“Cuando un hombre es una tetera vacía,
debería estar animado.
Y sin embargo, estoy destrozado
Porque intuyo que podría ser bueno y humano,
Si solamente tuviera un corazón.”
(Palabras
del Hombre de Hojalata, en El Mago de Oz)
Una de las cosas que más me fascina del Arte es la capacidad
que tiene de despertar emociones, de provocar reflexiones, de tocar - sutil o
bruscamente - algo en nuestro interior que, con un poco de suerte, nos remueve,
nos estimula, nos transforma. Y justamente esto me pasó hace unos días, cuando
alguien compartió las imágenes que acompañan este texto.
Se trata de una escultura titulada “Amor”, del artista
ucraniano Alexander Milov, que se presentó en Burning Man, un evento artístico
que reúne anualmente a miles de personas de todo el mundo en el desierto de
Black Rock en Nevada (Estados Unidos).
“Amor” habla de dos niños -¿dos almas?, ¿dos corazones?- que
desean tocarse pero se encuentran atrapados en dos adultos que, con gestos de
inmensa tristeza y desconsuelo, se dan la espalda, sin saber cómo acercarse el
uno al otro. El conflicto entre el hombre y la mujer está representado por esas
jaulas metálicas que son los cuerpos adultos. Sin embargo, Milov muestra en su
obra que, en el interior de los protagonistas, aún viven la inocencia y la
esperanza. La magia de esta obra es que, a medida que avanza la noche, los
cuerpos de los dos niños empiezan a iluminarse mientras van tomando contacto.
En palabras de el artista: “Amor muestra un conflicto entre un hombre y una mujer, así como la
expresión interna y externa de la naturaleza humana. Sus seres interiores
tienen forma de niños transparentes, que se cogen de las manos a través del
enrejado. Cuando se oscurece, los niños empiezan a brillar. Este brillo simboliza
la pureza y la sinceridad que une a la gente y da la oportunidad de arreglar
las cosas cuando llegan los tiempos oscuros.”
La escultura me ha hecho pensar en el Hombre de Hojalata del Mago de Oz, que había dejado perder su
corazón y se había vuelto rígido, oxidado, sin capacidad para vibrar, sentir,
emocionarse o amar. El Hombre de Hojalata que llevaba un año estático hasta que
Dorothy y el Espantapájaros lo encontraron y le ayudaron a conseguir un
corazón.
Creo que tanto si los tiempos son oscuros como si no lo son,
vale la pena que amemos, vale la pena que dejemos brillar a nuestr@ niñ@ interior. Porque, afortunadamente, nosotr@s, sí tenemos un corazón.
¡Gracias por recordarnos tanto esa escultura como la escena de la película El Mago de OZ! Compartimos en nuestra comunidad risueña www.facebook.com/Riyendoporelmundo a la que estáis todos invitados a uniros. ¡Feliz semana con mucho corazón!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, Yolanda. Un abrazo y feliz semana.
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