Mi amigo Juan me manda, para el PBN (mil gracias), un
fragmento de una carta de Nelson Mandela, desde la cárcel de Robben, dirigida a su mujer
Winnie, encarcelada en Kroonstad. En su mail, Juan dice: “A mi me gusta mucho por quien la
escribió: una persona que se pasó mas de una década en una celda de poco mas de
7m2, en la que fue encerrado por luchar en favor de los derechos humanos. Mandela, en vez de legitimar su odio por los que le encerraron, se liberó como ser y eso
le dio la fuerza y la sabiduría para hacer lo que hizo luego. Un maravilloso
ejemplo, muy necesitado estos días.” Estoy totalmente de acuerdo con Juan. Aquí
tenéis el precioso escrito de Mandela:
“La celda es un lugar
ideal para aprender a conocerse uno mismo, para escrutar de una manera realista
y regular el funcionamiento de tu propia mente y tus propios sentimientos.
Cuando juzgamos nuestro progreso como individuos, tendemos a concentrarnos en
factores externos tales como la posición social, la influencia y la
popularidad, la riqueza y el nivel educativo. Por supuesto, esto es importante
para medir el éxito de una persona en los asuntos materiales y es perfectamente
comprensible que mucha gente se esfuerce principalmente por conseguir estas
cosas. Pero los factores internos pueden ser aún más decisivos cuando se trata
de calcular nuestro desarrollo como seres humanos. La honestidad, la
sinceridad, la sencillez, la humildad, la generosidad pura, la ausencia de
vanidad, la disposición a servir a los demás – cualidades que están al alcance
de cualquier alma – constituyen la base de la vida espiritual de un individuo.
Es inconcebible que nos desarrollemos en cuestiones de esta naturaleza si no
hacemos una introspección seria, si no nos conocemos a nosotros mismos, con
nuestras debilidades y nuestros errores. Como mínimo, aunque sólo sea para eso,
la celda te da la oportunidad de observar diariamente tu conducta global, de
superar la parte mala y de desarrollar lo bueno que hay en ti. Meditar
regularmente, pongamos unos quince minutos al día antes de acostarse, puede ser
muy útil en este sentido. Al comienzo, puede resultar difícil incidir en los
aspectos negativos de tu vida, pero en el décimo intento podría reportarte una
enorme recompensa. No olvides nunca que un santo es un pecador que sigue
esforzándose.”
(Fragmento de una carta de Nelson Mandela, desde la cárcel de
Robben, a Winnie Mandela, encarcelada en Kroonstad. 1 de febrero de 1975)
gràcies Periódico de las buenas noticias!!!
ResponderEliminarJe je, gràcies a ti, Aurorins!!!! <3
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