El elefante en la oscuridad es un relato del poeta sufí Rumi. Cuenta que, una vez, llevaron al pueblo un elefante. En aquella zona, jamás habían visto un animal semejante y tenían tantas ganas de conocerlo que, aunque era de noche y estaba a oscuras, entraron en el establo para poder, al menos, percibir cómo era, a partir del tacto. Sin embargo, cada uno de ellos palpó una parte distinta y, al salir, lo iban describiendo a los demás: el que tocó la trompa, decía que un elefante era como una manguera; el que tocó una oreja, lo comparaba con un abanico; uno de ellos, que había tocado el lomo, los contradecía diciendo que era como un trono; el cuarto, que palpó una pata, decía que todos mentían puesto que el animal era como una columna; el que tocó la cola, lo describía como una cuerda con un plumero; y, por último, el que palpó un colmillo lo comparaba con una lanza. Empezaron una discusión. Todos afirmaban estar en posesión de la verdad y se acusaban mutuamente de locos o mentirosos. Terminaba, Rumi, diciendo que simplemente encendiendo una vela, hubieran podido darse cuenta de que cada uno de ellos veía, solamente, una parte de la realidad.
La vela, en este cuento, simboliza una conciencia iluminada.
Y tengo dos buenas noticias: la primera es que los otros ni están locos ni mienten, sencillamente ven una parte diferente de la realidad (uno de los problemas de vivir a oscuras). La segunda es que, aunque ahora vivas a oscuras, tú también tienes una vela. Y -cuando quieras- puedes encenderla. No lo olvides…
La vela, en este cuento, simboliza una conciencia iluminada.
Y tengo dos buenas noticias: la primera es que los otros ni están locos ni mienten, sencillamente ven una parte diferente de la realidad (uno de los problemas de vivir a oscuras). La segunda es que, aunque ahora vivas a oscuras, tú también tienes una vela. Y -cuando quieras- puedes encenderla. No lo olvides…
Es una bonita y más que evidente parábola que llevo intentando desarrollar tanto a lo largo de mi trayectoria vital desde hace muuuuchos años. Está basada en el respeto y la humildad, básicos para conseguir un cierto equilibrio. Un abrazo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo, emejota. Respeto y humildad son necesarios para el equilibrio y la convivencia.
ResponderEliminarPor cierto, veo que también eres de las nocturnas!!!!!
Un beso bien grande.
Me encantó este cuento. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarQuedarse con una parte y no ver el todo es demasiado fácil, pero no llegamos a ver al elefante. El problema está en que no es fácil, tampoco, darse cuenta que hay que iluminar donde estamos y como hacerlo: una vela? luz eléctrica? una modernísma luz de leds? ahí es imposible el consenso:solo nos queda el respeto a la diversidad "lumínica".
ResponderEliminarComo siempre: inspirador.
!!Enhorabuena por tu blog !!! llegué por casualidad y me reconocí tanteando el elefante....
ResponderEliminarEs totalmente cierto, todos vemos partes de la realidad, y tenemos posibilidades de cambiarla, al encender la vela!
ResponderEliminarGracias y un enorme abrazo!
Me encanta este cuento. Habría que pegarlo en nuestra "nevera mental" para que acudiera a nuestra mente cada vez que nos topamos con un prejuicio ajeno o nos olvidamos del hecho de que constantemente necesitamos cambiar de gafas.
ResponderEliminarPara celebrar mi comeback, te regalo otro cuento sufí. Está mas relacionado con la prisión que supone la propia personalidad. Puede que ya conozcas la historia del cerrajero:
"Había una vez un cerrajero al que acusaron de unos delitos y lo condenaron a vivir en una prisión oscura y profunda.Cuando llevaba allí algún tiempo,su mujer, que lo quería muchísimo, se presentó al rey y le suplicó que le permitiera, por lo menos, llevarle una alfombra a su marido para que puediera cumplir con sus postraciones cada día.El rey considero justa esa petición y dió permiso a la mujer para llevarle una alfombra para la oración.El prisionero agradeció la alfombra a su mujer y cada día fielmente hacía sus postraciones sobre ella.
Pasando un tiempo, el hombre escapó de la prisión y cuando le preguntaban cómo lo habia conseguido, él explicaba que después de años de hacer sus postraciones y de orar para salir de la prisión, comenzó a ver lo que tenía justo bajo las narices. Un buen día vió que su mujer había tejido en la alfombra el dibujo de la cerradura que lo mantenia prisionero. Cuando se dió cuenta de esto y comprendíó que ya tenía en su poder toda la información que necesitaba para escapar, comenzó a hacerse amigo de sus guardias.Y los convenció de que todos vivirían mucho mejor si lo ayudaban y escapaban juntos de la prisión. Ellos estuvieron de acuerdo, puesto que aunque eran guardias comprendían que también estaban prisioneros, también deseaban escapar pero no tenían los medios par hacerlo.
