(Imagen de Google)
Llevo unos pensando en el concepto de impermanencia, porque
justamente leí una frase de Thich Nhat Hanh que afirmaba que “la impermanencia
es una buena noticia”.
Y, sin embargo, resulta que nos pasamos el día luchando contra ella,
intentando evitarla y negarla. Nos asusta el cambio, queremos que las cosas
sigan como están, incluso cuando no nos gustan. Nos aferramos a lo conocido
aunque sea doloroso. Y olvidamos que en el intento de aferrar, de retener, de
aprisionar nos hacemos esclavos de una idea falsa de la vida, y añadimos dolor
al dolor.
Sobre este tema, el gran Anthony de Mello ponía el ejemplo de
una sinfonía en la que “escuchas cada nota, te deleitas en ella y la dejas
pasar, sin buscar la permanencia de ninguna de ellas, pues en su discurrir está
la armonía, siempre renovada y siempre fresca”. Luego lo comparaba también con
el amor y la amistad, diciendo que el apego mutuo y el control conducen a los
conflictos y al sufrimiento puesto que “sólo es eterno lo que se basa en un
amor libre”.
(Imagen de Google)
Lo mismo sucede con la vida. Es en el fluir del día a día
donde se encuentra su misterio y su belleza. Es en el movimiento, en la mañana
que se hace tarde y después noche, en la alegría que se convierte en tristeza
para luego volver a ser alegría, es en el invierno que pasa a ser primavera,
verano y otoño, es en el juego, en el baile. Es en el mismo transcurrir de la vida donde
está su armonía y su perfección.
Hace unos días, mi amigo Salva me envió una interesante reflexión (mil gracias):
"Cuando
cortas una flor para ti, comienzas a perderla.
Porque
marchitará en tus manos y no se hará semilla para otras primaveras.
Cuando
aprisionas un pájaro para ti, comienzas a perderlo.
Porque
ya no cantará para ti en el bosque ni criará otros pichones en su nido.
Cuando
guardas tu dinero comienzas a perderlo.
Porque
el dinero no vale por sí, sino por lo que con él se puede hacer.
Cuando
no arriesgas tu libertad para tenerla, comienzas a perderla.
Porque
la libertad que tienes se confirma cuando decides y eliges.
Cuando
no dejas partir a tu hijo hacia la vida, comienzas a perderlo.
Porque
nunca lo verás volver a ti, libre y maduro.
Recuerda
siempre: No existe precio para la Libertad.
Pero
si, una bellísima recompensa para quien la utiliza con grandeza de alma
Aprende
en el camino de la vida la paradójica lección de la experiencia:
Siempre
ganas lo que dejas y pierdes lo que retienes..."
Así pues, la impermanencia es -sí- una buena noticia. Deja de
luchar por retener, agradece lo que viene y deja que se vaya lo que tiene que irse.
Abre las manos y permite que la vida te sorprenda. Si estás abierto… lo
hará.
"Vivid no de acuerdo con los ideales recibidos, sino con vuestras aspiraciones, con vuestra intuición más vehemente."
ResponderEliminarAntonio Gala
Besos,
Dayse
Gracias por la cita, Dayse. Preciosa. Un beso enorme.
EliminarEdificante.
ResponderEliminarGracias, Anónimo. Un abrazo.
EliminarLa impermanencia es una falacia budista. Lo permanente es hermoso, como lo es la verdad. Las flores están para cortarlas y hacer de ellas un regalo para los demás. Mi hijito de tres años cogió una flor y se la regaló a su madre. El amor es permanente y, lo demás, son especulaciones espirituales. Estas son a la sabiduría como es Facebook a la literatura. Un signo claro de la decadencia de la sociedad es esta especie de bulimia espiritual que nos rodea y que tanto aflora en este blog. No nos procurará paz, aumentará nuestra neurosis. Lo digo con el máximo respeto a la neurosis. Una cosa más sobre Antonio Gala: lo siento, no me dan confianza las personas resentidas.
ResponderEliminarNo voy a discutir sobre la impermanencia, Pararrollos, tenemos opiniones diferentes, no hay problema. Por otro lado, no sé lo que es la "bulimia espiritual" que mencionas y tampoco encuentro que Antonio Gala sea una persona resentida pero, como digo, vemos las cosas desde diferentes prismas. Saludos.
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