¿Puede, una película, purificar el alma?
“He vivido lo suficiente como para saber que soy cómplice del mal que, desgraciadamente, parece prevalecer en el mundo y también del que podría golpearme a ciegas. Al llegar el momento, querría poder tener ese instante de lucidez que me permita pedir perdón a Dios y a mis hermanos en la humanidad, perdonando al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiere golpeado”.
(Testamento espiritual del prior Christian de Chergé)
De dioses y hombres cuenta la historia de ocho monjes cistercienses (los monjes blancos) que viven en las montañas del Magreb y que se encuentran atrapados entre la violencia de los fundamentalistas y la violencia del ejército.
De dioses y hombres explica como estos hombres -de caracteres claramente definidos y muy diferentes entre sí- atraviesan, cada uno a su ritmo y manera, la oscuridad de su propia tiniebla para aprender a convivir y a aceptarse pero, sobre todo, para encontrar la fuerza / el coraje que, en el momento decisivo, les hará rendirse al Amor y que les acabará llevando a abandonar sus reticencias y aceptar su destino para poder, así, realizar a Dios, unirse a Él (en un bello paralelismo con El lago de los cisnes –cuya música se escucha en el emocionante momento de la última cena en el refectorio-, donde Sigfrido y Odette realizan un sacrificio de amor por el cual recibirán la recompensa de renacer unidos ya para siempre).
De dioses y hombres es la historia de un compromiso más allá del miedo; de una entrega más allá indecisión; de un sacrificio más allá de toda duda. Morir para renacer en el Amor. Espiritualidad, coraje, libertad de elección, tolerancia, igualdad, fraternidad, generosidad, lucidez, compromiso. La grandeza del ser humano.
Una fotografía maravillosa, un guión espléndido –con algunos instantes de verdadera inspiración-, unas actuaciones brillantes, una dirección absolutamente poética y una música profunda que desarman cualquier desconfianza y permiten que abras de par en par tu corazón para colarse de lleno en él.
¿Puede, una película, purificar el alma?
“Cuéntame, ¡oh, cisne!, tu antigua historia. ¿De qué país vienes?, ¡oh, cisne!
¿Hacia qué riberas encaminas tu vuelo? ¿Dónde descansarás, ¡oh, cisne!, y qué es lo que buscas?
Despiértate esta misma mañana, ¡oh, cisne!, levántate y sígueme.
Hay un país donde no imperan ni la duda ni la tristeza; donde ya no existe el terror de la muerte.
Allí, los bosques primaverales están en flores y la brisa nos trae un perfume que dice: "Él soy Yo".
Allí, la abeja del corazón penetra profundamente en la flor, sin aspirar a otro goce.”
¿Hacia qué riberas encaminas tu vuelo? ¿Dónde descansarás, ¡oh, cisne!, y qué es lo que buscas?
Despiértate esta misma mañana, ¡oh, cisne!, levántate y sígueme.
Hay un país donde no imperan ni la duda ni la tristeza; donde ya no existe el terror de la muerte.
Allí, los bosques primaverales están en flores y la brisa nos trae un perfume que dice: "Él soy Yo".
Allí, la abeja del corazón penetra profundamente en la flor, sin aspirar a otro goce.”
(Kabir)