 p. m. en una concurrida avenida. Una pareja va retrasada para cenar con unos amigos. La dirección es en un rumbo que no suelen frecuentar por lo que ella consulta el mapa antes de salir.
Él conduce. Ella le orienta y le indica que gire en la siguiente calle a la izquierda. Él argumenta muy seguro que es hacia la derecha. Así, están a punto de iniciar una discusión hasta que, casi al instante, ella calla y él decide girar a la derecha. En pocos minutos él se da cuenta de que estaba equivocado. Aunque le cuesta, admite que tomó el camino equivocado, al tiempo que inicia el retorno. Ella, en silencio, le sonríe con camaradería. Una vez que llegan a la cita se disculpan por el retraso y la noche transcurre grata y amena.
Cuando emprenden el camino de regreso, él comenta:
- Tú estabas segura de que tomaba el camino equivocado, ¿por qué no insististe para que me fuera por el correcto?
Ella responde:
- Porque íbamos retrasados y el tráfico estaba congestionado, los ánimos estaban calentándose, estábamos a punto de empezar una agria discusión. Si insistía más, habría estropeado la noche, y entre “tener razón” y “ser feliz”, prefiero ser feliz."

Y tú, ¿qué prefieres?

sábado, 23 de junio de 2012

Emparéjate porque eres feliz


Camille Claudel: "La valse"

Hoy quiero compartir la interesante entrevista de Victor Amela a Bernardo Stamateas, psicoterapeuta familiar, teólogo y sexólogo, en La Contra de La Vanguardia.

Stamateas perora con entusiasmo, seguridad y convicción: brillante orador, enfervoriza grandes auditorios hablando de emociones. Su libro Gente tóxica se convirtió en superventas mundial, y ahora llega Emociones tóxicas / Emocions tòxiques (Ediciones B), con pistas para desactivar angustias, ansiedades, insatisfacciones, enfados, envidias, miedos, vergüenzas, depresiones, frustraciones, culpas, celos... y otras emociones ponzoñosas. Abro al azar: "Cuanto más pienses en algo, más será parte de tu realidad: así, en vez de pensar 'dejaré de pensar en esta idea negativa', ¡sustitúyela por otra positiva!". No es mal resumen, y estimula: no puedes dominar tu entorno, pero sí tu mente y tu conducta.

Tengo 47 años. Nací y vivo en Buenos Aires. Soy psicólogo. Estoy casado y tengo dos hijas, de 15 y 20 años. No tengo ideología política. Creo en la divinidad de Jesucristo. Juego al ajedrez, toco el clarinete y leo. Te contratan por tus capacidades. . . , ¡y te despiden por tu carácter!

Qué es una emoción?
Lo que sientes en cada momento y situación.

¿Y una emoción tóxica?
No la dominas: te domina.

¿Puedo dominarlas?
Puedes elegir cómo sentirte en cada momento: ¡es sabiduría emocional!

¿Usted jamás grita o rompe cosas?
No.

¿No se enfada nunca?
Sí, ¡pero el enojo es terapéutico! Lo patológico es la conducta violenta. Yo dejo que el enojo llegue... y se largue, sin alterarme.

¿Cómo lo consigue?
Podría explotar, implotar... o hablar: "Esto me ha enojado", verbalizo, y lo comparto.

¿Y ya está?
¡Nos curamos hablando! Nos enfermamos aislados y nos curamos en compañía.

A veces quiero estar solo...
Que te escuchen te cura, pero que te escuchen bien, con los ojos: "¡Mírame!", le pides a alguien que quieres que te escuche.

Es cierto...
En el yo-tú dejamos de ser invisibles. Y lo importante aquí es el guioncito: ¡es lo que nos da existencia!

Deme un ejemplo de emoción tóxica.
Sentir miedo ante un león y salir corriendo es sano. Lo mismo ante un mosquito... es desproporcionado: ¡es un miedo... tóxico!

¿Qué aconseja?
Controlar los pensamientos. Si piensas "¡Tengo que gustar a todo el mundo!", acabarás ansioso y angustiado. Un pensamiento puede provocar mil muertos...

¿En qué está pensando?
"Este barco no lo hunde ni Dios", se pensó del Titanic. Y pusieron pocos botes salvavidas. ¡Las ideas tienen poder, pueden matan! Incluso el amor se tiñe de las ideas...

¿Existe el amor para toda la vida?
¿Qué idea acoges? Lo que hay en el mapa (mente) lo verás en el territorio (afuera).

La crisis: ¿empieza en el mapa?
Una sacudida nos conviene. A ver: tú mismo tienes que agendarte tu felicidad.

Enséñeme a agendar, si le place.
Resérvate tres momentos cada día para alguna felicidad: caminar, tomar algo con un amigo, contar unos chistes... ¡Como prioridad! Y si luego te queda tiempo..., trabaja.

Y si ese trabajo me da gusto, ¡ideal!
Indicio: si mientras trabajas sientes desvanecerse espacio y tiempo, ¡buena señal!

