(Imagen
de Jungshik Lee)
Hoy quiero compartir una historia que leí el otro día en
Facebook y me gustó. No sé si es real pero, como decía mi abuela, “se non è vero, è ben trovato”… Ahí va:
“Un día, Thomas Alva Edison llegó a casa y le dio a su madre
una nota, diciéndole: "Mi maestro me dio esta nota y me dijo que se la
diera sólo a mi madre." Los ojos de la madre se llenaron de lágrimas, mientras
leía en voz alta la carta del maestro: "Su hijo es un genio, esta escuela
es muy pequeña para él y no tenemos buenos maestros para enseñarle, por favor
enséñele usted".
Muchos años después la madre de Edison falleció y él se
convirtió en uno de los más grandes inventores del siglo. Un día, estaba rebuscando
entre los recuerdos de la familia cuando, repentinamente, vio un papel doblado
en el marco de un dibujo, en el escritorio. Lo cogió y lo abrió. En el papel estaba
escrito: "Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos permitirle que
venga más a la escuela."
Edison lloró durante horas, y después escribió en su diario:
"Thomas Alva Edison fue un niño mentalmente enfermo, pero gracias una
madre heroica se convirtió en el genio de un siglo."
Como decía, no sé si la historia es real pero sí sé que las
palabras son poderosas e importantes. Las palabras crean realidades y cambian
mundos. Seamos, pues, cuidadosos con las palabras. Con las que decimos a los
otros y con las que nos decimos a nosotros mismos.
El poder de las palabras.
ResponderEliminarNo nos damos cuenta de lo poderosas que son.... Un abrazo, Ana.
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