viernes, 29 de enero de 2010

Yo quiero a Pepe


Hace un tiempo escribí un post sobre una historia que me encantó. Se titulaba "¿Dónde está Pepe?" y me pareció super romántica. Un padre y un hijo habían encontrado en la calle una alianza que llevaba grabado un nombre (Pepe) y una fecha (la supuesta fecha de matrimonio de Pepe). Decidieron mover cielo y tierra para encontrar a la mujer de Pepe que, supuestamente, habría perdido el anillo y, para ello, contactaron con diferentes medios y abrieron un blog llamado "Quién quiere a Pepe".

Ahora, un año después y tras una búsqueda infructuosa, han decidido que ya no encontrarán a la dueña del anillo pero, para que no quede todo en una bonita anécdota, han pensado en una historia alternativa: la mujer de Pepe perdió su anillo y no recuerda dónde podría estar porque tiene Alzheimer. Así, el anillo adquiere ahora un nuevo reto: se destinará a recaudar fondos para la Fundación Alzheimer Catalunya. La campaña terminará el día 11 de febrero con una fiesta en la que se subastará el anillo (en el casinet d'Hostafranchs de 19.00 a 21.00 horas). Se puede ayudar de varias maneras: haciendo un donativo a una cuenta corriente, aportando joyas (relojes, pulseras, anillos...) que hayáis encontrado o que ya no utilicéis, o pasando la voz para que la campaña vaya creciendo. Toda la información, en su blog: http://quienquiereapepe.blogspot.com/

No puedo ni imaginar lo que debe ser que tus recuerdos se evaporen, que día a día una nube de olvido se vaya tragando tu vida, vaciándote de todo aquello que fuiste o que conociste; lo desorientada que se debe sentir una persona que, de pronto, ya ni siquiera recuerda que, tiempo atrás, en su dedo anular llevaba -feliz- un anillo con el nombre de Pepe.

He querido volver a hablar de esta historia porque me emociona ver que hay personas a las que no les asustan los grandes objetivos/retos, pero me emociona aún más ver que no se rinden si no consiguen alcanzar dichos objetivos, y que, en lugar de tirar la toalla, buscan soluciones alternativas, igual o más generosas. Además, porque me gusta reafirmarme en la certeza de que hay gente que sueña, que cree en sus sueños y que se atreve a luchar por ellos. Y, por último, porque me recuerda que el ser humano siempre -SIEMPRE- me acaba conmoviendo por su grandeza.

Gracias, muchísimas gracias,
a los buscadores de Pepe...

lunes, 25 de enero de 2010

Enamórate


En todo momento.
De todo. De todos.
Del sol. De la luna. De la risa y del llanto.
Del lunes. Del martes y del miércoles.
De las flores. De todas las flores.
De lo que está por venir y de lo que pasó.
De hoy. Enamórate de hoy.
De lo que tienes que hacer.
Y de lo que quieres hacer.
De tus sueños. Sí, sobre todo, de tus sueños.
Del que te dice lo que quieres oír
y de quien escuchas justo lo contrario.
De quien te quiere y de quien no lo hace.
De la mañana. De la tarde. De la noche.
De los abrazos. De los besos.
De esa sonrisa tan grande.

Es lunes: ENAMÓRATE

domingo, 17 de enero de 2010

Personas que cambian el mundo. Y una colcha mágica...


Buscando nuevas ideas para el blog, encontré una página que se llama “Personas que cambian el mundo”, escrita por una periodista de origen mexicano llamada Laura Müller. La web me ha encantado, sobre todo porque no habla de personajes famosos sino de gente cercana que pone un granito de arena, en la medida de sus posibilidades, para hacer del mundo un lugar más habitable, más justo, más solidario y más –mucho más- brillante. Así, habla de Manuel Terrazas Guerrero, activista por la paz a sus 86 años; de Ryan que, a la edad de seis, empezó a buscar la forma de conseguir dinero para construir un pozo en África; o de Jennifer que, con 28 años, ha creado Takingitglobal.org, una página de internet que mantiene viva una comunidad de más de 200 mil jóvenes activistas de 261 países.

Y es así. Sólo tienes que indagar un poco para descubrir que la mayoría de las personas que te rodean hacen -a veces, incluso, sin darse cuenta- muchas cosas (grandes y pequeñas cosas), que vuelven al mundo más luminoso. El ser humano siempre me fascina…

A mi alrededor, entre otros ejemplos (hay muchísimos más...), tengo a X que envía, cada viernes, un mail a sus amigos para recordarnos que “la vita é bella” y que, además, tiene una red social tan grande como su corazón y siempre que alguien busca algo, vende algo o compra algo, la pone en movimiento para intentar echar un cable.
También está G, que organiza, cada año, una gran fiesta, con subasta incluida, para recaudar dinero con fines benéficos. Y se deja la piel.
P, que va cada lunes a Cotolengo para ayudar a las monjas que atienden a personas con síndrome de down.
ML, que cuida a su marido enfermo y me cuenta qué todavía lo quiere tanto como cuando eran jóvenes y se besaban a escondidas en el umbral de su puerta.
Y, claro, G, que, con más de 90 años, casi no puede caminar, pero ha acogido en su casa a su hija y a su yerno. Y cada noche les prepara la cena.

Ellas están, día a día, cambiando mi mundo y el de todas (TODAS) las personas que las rodean. ¿No es una super buena noticia? Para mí, lo es. Y se lo agradezco de corazón.

***************

Y sobre la colcha… (1) + (2)
Hace días que debo, a las personas que me van enviando retales para la colcha, una entrada con fotos incluidas. Pero como ya he subido dos posts sobre el tema, y no quiero repetirme, añadiré aquí solamente unas líneas.