¿Algún consejo para conseguir trabajo y conservarlo?
Tener esto presente: te contratan por tus capacidades y te despiden por tu carácter.

¿Qué quiere decir?
¡Que el trato con los demás es determinante! Si tienes bien armonizadas tus emociones, eso se nota... y todos querrán tenerte cerca. ¡Fuera emociones tóxicas, pues!

¿La envidia, por ejemplo?
Si quiero lo que tienes tú (y quiero que tú lo pierdas), soy un envidioso.

¿Es muy grave? Todos hemos sentido envidia alguna vez...
Denota una mentalidad de escasez: crees que no hay para todos de eso que envidias.

¿Y cómo se derrota a la envidia?
Piensa que hay abundancia de todo, que hay de todo para todos... Y ya está. Más aún: piensa que si el otro tiene algo, es señal de que tú también lo vas a tener. ¡Piensa así!

Interesante.
¡Alégrate del bien del otro! A veces Dios regala bendiciones a los demás... para estudiar tu reacción: ¡si te alegras por el bien ajeno, lo atraes! Si te disgustas..., lo alejas.

Si te va bien, eso me beneficia.
Sí, pues nadie nos roba ninguna bendición. Y nadie llega a ningún sitio a solas: ¡Messi es buen jugador por el equipo en que juega!

Hábleme de otra emoción tóxica.
Los celos: miedo a que otro me robe lo que tengo... porque es alguien mejor que yo. Denota baja autoestima, claro. Otra cosa es la celotipia: ¡tengo la certeza de que mi pareja me engaña! Por eso la mato y me suicido.

¿Cómo limpiar emociones tan tóxicas?
Revalorizando tu capital interno.

¿Cómo se hace eso?
Todos mantenemos un diálogo interno con una hinchada: o bien lo hacemos como equipo local (y nos animan) o como visitante (y nos insultan). ¡Elige tú: sé el equipo local!

De acuerdo, símil comprendido.
Todas las batallas se ganan por anticipado... dentro del corazón. Lo determinante no es lo que otros te dicen desde fuera, sino lo que tú te dices desde dentro.

¿Seguro?
Fíjate: si te dicen que eres mal periodista, sólo te dolerá si tú crees lo mismo; pero si sabes que eres bueno, ¡no te afectará!

Hay quien siente que los demás están siempre faltándole al respeto.
Lo que tienes dentro lo escuchas fuera.

¿Cómo puedo vencer la ansiedad?
Piensa en lo peor que podría pasarte: ¿perder el trabajo?, ¿no tener para comer?, ¿morirte? Y búscale tres soluciones... ¡y respira!

¿Cuál es su agenda del bienestar?
Camino una hora cada día. Hablo. Hago lo que me gusta. Y planifico sueños, ilusiones.

¿Y cómo encaja aquí la pareja?
Tu felicidad no viene nunca del otro. Si pretendes hacer feliz al otro..., seréis infelices. Si pretendes que otro te haga feliz..., seréis infelices. ¡Nadie puede hacer feliz a nadie!

Qué panorama, ¿no?
Un panorama despejadísimo: tu felicidad o infelicidad es decisión tuya y sólo tuya. No te emparejes para ser feliz: emparéjate porque eres feliz. Y ama: mima al otro.

miércoles, 20 de junio de 2012

lunes, 18 de junio de 2012

Despertar


(Henry Ossawa Tanner: "La Anunciación")

Gracias a Lluisa por la imagen y a Marta por el texto


Despertar - (Anónimo)

Para despertar busca toda la ayuda que puedas, lee los libros que encuentres, asiste a los encuentros que te inviten, medita, respira y espera. Todo ayudará, pero finalmente sólo tú harás la alquimia, pues nada puede precipitarla, sólo tu intención de que suceda. Y aún si no hicieras nada de nada, espera tranquilo, igual ocurrirá...
Si ya has despertado y ves como duermen los otros a tu alrededor, entonces camina de puntillas, respeta su sueño y descubre la perfección de sus propios tiempos, así como fueron perfectos los tuyos. Cuando ellos abran sus ojos, el fulgor de tu brillo los ayudará a despertar sin necesidad de que hagas nada. Si aún duermes, relájate y disfruta tu sueño, estas siendo arrullado y cuidado.


Despertar no es un acto de magia, aunque llenará de magia tu vida.
Despertar no tiene nada que ver con tu mundo externo, aunque todo lo que te rodea parecerá tener un nuevo brillo.
Despertar no cambiará tu vida, si bien sentirás que todo ha cambiado.
Despertar no borrará tu pasado pero, al mirar atrás, lo percibirás como la historia de alguien muy querido que aprendió muchas cosas, pero sentirás que ese alguien ya no eres tú.
Despertar no despertará a tus seres queridos, pero ellos se verán mas divinos ante tus ojos.

Despertar no sanará todas tus heridas, pero ellas dejarán de gobernarte.

Despertar no solucionará tu situación financiera, pero te sentirás millonario.

Despertar no te hará más popular, pero ya no volverás a sentirte solo.

