(Leonora Carrington: "Syssigy")
“Cuando un hombre
empieza a aprender, nunca sabe lo que va a encontrar. Su propósito es
indeterminado; su intención no es dirigida. Espera recompensas que nunca
llegarán, pues no sabe nada de las dificultades del aprendizaje.
Empieza a aprender
así, poquito a poquito al comienzo, luego más y más (…). Lo que se aprende no
es nunca lo que él había imaginado. Y así se comienza a tener miedo. El
aprendizaje no es nunca lo que uno espera. Su propósito está (…) en el otro
lado del campo de batalla. Y así él tropieza con el primero de sus enemigos:
¡con el miedo! (…) Si el hombre, aterrado en su presencia, echa a correr, su
enemigo pondrá fin a su búsqueda (…).
Si uno, aun lleno
de miedo, no se detiene, llega el momento en el que su primer enemigo se retira.
El hombre empieza a sentirse seguro de sí (…). Una vez que el hombre ha
conquistado el miedo, está libre de éste por el resto de su vida, porque a
cambio del miedo ha adquirido la claridad, una claridad de mente que borra el
miedo.
Para entonces, el
hombre conoce sus deseos y sabe cómo satisfacerlos. Puede prever nuevos pasos
en el aprendizaje, y una claridad nítida de mente lo ilumina todo. El hombre
siente que nada está oculto. Y así se ha tropezado con su segundo enemigo: ¡la
claridad!
Esa claridad de mente,
tan difícil de obtener, dispersa el miedo, pero también ciega. Fuerza al hombre
a no dudar nunca de sí. Si el hombre cede ante este poder ilusorio, entonces ha
sucumbido a su segundo enemigo y será torpe para aprender (…). Él podrá
convertirse en un guerrero impetuoso o en un payaso (…), pero ya no aprenderá
ni ansiará nada más.
(Si él vence este
enemigo), sabrá entonces que el poder, tanto tiempo perseguido, es suyo por
fin. Su deseo es la regla. Él ve claro todo alrededor. Pero también ha
tropezado con su tercer enemigo: ¡el poder! El hombre en esta etapa apenas
advierte que su tercer enemigo se cierne sobre él. Y de pronto, sin saber,
pierde la batalla. Su enemigo lo transforma en un hombre cruel, caprichoso.
El hombre, vencido
por el poder, muere sin saber realmente cómo manejarlo. El poder es sólo una
carga en su destino.
¡Tiene que
vencerlo seguramente! Tiene que darse cuenta de que el poder, supuestamente
conquistado por él, no es nunca suyo en realidad. Si puede ver que, sin control
sobre sí mismo, la claridad y el poder son peores que los errores, llegará a un
punto en el que sabrá cómo y cuándo usar su poder. Y así vencerá a su tercer
enemigo.
¡(El
cuarto enemigo es) la vejez! Este enemigo es el más cruel de todos, el único al
que el hombre no puede vencer por completo, sino que solamente puede hacer
retroceder. Este es el tiempo en el que el hombre siente un deseo persistente
de descansar. Si cede ante su deseo de acostarse y olvidarse, si se arrulla en
la fatiga, perderá la última batalla y su enemigo lo reducirá a una débil
criatura vieja. Su deseo de retirarse vencerá toda su claridad, su poder y su
conocimiento. Pero si el hombre se sacude el cansancio y vive su destino hasta
el fin, puede entonces ser llamado el hombre de conocimiento, aunque sea tan
sólo por eso momentito en que logra ahuyentar a su enemigo invencible. Ese
momento de claridad, de poder y de conocimiento es suficiente.”
(Carlos Castaneda: “Las enseñanzas de Don Juan”)
Es muy bueno.
ResponderEliminarCastañeda siempre clarividente. Escrito desde el espacio de la vejez.
Con tu permiso lo compartiré.
Todo tuyo, emejota. Me alegra tu visita y tu comentario. Un abrazo muy grande.
EliminarQue cosas mas emocionantes y buenas que publicas ,el mundo necesita más gente cómo tu!
ResponderEliminarGracias, Sandrita!!!! Me alegra que te haya gustado el texto. Castaneda es uno de mis grandes referentes. Un abrazo enorme.
EliminarQué texto más bello. Nos hace pensar y percibir que el mayor enemigo del hombre es el propio hombre. Tenemos tanto miedo de cometer errores que no nos permitimos el nuevo y así dejamos de vivir experiencias inolvidables.
ResponderEliminarSi….. el camino del conocimiento está lleno de trampas que, curiosamente, nos ponemos nosotros mismos. Ese ego…. Un beso grande, Dayse. Nos vemos el miércoles! ;-)
EliminarSi lo has definido muy bien.... El camino del conocimiento, la vida en si, esta lleno de trampas...Nos autoengañamos y nos ponemos trampas a nosotros mismos constantemente. Además, tienes que estar siempre alerta contigo mismo y escucharte..., poner atención en lo que sientes, piensas y en como actúas..., porque a veces crees "haber vencido a un enemigo" pero vuelve, disfrazado, camuflado... pero es el mismo!!!!!, aunque nuestra mente lo disfraza....
ResponderEliminarInteresante entrada, para pensarlo bien y darle un par de vueltas....
Totalmente de acuerdo, anónimo. Finalmente, somos nosotros mismos los que nos ponemos trampas, nos autoliamos y nos autoengañamos. Vale la pena leer a Castaneda, tiene algunas claves muy interesantes para, como tú dices, pensarlo bien. Un abrazo.
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