(Imagen de Wendy)
La frase que encabeza esta entrada es una obviedad. Lo sé. Y,
sin embargo, no lo es. Voy a intentar explicar por qué lo digo…
El otro día volvía a casa en moto –me encanta ir en moto por
Barcelona- y tuve que parar en un semáforo. Normalmente, cuando esto sucede
estoy casi dando gas y preparándome para salir lanzada en cuanto la luz se
ponga verde, voy pensando en mis cosas y deseando llegar lo más rápido posible allá
donde voy. Pero esta vez no. Esta vez, por el contrario, me pareció escuchar
una voz interior que decía: “Elena, un semáforo en rojo es para pararse”. Y me
quedé pensativa. “Un semáforo en rojo es para pararse”. Para parar la retahíla
de pensamientos que me invaden. Para mirar alrededor. Para observar. Para
respirar. Para disfrutar de estar parada. La luz roja del semáforo dura un
instante –nunca he sabido cuánto- pero es un instante que jamás había pensado
que podía aprovechar para disfrutar.
Después, al llegar a casa, recordé que hacía un tiempo había
leído algo sobre los semáforos en rojo, en un libro de Thich Nhat Hanh*. Y lo
busqué. Y lo encontré. Proponía, este monje budista, realizar una meditación al
volante. Recordar que, cuando te subes en el coche –o en la moto, en este caso-
la máquina y tú sois uno. “Al usar un instrumento o una máquina cambiamos. Un
violinista con su violín se convierte en algo muy hermoso; un hombre con una
pistola en algo peligroso. Cuando utilizamos el coche somos nosotros con el coche.” Plantea Thich Nhat Hanh
que solemos tomarnos el semáforo en rojo como un enemigo que nos impide llegar
a nuestro destino y propone, en cambio, “considerar que el semáforo en rojo es
como una campana de conciencia que nos recuerda que debemos regresar al
presente. La próxima vez que os encontréis con un semáforo en rojo, sonreídle,
por favor, y volved a vuestra respiración. Inspirando tranquilizo mi cuerpo.
Espirando sonrío. Es fácil transformar un sentimiento de irritación en un
sentimiento placentero. Aunque sea el mismo semáforo en rojo, será distinto. Se
habrá convertido en un amigo que os ayudará a recordar que solo podéis vivir
vuestras vidas en el presente.”
No sé si la voz interior que escuché era un eco de las
palabras de Thich Nhat Hanh que había leído hace tiempo, pero sí sé que, desde
ese momento, cada vez que me encuentro frente a un semáforo en rojo, sonrío,
inspiro, espiro y doy las gracias por el aquí, por el ahora. Un semáforo en rojo se ha convertido, pues, en una buena noticia...
(* El libro de Thich Nhat Hanh se titula “Hacia la paz
interior” y está editado por Random House Mondadori, en su colección DEBOLS!LLO).
Me ha encantado!!!
ResponderEliminarAqui y ahora ;)
Soy Carme
¡¡¡¡¡Mil gracias, Carme!!!!! Un abrazo inmenso. Aquí y ahora. ;-)
EliminarPrecioso, Helen!!! Me ha encantadooooo!!!!!
ResponderEliminar¡¡¡¡Muchas gracias, Martita!!!! Un beso enoooorme.
EliminarUna gran verdad. Disponemos de cantidad de instantes diarios para centrarnos, respirar hondo, sonreír a la vida y a quienes tengamos a nuestro alrededor, y disfrutar del presente, eterno. Un semáforo en rojo, una espera en la cola del supermercado, un turno en la oficina de empleo, un retraso de un amigo en una cita... Tantos regalos de la vida para regenerarnos, vaciar la mente y volver a ser felices. Desaprovecharlos con prisas y poniéndonos nerviosos es como decirle al Universo "no quiero momentos de paz!". Gracias, Elena, por recordárnoslo.
ResponderEliminarGracias a ti, Yolanda. Me alegra que te haya sido útil la entrada. ;-)
EliminarUn abrazo.
Muy bueno lo que haz complementado. Aprovechar las pausas obligadas que nos
Eliminarsalen al paso diariamente
Otra buena noticia, al menos para mí, estoy releyendo este libro ahora!! Gracias por el regalo de esta entrada, Elena.
ResponderEliminarQué bueno es el libro, ¿verdad? A mí me encanta Thich Nhat Hanh, siempre que leo algo suyo me da una gran paz. Muchas gracias a ti, Samotracia. Un abrazo.
EliminarGracias por esta sencilla e interesante reflexión del "aquí" y el "ahora". ¡¡¡Felicidades!!!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, Techu. Un abrazo.
EliminarMuy buena reflexion para acabar el dia. Aqui y ahora. Buena noche para tod@s y carpe diem.
ResponderEliminarIgualmente, Leonor. Muchas gracias por la visita y el comentario. Carpe diem! ;-)
EliminarEs un ejercicio para cuando lleguen detenciones más prolongadas, inesperadas y molestas.
ResponderEliminarLéase enfermedades, cortes de ruta, trámites interminables, falta de trabajo, mal tiempo me-
teorologico, pérdida de llaves o documentos,etc...Capacidad para digerir lo imprevisto.
Totalmente, anónimo.... Un abrazo.
Eliminaresto se lo voy a leer a quien yo me sé, para que conduzca más relajado y sin tantas prisas, que llegar llegaremos igual pero seguro más relajados.
ResponderEliminarGracias por, de vez en cuando, hacernos pensar.
Anónimo, con este comentario creo que ya sé quién eres, je je.
EliminarBesoooooos.
"A orillas del amor, del mar, de la mañana,
ResponderEliminaren la arena caliente, temblante de blancura,
cada uno es un fruto madurando su muerte."
Idea Vilariño
Aquí y ahora... en este camino...
Besos! Fairy Hellen
Wow, qué bonito. Mil gracias, Cristal.
EliminarUn beso enooooorme.