Despertar no te embellecerá ante los ojos de los demás, pero te hará perfecto ante tu propia mirada.

Despertar no te dará mas poder, pero descubrirás el poder que tienes.

Despertar puede que no disuelva los barrotes de tus cárceles, pero te dará la libertad de ser tu mismo.

Despertar no cambiará el mundo, te cambiará a ti.

Despertar no te quitará responsabilidad, sino al contrario, te dará conciencia de las consecuencias de tus actos y elecciones.

Despertar no te hará tener siempre la razón, más bien ya no sentirás deseos de tenerla.

Despertar no traerá caudales de amor a tu vida, descubrirás que ese caudal habita en ti.

Despertar tiene poco que ver con lo que imaginas y tiene todo que ver con el amor.

Despertar es amarte a ti mismo, con tus limites y con tus experiencias, es amar al otro como parte de tu ser y es amar a la existencia... Sí, amar esta bella vida tan sorprendente y variada en todos sus matices.

Permítete disfrutar de la experiencia de ser el maravilloso Ser que ya eres. Tu vida es un acto sagrado pues es la creación del Dios que hay en ti, que eres tú.

lunes, 11 de junio de 2012

La enfermedad como camino




El otro día, mi hermano comentaba que, en Oriente, cuando una persona está deprimida no la envían a comprar un fármaco antidepresivo sino que examinan cómo está su energía y, en base a ello, estudian cuál puede ser el origen de su problema, para tratarlo desde la base. Me gusta este enfoque.

En la misma línea, mi amiga Laura me envió (mil gracias) un texto que quiero compartir por que me pareció muy interesante:

EL CUERPO GRITA LO QUE LA BOCA CALLA
El resfrío “chorrea” cuando el cuerpo no llora.

El dolor de garganta “tapona” cuando no es posible comunicar las aflicciones.

El estómago arde cuando las rabias no consiguen salir.

La diabetes invade cuando la soledad duele.

El cuerpo engorda cuando la insatisfacción aprieta.

El dolor de cabeza deprime cuando las dudas aumentan.

El corazón afloja cuando el sentido de la vida parece terminar.

La alergia aparece cuando el perfeccionismo está intolerable.

Las uñas se quiebran cuando las defensas están amenazadas.

El pecho aprieta cuando el orgullo esclaviza.

La presión sube cuando el miedo aprisiona.

Las neurosis paralizan cuando el niño interior tiraniza.

La fiebre calienta cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.

Las rodillas duelen cuando tu orgullo no se doblega.

El cáncer mata cuando no perdonas y/o te cansas de “vivir”.

¿Y tus dolores callados? ¿Cómo hablan en tu cuerpo?
La enfermedad no es mala, te avisa de que te estás equivocando de camino.
(Nelson Torres, psiquiatra)

Creo que es muy buena noticia que nuestro cuerpo tenga formas de expresarse alternativas a la palabra, más conectadas con el inconsciente, más conectadas con el alma. Ahora sólo nos falta empezar a descifrarlas...

lunes, 4 de junio de 2012

Yukti


El laberinto de Chartres

Hace unos días terminé el excelente libro de Javier Melloni, “El Deseo esencial” y, desde entonces, llevo dando vueltas a un concepto que me parece fundamental: “yukti”. Explica, Melloni, que, en el hinduismo, “yukti contiene y expresa la irrepetibilidad de cada ser, la genuinidad de cada uno que nos es dada como semilla y que tiene que germinar en la tierra que también es cada uno”. La cita pertenece a un capítulo que analiza el tema de la vocación personal y que incide en la importancia de descubrir, reconocer y seguir la propia inclinación. “Cada ser humano está llamado a configurar de un modo único los elementos de su existencia, en función de su llamada interna y de sus circunstancias externas”, comenta Melloni, pues “todas las cosas están constituidas por un impulso interno a ser ellas mismas”. Un impulso que Spinoza describió como una potencia interior que es la esencia misma de las cosas.

Esta idea me pareció muy interesante y despertó mi imaginación. Comprendí que la esencia de -por ejemplo- una flor, es ser una flor. Si la flor quisiera ser piedra, se encontraría con todo tipo de problemas puesto que estaría yendo contra su propia naturaleza y, por mucho que insistiera en ello, nunca conseguiría llegar a serlo. Es la maravillosa historia del patito feo que intenta encajar en un mundo que no es el suyo, adaptarse a una naturaleza que no es la propia y eso sólo le conduce al sufrimiento. No será hasta que descubra su verdadera esencia que el patito -ahora ya un cisne- podrá ser feliz.

Pero, volviendo al ser humano y a la necesidad de encontrar o descubrir la propia esencia, Melloni señala la importancia de escuchar o de sentir tanto a nivel biológico como físico y espiritual. Hoy en día, a nadie le sorprende ya la idea de que “algunas enfermedades provienen del hecho de estar desajustados a la llamada que desea expresarse en nosotros”. Así pues, es preciso prestar atención y tratar de escuchar a esa voz interna que sabe quién es, cómo caminar y hacia dónde dirigirse.