Todos lo sabemos ya. Nos lo han dicho miles de veces. Pero,
de alguna forma, siempre tratamos de buscar fuera el origen de nuestro
sufrimiento. Y, sin embargo…
El
origen de tu sufrimiento eres tú.
¿Qué
te dices a ti mismo?
¿Cómo
te lo dices?
Párate
un momento. Hazte estas dos preguntas.
Hablaba ayer con una amiga que está pasando un mal momento y, después de que me contara lo que le sucedía, después de que llorara, después de
que pusiera sobre la mesa todo su sufrimiento, le pedí que saliera de ese
círculo.
Creo que el sufrimiento es un círculo vicioso dentro del que vivimos
con relativa comodidad porque nos hemos acostumbrado a él (porque, en cierta
forma, “sacamos algo de él”: los otros te escuchan, te compadecen, te acompañan).
Ahora te pido: sal de ese círculo. Obsérvalo desde fuera.
Mi amiga repetía y volvía a repetir las mismas palabras: “es
que siempre me pasa lo mismo”, “es que los otros actúan así o asá”, “es que yo
sé que me voy a volver a encontrar en la misma situación”….
Pero, hablando, nos dimos cuenta de algo importante: eso no
es más que miedo. Y ese miedo comienza en un pensamiento. Y ese pensamiento proviene
de una creencia. Y esa creencia tiene su origen en una experiencia dolorosa.
Una experiencia dolorosa es una oportunidad de aprendizaje. A
menudo, no aprendemos a la primera y la vida tiene la “amabilidad” de
repetirla. De hecho, la repite una y otra vez hasta que aprendemos. Pero, a
veces, esa experiencia dolorosa repetida en lugar de convertirse en
aprendizaje, se convierte en una creencia limitante, que nos condiciona, nos
aprisiona y nos impide salir del círculo vicioso del sufrimiento. Podemos
elegir entonces quedarnos ahí, lamentándonos y sintiéndonos “pollito” o podemos
traspasar el miedo e intentar comprender la enseñanza que hay detrás de todo
ello. Ambas opciones son válidas, por supuesto. La única diferencia es que una
te estrangula y la otra te libera.
El mundo NECESITA personas que se traten con amor.
Urgentemente. Así pues, no te estrangules, no te machaques, no te quedes
atascado en creencias limitantes, en experiencias dolorosas. Hay tanto que
disfrutar, tanto que vivir, tantas cosas por las que ser feliz. No esperes a
mañana. Es hoy. Es ahora. Es ya…
Precioso! Gran verdad. Lo malo es que mucha de la gente que se encuentra dentro de ese círculo no es consciente de que gran parte de su sufrimiento proviene de su interior. "Qué mala suerte tengo!" es la explicación a sus problemas y por mucho que intentes razonar con ellas, no lo entienden. Creo que hace falta que comiencen a ver la realidad de otra manera pero es un "trabajo" que tienen que hacer por sí mismas.
ResponderEliminarSí, yo también creo que cada uno tiene que hacer su proceso y no se puede acelerar. También nos es mucho más fácil ver lo que tienen que aprender los otros que lo que podemos aprender nosotros.
EliminarMuchas gracias por el comentario, anónimo. Un abrazo.
Muy buena reflexión!! Feliz lunes!
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio. Buena semana!!!
EliminarY como hacer salir de allí al q sufre ...ojalá pudieramos hacer las palabras acción sería genial
ResponderEliminarEn mi opinión, no siempre se puede ayudar. A veces, sólo puedes acompañar (si te dejan). Pero pienso que el respeto por el proceso del otro debería ser siempre una prioridad. A veces tenemos tan claro lo que los otros tienen que hacer, que los atropellamos... Pero, si hay ocasión, es genial poder echar una mano, eso por supuesto. Un abrazo, Mart.
EliminarEs muy cierto, todo el relato, y claro que todo en la vida no te va a salir genial, tendras rachas de mala suerte y buena suerte. Sin meternos en detalles ni en personas, hay gente que no ve que siempre hace lo mismo, por lo tanto obtiene lo mismo, por lo tanto sal de ese circulo y cambia, hay que meter cambios en tu vida, podras tener mala suerte, pero ya no será porque tu no hayas cambiado.
ResponderEliminarIncluso, a veces, algo que puede parecer "mala suerte" en un primer momento, al final resulta ser una "buena suerte" ;-) Hay un cuento indio muy bonito sobre este tema.
EliminarBesos, Antonio!
Hola Elena.
ResponderEliminarSiempre, es un soplo de aire fresco visitar tu blog.
Muy linda reflexión. Creo que los traumas y los miedos, comienzan y persisten por la falta de amor. Y tienes razón en que es principalmente por falta de amor a uno mismo.
A amarse, amar y dejarse amar!
Saludos
Muchas gracias, Karina. Sí, realmente creo que en el amor a uno mismo está una importante clave...
EliminarOtro abrazo fuerte.