Así pues, el cerrajero y sus guardias decidieron el siguiente plan; ellos lo llevarían piezas de metal y él haria cosas útiles con ellas para venderlas en el mercado. Juntos amasarían recursos para la huida y del trozo de metal más fuerte que pudieran adquirir el cerrajero haria una llave. Una noche, cuando ya estaba preparado, el cerrajero y sus guardias abrieron la cerradura de la puerta de la prisión y salieron al frescor de la noche, donde estaba su amada esposa esperandolo.Dejó en la prisión la alfombra para orar, para que cualquier otro prisionero que fuera lo suficientemente listo para interpretar el dibujo de la alfombra pudiera escapar. Así se reunió con su mujer,sus ex guardias se hicieron sus amigos y todos vivieron en armonia. El amor y la pericia prevalecieron.
Esta historia tradicional sufí, de Indries Shah podría simbolizar el estudio del eneagrama:
La cerradura es nuestra personalidad. La alfombra para orar es el eneagrama y la llave es el trabajo. Observar que aunque la esposa le lleva la alfombra para obtener las herramientas, el cerrajero tiene que crear algo útil para los guardias. No puede salir solo ni gratis. Además, durante todo el tiempo que oraba por la libertad, el medio para su liberación estaba, literalmente, bajo sus narices. El no veía el díbujo ni entendía su significado. Pero un día despertó,vió el dibujo y entonces tuvo los medios para escapar.
La lección de la historia es clara: algunos de nosotros estamos prisioneros.Sólo hermos de despertar para "leer" el dibujo de la cerradura y nos permitirá escapar.
Kisses esperanzados ***
Enseñemos a hacer velas y a prenderlas.
ResponderEliminarBesotes
Cierto, todos tenemos parte de razón en la realidad. Pero este cuento siempre me ha hecho cuestionarme varias cosas: ¿dónde tengo la vela?, y en caso de no tenerla o que la haya perdido, ¿qué parte de verdad tengo yo y qué parte de verdad tienes tú? ¿Cómo saberlo sin encender ninguna vela?
ResponderEliminarY otra observación. El cuento, que por supuesto está hecho para enseñarte algo y mostrarte un pensamiento, plantea que hay UNA VERDAD, con mayúsculas. Sin embargo, ¿es cierto que existe UNA VERDAD, o realmente no existe esa VERDAD como tal? ¿No será que realmente todas las verdades son, de alguna forma, VERDADES? No sé si me he explicado.
En este cuento, de hecho, se pone el ejemplo del elefante. Pero muchas veces los temas de los que discutimos no se tocan, ni se ven, ni se oyen... sino que son abstractos. Siendo abstractos, siempre me he preguntado si realmente existe la VERDAD absoluta del tema en cuestión, o si realmente cada opinión que damos tiene toda la razón del mundo, y consiste, de por sí, en una VERDAD.
(Espero que me sigáis, ya que no sé si me estoy explicando con claridad).
Claro que si fuera cada cosa que decimos una VERDAD ABSOLUTA, muchas cosas no tendrían sentido, ya que hay opiniones muy diferentes de cada tema (gente que dice que Dios existe, gente que lo niega, por poner un ejemplo claro).
Y ya puestos, otra pregunta (es que estoy uniendo ideas): ¿no será que a veces nos preocupamos demasiado en saber LA VERDAD? ¿No sería mejor que dejemos de intentar conseguirLA y aprendamos a escucharnos? Ya que mucha gente que intenta conseguir esa verdad absoluta, se olvida de escuchar a los demás. Y otra gente, que piensa que ya LA ha conseguido, no se la replantea, pensando que quizás realmente no LA consiguió.
Bueno, y después de este texto tan largo, me despido de vosotros. Gracias por ponernos este cuento.
Señor Naranja.
P.D.: no estoy de acuerdo con que tengamos siempre la vela. De hecho, ésta puede simbolizar la capacidad que tenemos para escuchar a los demás, y nuestra capacidad de criticar nuestras propias ideas. En ese caso, no siempre la llevamos con nosotros. Y en caso de que quiera ir más lejos, la vela simboliza la capacidad que tenemos de darnos cuenta qué parte de verdad tengo yo y qué parte de verdad tienes tú. En ese caso, casi nunca (por no decir nunca) tenemos la vela.
