Hace unos días, Víctor Amela entrevistó a Thakur S. Powdyel,
exministro de Educación del Reino de Bután. Tiempo atrás había subido una
entrada hablando de este país, porque me fascinó que hubieran creado un “Índice
de Felicidad Nacional Bruta”. Pero hoy quiero volver a hablar de ellos porque
me han encantado sus prioridades en algo tan importante como la Educación. Aquí
tenéis la interesante entrevista:
Tengo 57 años. Soy de Bután. Soy profesor, pedagogo y
exministro de Educación. Estoy casado ¿ Política? Lo mejor de cada ciudadano y
para cada ciudadano. Nací hindú y soy budista. Presido el Royal Thimpu College.
Educamos para el bienestar.
¿Dónde está Bután?
Es un pequeño reino en la cordillera del Himalaya, entre
Nepal, Tíbet (China) e India.
¿Cuántos son ustedes?
Unas 800.000 personas, la mayoría agricultores y ganaderos,
como lo eran mis padres.
¿Y usted?
De niño pastoreaba vacas, mi aldea era mi universo. Me daba
miedo ir a la escuela. Pero mis padres insistieron. Eran analfabetos ¡pero muy
sabios!
¿Por qué?
Vivieron juntos y felices durante 75 años. Decidían con
sabiduría y siempre acertaban. Me eduqué en sus sólidos valores. Y estudié.
¿Qué aprendió?
Que la escuela es decisiva, primer vínculo de la persona con
el mundo, y que tener buenos profesores es determinante.
¿En qué sentido?
No tanto por lo que te enseñan, sino como modelos de cultura
y valores, porque te transmiten sus convicciones y filosofía, su sentido de la
vida y visión del mundo.
Y se hizo usted
profesor.
Sí. Para acompañar a los alumnos en la exploración de la
vida, no para convertirlos en piezas de una máquina productiva.
Eso temía Nietzsche,
una escuela fabricante de obreros en serie.
La escuela debe liberar al alumno, fomentar la creatividad de
cada uno, elevarle a ambiciones más elevadas que un sueldo.
¿Y eso es posible en
Bután?
Sí, desde que el rey tuvo una inspiración...
¿Qué inspiración?
Abdicó, convocó elecciones libres y creó el índice de
felicidad nacional bruta (FNB).
¿Felicidad nacional
bruta?
Un índice nuevo y distinto para valorar a los países.
Entendió que medirse por el producto interior bruto (PIB) es reduccionista: no
avala el bienestar de los ciudadanos.
Pero la riqueza sí
ayuda al bienestar...
¿Tu bienestar sólo depende de la riqueza material? Hay otros
factores inmateriales...
¿Qué factores?
La bondad, por ejemplo. Aprender a vivir feliz, por ejemplo.
Mis alumnos reflexionan sobre cómo sería la vida sin poesía, pintura, música,
belleza... De ahí la relevancia de la educación, que afirma la santidad de la vida.
Suena muy místico.
No, suena a vivir de un modo más armonioso contigo mismo, con
tu familia, con tu sociedad y con tu entorno.
Pero todos queremos
ser más ricos.
Un país puede ser muy rico pero su gente llevar una vida muy
torturada. Un país puede ser menos rico ¡pero su gente llevar una vida más
armónica!
¿Y el índice de FNB
mide eso?
Sí, la buena vida de los habitantes de un país.
¿Son felices todos en
Bután?
No: estamos en un proceso, tenemos ese proyecto aspiracional.
¡Y la educación es fundamental!
¿Qué hacen?
Desplegamos una red de escuelas verdes y enseñamos una
relación armónica con la naturaleza, porque explotar los recursos naturales
hasta destruir el entorno no conllevará bienestar a largo plazo, por mucha
riqueza material que genere a corto plazo.
Muy sensato.
Queremos educar para la felicidad de las generaciones
venideras, no sólo de la presente.
Por ejemplo.
Con los alumnos reflexionamos sobre enunciados como “¿ser
importante es mejor que ser bueno?”, “¿qué cualidades nos diferencian del resto
de los animales?”, “¿cómo reaccionar si en una compra te devuelven más cambio
del que te corresponde?”, “¿cuándo fue la última vez que ayudaste a alguien a
sentirse mejor?”...
¿Su rey estuvo
inspirado o le asesoraron filósofos?
Era un joven ardoroso pero sabio, se le ocurrió a él, a Jigme
Singye Wangchuck: vio que todos necesitamos un sueño, y los países también, una
estrella a la que mirar.
¿Qué hace hoy el rey?
Tras abdicar hace diez años, se fundó una monarquía
constitucional y hoy reina su hijo, Jigme Khesar Namgyal Wangchuck, que tiene
35 años.
¿Están notándose ya
los efectos de su aspiración?
Para empezar, el 60% de nuestro territorio son bosques que no
podemos destruir, eternamente protegidos, y preservamos nuestras tradiciones
sin renunciar a la tecnología y la modernidad.
¿No desfallecerán?
No, por mucho que sea más fácil conseguir un alto PIB que un
alto FNB, a corto plazo. Pero nos interesan más la equidad, la justicia, la
bondad, la inteligencia, la salud de la tierra... que la renta. ¡Esto es más
difícil, pero más deseable! Pensamos a cinco generaciones vista.
Dígaselo a los
políticos de aquí.
El índice FNB es una tabla que pondera indicadores materiales
e inmateriales, objetivos y subjetivos, en el que aunamos economía, conocimiento
y conciencia, porque ya sabemos que lo que de verdad cuenta no es siempre lo
que puede contarse.
Que interesante y que sabio todo lo que dice ,es un ideal que ojalá pudiera extenderse en otros países , después de 8 horas seguidas trabajando por un sueldo mínimo a veces te preguntas q sentido tiene vivir así,muy alentador leer q hay gente pensando y haciendo distinto;)gracias por tu blog es genial
ResponderEliminarOhh, muchas gracias, Marta. Me hace ilusión que te guste el blog.
EliminarY estoy totalmente de acuerdo contigo, es urgente que, en Occidente, cambiemos el enfoque de nuestras vidas. Un abrazo y, de nuevo, mil gracias.
ME ENCANTA ESTA FILOSOFIA Y DEFINITAVEEMNETE EN LAS ESCUELAS DE LATINOAMERICA SE DEBE CAMBIAR EL ENFOQUE, PROQUE ESTAMOS FORMANDO GENTE PARA UN SISTEMA OBSOLETO Y QUE BUSCA ES LA INFELICIDAD DE LAS PERSONAS
EliminarME ENCANTA ESTA FILOSOFIA Y DEFINITAVEEMNETE EN LAS ESCUELAS DE LATINOAMERICA SE DEBE CAMBIAR EL ENFOQUE, PROQUE ESTAMOS FORMANDO GENTE PARA UN SISTEMA OBSOLETO Y QUE BUSCA ES LA INFELICIDAD DE LAS PERSONAS
EliminarCreo que también en España se debería cambiar el enfoque.... Saludos, Narvik.
EliminarOjala en un futuro cercano los países dejen el PIB y adopten el FNB. Abrazos.
ResponderEliminarOjalá!!!! Un abrazo, Leonor.
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