He recibido ya el retal número 53, lo que significa que, en unos seis meses, llevo la mitad de la colcha. Lo más destacado de estos meses es que estoy aprendiendo a fluir con la costura. Sin expectativas. Me he dado cuenta de que, como tantas otras cosas en la vida, el resultado final no depende sólo de mí. Así que yo hago mi parte lo mejor que puedo y espero, con toda la paciencia de la que soy capaz, poder -algún día- terminar la colcha.
También he aprendido (o me he reafirmado en la creencia de) que todo llega en el momento justo. Si el primer mes me hubieran llegado 100 retales, el agobio hubiera sido tal que aún estaría pensando por dónde empezar a coser. Y, en cambio -mira por dónde- tengo ya 50 retales cosidos (eso sí, los que me rodean aún están flipando).

Con cada retal que llega, mi corazón se expande y me siento absolutamente feliz. Así que, gracias –MIL GRACIAS- a todos los que estáis participando, por hacer posible que este pequeño proyecto siga adelante. Y por recordarme que yo sola puedo hacer muchas cosas pero acompañada soy invencible.

Elena
(Flying and Dreaming)

lunes, 11 de enero de 2010

Con sentido del humor


Siempre he pensado que el sentido del humor es un signo de inteligencia. Y ser capaz de hablar de cosas serias y profundas con sentido del humor es todo un reto. Los seres humanos hemos creado, dentro de una misma lengua, lenguajes específicos y alternativos que, a menudo, sólo son captados por un grupo selecto. Uno de los ejemplos más claros es el lenguaje médico, ¿quién entiende lo que dicen hasta que no lo traducen a un lenguaje normal?

Cuando éramos pequeños, alguien nos enseñó a hablar con la "p". Y los que conocíamos ese lenguaje, nos sentíamos privilegiados y especiales. Cuando no querías que te entendieran, hablabas con la "p". Pero, eso sí, cuando querías -o necesitabas- que te entendieran volvías a hablar normal. Una "snobada", claro. De niños, claro.

Muchas veces he comentado la necesidad que tiene el ser humano de sentirse diferente y especial. Y todos los trucos que crea para hacerlo. El lenguaje es uno de ellos.

Por eso, me parece doblemente valioso, un poeta que utiliza palabras comprensibles, un médico al que se le entiende sin traductor o un filósofo que habla de temas profundos con gran sentido del humor. Para que llegue a todos. Para no excluir sino incluir.

El otro día llegó a mi correo del blog un mail curioso. Me invitaban a ver un espectáculo llamado "Optimismo Global". Y fui. Claro. Y me encantó. Por varias cosas: primero, porque me di cuenta de la necesidad de hablar del optimismo con sentido del humor (te entiende -llegas a- muchísima más gente); segundo, porque me hizo reflexionar sobre algunos conceptos (¿por qué es más fácil ser pesimista que optimista?, ¿por qué sólo son noticia las malas noticias?...); y, tercero, porque salí de él mucho más optimista. ¿Se puede pedir más?

Así pues, os recomiendo que, si podéis, vayáis a ver el espectáculo que propone Eduard Biosca, todos los domingos por la tarde en el Teatreneu, seguro que os aportará algo nuevo y, si no, saldréis un poco más optimistas y cantando la genial canción de "La vida de Brian"...


¡¡Moltes gràcies, Eduard!!

martes, 5 de enero de 2010

¿Más? o ¿menos "válidos"?

Gracias a Natalia y Ricard por los vídeos,
y a Lucía por la información

Ya he comentado, en otras ocasiones, que hay palabras que no me gustan. Palabras que utilizamos a menudo y sin pensar realmente su significado profundo. Una de estas palabras es "minusválido". ¿Minus-válido? ¿Qué se supone que significa eso?

La semana pasada, Lucía me recomendaba el documental "Capacitados", del Programa Por Talento, en el que tres prestigiosos directivos se enfrentan durante un día a sus tareas profesionales habituales como si tuvieran una discapacidad. Vale la pena verlo. Y vale la pena pensarlo. ¿Cómo vivirías tú el hecho de no poder caminar, no poder escuchar, no poder ver? Yo reconozco que no tengo ni idea de cómo me enfrentaría a ello.

Sin embargo, en mi camino se han cruzado algunas personas que han significado verdaderos ejemplos de fuerza, coraje y corazón. Si alguna vez me encuentro en su situación, me gustaría parecerme a ellos porque sé que, para muchas cosas, son más válidos que yo. Mucho más válidos.

Conocí a S. en Katmandú. Era su viaje número tropecientos a India y Nepal. Iba en silla de ruedas pero viajaba sola. Siempre siempre llevaba una sonrisa en el rostro y me contaba que, en todas partes, encontraba gente dispuesta a ayudarla.
Con F. coincidí en clase de yoga. Tenía esclerosis múltiple pero eso no le impedía realizar su práctica. La movilidad limitada de su cuerpo contrastaba con la movilidad ilimitada de su alma.
S. es uno de mis alumnos de este año. Un accidente cuando era pequeño le dejó sin dedos. Es el primero en levantar la mano cuando pregunto algo en clase. Y nunca he visto a nadie con más ganas de aprender y de crecer.
Y también quiero hablar de P., que camina con muletas pero sabe que no existen límites para sus sueños.

Es curioso, todos ellos brillan...

Son personas que he tenido la suerte de conocer y que me han ayudado a comprender que lo importante no son las piernas, los ojos o la cara. Lo único verdaderamente importante es el corazón. La buena noticia es que todos somos válidos para algunas cosas e inválidos para otras. Pero nada importa mientras nuestra "invalidez" no resida en el corazón.