(Imagen de Leszek Paradowski)
Hace unos días sucedió algo curioso: yo llegaba a casa a la
una de la madrugada cuando oí un ruido de agua goteando. Pensé que,
seguramente, alguien se había dejado un grifo abierto en el piso de arriba y
empecé a subir la escalera. De pronto, me di cuenta de que el agua corría ya
por los peldaños y aceleré mis pasos para cerrar el dichoso grifo. Pero no, no
había ningún grifo abierto. El calentador del agua se había roto y el piso de
arriba parecía las cataratas del Niagara. Voy a ahorraros todo el proceso de
búsqueda de cubos, achicamiento de agua, desesperación, más achicamiento,
vaciada de cubos… pero sí os diré que duró unas tres horas –y que yo estaba
sola-.
En esas tres largas horas me estuve preguntando cuál era la
lección que tenía que aprender de aquel jaleo. Y, bueno, finalmente, llegué a
una conclusión…
Una de las cosas que pensé fue en lo destructiva que puede
llegar a ser el agua. La inundación del otro día (que, por suerte, no fue tan
grave como podía haber sido si yo hubiera llegado más tarde) arrasó con un
mueble, varios armarios, dos alfombras, etc. Recordé que, en el mundo simbólico, el agua
está relacionada con la emoción. Y pensé que, lo mismo que el agua, la emoción
desbordada provoca desolación. Un poco de agua quita la sed, demasiada agua
inunda, invade, encharca.
Esto hizo que me acordara de la idea budista del Camino
Medio, la vía de la moderación, la huida de los extremos. Para recorrerlo es
necesario, entre otras cosas, la sabiduría. En este caso, para mí, la enseñanza
vino en forma de inundación. Bienvenida, pues…
El equilibrio aparente, la fina y delicada linea que separa lo necesario de lo excesivo... lo refrescante de lo agobiante.
ResponderEliminarSin duda todo es susceptible de hacernos reflexionar...
de aportarnos luz frente a la oscuridad.
Un abrazo de luz
Yo también lo pienso, Athenea, cada persona que se cruza en el camino, cada situación, cada cosa puede encerrar una enseñanza, si queremos buscarla. Gracias por tu abrazo de luz. Otro bien grande para ti.
EliminarLas cosas se estropean y se tienen que renovar. Nosotros las personas tambièn tenemos que renovarnos, porque si no lo hacemos de alguna forma tambièn nos estropeamos.Como dice el refràn"Renovarse o morir"
ResponderEliminarBuscar nuevos objetivos,y estar abiertos a lo nuevo,sin renegar de nuestros principios
Un abrazo
Sí, aprender, renovarse, seguir aprendiendo y seguir renovándose, esa es la idea ;-)
EliminarUn abrazo, Unknown.
Bueno a veces estas cosas pasan por no renovar el aparato correspondiente.
ResponderEliminarA mí una vez me explotó (literalmente) una cafetera que tenía puesta en el fuego y que no recordaba que la tenía guardada porque no funcionaba bien.El café salió disparado y se repartió por toda la cocina!
La única lección que saqué de aquello es que no volvería a guardar un aparato viejo.
Renovemos los aparatos y renovémonos nosotros también para no quedarnos hechos unos trastos!
Un abrazo
jajajajaa, bueno, la visión práctica también es necesaria, sin duda. Gracias, anónimo.
EliminarUn abrazo.
Me he cargado una preciosa plantita por regarla demasiado... A veces actuamos así con las personas que queremos, ¿verdad? Las atosigamos con un exceso de ...cariño.
ResponderEliminarSí, lo hacemos. Es bueno darse cuenta y aprender de ello para hacerlo mejor con la próxima planta o con la próxima relación ;-)
EliminarUn abrazo lleeeeeeno de cariño, Mari <3
Entre calma la sed y la inundación, así es el agua , así los sentimientos...
ResponderEliminarsaludos
Sí.... ;-) Gracias por la visita y el comentario, lluvia. Un abrazo.
Eliminar