Por cierto, Alhy, tu cuento es bastante interesante también. Gracias a las dos.
ResponderEliminarSeñor Naranja (otra vez). :)
Voy a buscar las cerillas ahora mismo ;)))
ResponderEliminarBesos a oscuras
Ya conocía la historia. Creo que cuando suceden estos malentendidos ni nos acordamos de la vela. No vemos una salida común posible, nos desesperamos enseguida.
ResponderEliminarAsi que habrá que empezar a alumbrar esos momentos ;)
Un gran abrazo!
es tan claro como la vida misma... captas?
ResponderEliminarbesinyos,
issi
Hola Tu geisha, muchas gracias por el comentario. Me alegra que te haya gustado el cuento. Un beso.
ResponderEliminarPienso, querido Esbarzer, que sólo existe una luz que, de verdad, "ilumine"... pero, bueno, eso forma parte del camino ;-)
ResponderEliminarCuéntame de tus pasos, please...
Ya sabes, I love you.
Un beso gordísimo!!!
jajajaja, bienvenida y gracias por tu pasión, nube. Me alegra que te haya gustado el blog y que te reconocieras tanteando al elefante.
ResponderEliminarUn beso.
Es interesante, ¿verdad, Adriana? A mí me encanta esta historia.
ResponderEliminarUn abrazo bien grande para ti también!!!
Querida Alhy, antes que nada, decirte que me encanta tu regreso, se te echa de menos cuando no estás!!!
ResponderEliminarY, después, me ha encantado la historia. No la conocía pero sí conozco a Idries Shah, algún día nos tomaremos un café y te contaré la mágica historia de cómo llegó a mis manos el relato del elefante y el nombre de este místico sufí...
Es curioso como, a menudo, ni siquiera nos damos cuenta de cómo la identificación y la defensa a ultranza de nuestra personalidad nos encarcela y nos limita. El cuento muestra de forma genial cómo el despertar de ese sueño es el primer paso para, de verdad, conseguir la liberación. Rasgar el velo de Maya... y luego, empezar a caminar.
Muchos besos, querida Alhy, y mil gracias por compartir la historia.
Un beso, Desvanecerse. Gracias por estar ahí.
ResponderEliminarPedazo comentario, señor Naranja, no tengo respuestas para todas tus preguntas ;-) pero voy a intentar responder... a ver si sale algo mínimamente coherente porque estos temas son un poco espinosos...
ResponderEliminarDecía que la vela simboliza una conciencia iluminada y, justamente por eso, no es algo que se pueda perder, más bien es algo que se consigue con el tiempo y con esfuerzo. Pero, una vez la tienes, no se pierde... Sin embargo, no todos alcanzan este tipo de conciencia. Eso sí, una vez la alcanzan, creo que está de más preguntar qué parte de verdad tienes tú o que parte tengo yo, sencillamente no existen las partes ya que se observa la totalidad de esa verdad (o de la realidad). Claro, en el caso del elefante es más fácil pero, como tú dices, a menudo los temas de discusión son más abstractos y, entonces, ¿quién tiene la verdad? La única respuesta que te puedo dar a eso es que, para mí, las personas que tienen la verdad, las que tienen su conciencia iluminada están en paz. Y han dejado de luchar por si su verdad es igual o diferente a la de los demás. Sencillamente, viven su verdad y, justamente por eso, su vida es un ejemplo de coherencia, de amor y de ausencia de miedo o conflicto.
También creo que es básico aprender a escucharse uno mismo. Sin embargo, hay que ser consciente de todas las trampas que ese "uno mismo" implica. Y, sí, claro, escuchar a los demás, desde el respeto y la humildad, como decía emejota.
Creo que nadie está en posesión de la verdad a no ser que su vida sea un ejemplo de ello. Y te aseguro que los que lo consiguen tienen su vela siempre encendida, una conciencia iluminada que es capaz de ser un faro para todos los que, en la más completa oscuridad, intentamos descubrir cómo es un elefante. Saber que casi nunca tenemos la vela encendida puede llegar a ser un aliciente para tratar de encenderla más a menudo, ¿no crees?
Un abrazo fuerte, señor Naranja. Y gracias por hacerme pensar de nuevo sobre el tema.
Ojo, Dani, no quemes más de lo que hay que quemar... ;-)
ResponderEliminarBesos preocupados
Totalmente de acuerdo, Lucía, poner luz en la tiniebla es lo mejor que podemos hacer aquí y ahora...
ResponderEliminarOtro abrazo inmenso!!!
jajajaja, lo intento, lo intento...
ResponderEliminarUn besito, Inés.
