"Cuando tu Juez Interno te susurre palabras de exigencia, de
presión y de productividad, recuérdale que no eres perfecto, y que los
perfectos, ya no tienen nada que aprender.
Cuando tu Juez Interno busque que sientas culpa por
descansar, o por darte un gusto, recuérdale que merecés habilitar el disfrute.
Cuando tu Juez Interno se enoje porque no has cumplido un
objetivo, recuérdale que no es el objetivo el que importa, sino la experiencia,
y que la paciencia forma parte del aprendizaje.
Cuando tu Juez Interno te critique cuando te mirás al espejo,
recuérdale cuán agradecido estás por tu cuerpo, por el simple hecho de
acompañarte en esta encarnación y permitirte vivir, sentir y transitar este
camino.
Cuando tu Juez Interno te grite, te exija, te presione, te
descalifique, recuérdale que el poder lo tienes tú y que él jamás podrá
dominarte.
Cuando tu Juez Interno entienda que eres tú que estás en
comando, su voz cada vez será más débil."
(Julieta
Suarez Valente)
Muchas gracias Elena, tus entradas siempre son un camino hacia la reflexión.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te sean útiles, Elena! Te mando un fuerte abrazo.
EliminarPensando en que el juez trabaje horario reducido y disfrutar de lo que tenemos. Buen articulo Elena, que tu semana sea provechosa y llena de luz. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ainhoa, igualmente para ti. Un beso grande.
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