Entrevista a Yogesh Sharda, experto en recursos humanos y
desarrollo personal, por Ima Sanchís para La Contra de La Vanguardia.
Tengo 44 años. Nací en África, de padres indios, me crié en
Londres y Oxford, y vivo en Turquía. Doy seminarios sobre el estrés a
empresarios y políticos, y he asesorado a empresas de América, Asia y Europa.
Creo en los valores espirituales, son comunes a todas las religiones.
¿Usted ha padecido
estrés?
Sí, y hasta cierto
punto todavía lo padezco. Hay un tipo de estrés muy visible y otro de fondo,
sutil.
¿Cómo saber tu nivel?
Preguntándome cuán feliz me siento. ¿Puedo manejar bien la
alabanza y la crítica? Cuando fallo en algo: ¿cuán malhumorado me pongo?, ¿cuál
es mi nivel de autocontrol? ¿Cuánta felicidad puedo dar a los demás?
¿Y cómo gestionar el
estrés?
Hay un principio muy sencillo, pero que pocos practican, se
trata de tener siempre presente que no puedes controlar las circunstancias ni a
las personas. Lo único que puedes controlar es tu respuesta.
Entiendo.
Así que animo a las personas a que dejen de intentar
controlar a los demás y empiecen a controlarse a sí mismas. Pero para tener
autocontrol debes tener cierta fortaleza, que se alimenta con momentos de
silencio.
El mundo está patas
arriba, ¿es inmune a la injusticia, el hambre y el abuso?
A mi entender no tenemos un problema económico, político, ni
medioambiental... Tenemos un problema humano, somos la causa y la solución de
nuestros problemas.
¿En Oriente hay menos
estrés mental que en Occidente o se trata de un tópico?
La gente allí piensa
menos, lo que también tiene sus inconvenientes. En Occidente usamos mucho la
mente y fácilmente convertimos un pequeño contratiempo en un problema. Lo ideal
sería pensar lo suficiente
No siempre sabes
cuándo es suficiente.
Eso es lo que hay que revisar, la relación con uno mismo. No
puedes no pensar, pero sí mejorar la calidad de tus pensamientos.
A veces no sabes cómo
salir de un atolladero, no sabes pensar.
Háblalo, obtén algún feedback de alguien con experiencia, y
escribe lo que sientes para despejar tu mente. Yo lo uso mucho.
¿Usted es feliz?
La felicidad no es un
destino, está dentro de cada uno, así que se trata de no bloquearla. Yo solía
tener dudas sobre mí mismo, me comparaba, competía. Entonces trabajé la apreciación
de mí mismo, el autorrespeto, y gradualmente esos hábitos de pensamiento inútil
fueron disolviéndose.
¿Cuál es el secreto de
la felicidad?
Respetar tu propio
ser. Tener un sentido de propósito en tu vida, sentirte útil. Si dañas a los
demás, su reacción acabará alcanzándote; la paz es la base de la felicidad.
¿Cómo afrontar la
agresividad de otro?
Creo que nuestro estado de la mente atrae situaciones.
Mantener la mente en un estado positivo transmite una energía que influye en lo
que te rodea. Ante una tarea, llena tu mente de determinación y positividad,
porque si tus pensamientos son débiles, también lo será el resultado. Pero los
valores viajan despacio, es necesario ser paciente.
El amor es una de las
causas de estrés.
Porque el amor
emocional implica posesividad, control, exigencias, expectativas, celos, juegos
de poder, dependencia, apego. Emociones que al principio no son visibles, sólo
hay un gran “te quiero”, y tras él: “sólo si cumples mis deseos”.
... Y llega el
desencuentro.
El amor es indisociable de la paciencia, la aceptación, el
darse ánimos, elevar al otro. Pero para tener ese tipo de amor uno necesita ser
espiritualmente fuerte. Si tengo una buena relación conmigo mismo, puedo tener
una buena relación contigo.
¿Buena relación con
uno mismo?
Me acepto, me hablo positivamente, me puedo mantener a mí
mismo feliz. Es ese tipo de inteligencia emocional que todos deberíamos haber
aprendido.
¿Hasta qué punto
tienes que ser bueno y generoso con quien no te corresponde?
Creo que hay una distancia saludable entre dos personas. En
el norte de Europa la gente suele establecer una distancia excesiva con el
otro; en el Mediterráneo ocurre lo contrario, hay demasiada proximidad.
... O te pasas o no
llegas.
Lo ideal es estar cerca, apoyando, pero no enganchado; así,
si el otro se comporta de forma errónea, tú permaneces estable, y eso ayudará
al otro a estabilizarse. Si estás enganchado y el otro enloquece, tú también
enloquecerás y te será difícil ver el límite. Esa es la fórmula para la armonía
en las relaciones humanas: ser amoroso y desapegado.
¿Alguna idea para
conseguirlo?
Cada mañana, al levantarse, pase unos momentos en silencio
consigo misma, eso le ayudará a que surjan la paz y el amor, y a estar
emocionalmente estable. Debemos conquistar el autorrespeto, el autocontrol y la
habilidad de manejar las propias emociones, sólo entonces entramos en la
relación con los demás y disfrutamos de ella.
Uno puede mejorar,
pero cambiar...
El desarrollo personal o el viaje espiritual es un viaje de
retorno. No se trata de convertirte en algo diferente a lo que eres. La
naturaleza básica humana es alegría, paz, amor y respeto. Eso es lo que he
descubierto dando cursos por todo el mundo.
A veces es necesario
rebelarse.
El punto medio entre la pasividad y la agresividad es la
asertividad, es decir: el autorrespeto y el respeto a los demás.
¿Y si te faltan al
respeto?
El respeto no se exige, si quiero cambiar el comportamiento
de los demás hacia mí, he de mejorar mi autorrespeto. Y autorrespeto significa
que no importa lo que digan, no voy a perder la paciencia ni mi felicidad.
Toda la razón en un parámetro que siempre he tenido bien claro. Me refiero a "pensar menos" y sentir más...La "Loca de la casa", nuestra mente inconsciente...siempre se da vueltas de carnero en nuestro P.C. cerebro y nos da señales equívocas que más que ayudarnos, nos producen una nebulosa que si no nos damos cuenta, puede perdurar en el tiempo y hacernos mucho daño.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Elcira. Gracias por la visita y el comentario. Un abrazo.
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