¡Tú siempre con tan bonitos mensajes y con tanta esperanza, Elena querida!
ResponderEliminarMuchas gracias, tú eres de esas personas que nos encienden la velita :)
Namaste.
I love you :)
No estoy inspirada, pero vengo a dejar huellita y decirte que la historia me gusta mucho. Y como dice Espérame en Siberia, tú eres de esas que nos encienden la velita.
ResponderEliminarBesos!
Asi es mi amiga, la luz esta en nosotros y solamente tenemos que procurarla y conseguirla por medio de la busqueda y la observacion, y mas que nada con las ganas de despertar, la verdad puede ser de muchas formas y maneras, pero solo ahondando en nuestra conciencia es que la encontraremos, las respuestas reciden dentro de nosotros...
ResponderEliminarSiempre será un ejercicio positivo y enriquecedor mirar desde otra perspectiva las cosas... Renovar la mirada o tratar de imaginar el mundo desde los ojos de otra persona.
ResponderEliminarLa oscuridad tiene un efecto proporcional a nuestro desconocimiento de su naturaleza: no existe por sì misma; es tan solo la falta de luz. Y sí.. basta una pequeña llama para mostrarnos todo el poder de la luz, a cuyo paso la osuridad, aùn la más temida, se va desvaneciendo como la ilusión que es..
Besos miles querida amiga...
Qué bonitoooo, a mi muro de facebook va tu entrada, para compartirla :)
ResponderEliminarTú también, Siberianita querida. Te mando un abrazo enorme.
ResponderEliminarGracias por tu huellita, MGsT. Otro abrazo bien grande para ti.
ResponderEliminarAbsolutamente de acuerdo, contigo, Janeth. Las respuestas están dentro, sólo tenemos que saber buscarlas... Y, entonces.... LA LUZ... Mil besos.
ResponderEliminarCreo que era un proverbio indio el que decía "no juzques a otra persona hasta que no hayas caminado una milla en sus zapatos". Tal cual. Nunca sabemos qué es lo que pasa en los mundos de los otros, a veces, ni siquiera en los de los que están más cerca.
ResponderEliminarEs cierto, querida Isis, con una pequeña llama, se abren caminos luminosos...
Montones de besos para ti también.
Jajajajjaa, gracias, Saroide. Al final, me voy a tener que hacer del facebook.....
ResponderEliminarUn beso gordo.
Adoro estas historias que hablan del saber mirar y de la apertura de vistas. ¡Qué pasada!
ResponderEliminarUn beso gigantesco, darling.
Have a lovely weekend!!!
♥
Marta
Me alegra que te haya gustado, Martita. Te mando un beso muy fuerte.
ResponderEliminarMuy cierto! todos tenemos esa luz y cada uno decide cuando encenderla. A veces se está dormido, pero siempre habrá un momento donde se necesite despertar y buscar el camino.
ResponderEliminarHermoso Amiga!
Un Beso grande y lindo fin de semana.
Es cierto, Sarvavita, aunque no queramos, la vida nos obliga a despertar, nos empuja (por suerte...).
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana también para ti.
Hola Buenas Noticias; Hay veces que el elefante es tan grande que nuestra vista no alcanza a verlo en su totalidad ni siquiera a la luz del dia, entonces es bueno pedir ayuda para a personas de confianzo y con buena vista. Me ha encantado el cuento
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Dicen que la percepción –de los sentidos-, es la primera impresión de nuestra conciencia, a partir de la cual organizamos una realidad, la nuestra. Se olvidaron, evidentemente de lo que decía la Gestalt, el todo siempre está formado por sus partes…
ResponderEliminarPero ¿y cuando vemos al elefante? ¿Es realmente un elefante o nos falta algo más que ver?
Hola Juan, tienes razón, si no puedes ver, es bueno ser capaz de tener la humildad para pedir ayuda. Me alegra que te haya gustado el cuento. Un abrazo para ti también.
ResponderEliminarEsa es una buena pregunta, paciente, yo pienso que hay algo más que ver pero.... ;-)
ResponderEliminarUn beso gigante for you.
Reflexivo el relato, en la vida
ResponderEliminarsiempre hay algo que aprender,
un placer leerte.
feliz semana.
Hola Ricardo, gracias por el comentario, me alegra que te haya gustado el post. Feliz semana para ti también. Un beso.
ResponderEliminarBonita, bonita:
ResponderEliminarMe alegra mucho saberte tan bien. Ya no pude responderte el e-mail por cuestiones de tareas and all that jazz, pero que sepas que siempre te llevo en el corazón.
Y no te he contado, pero (si todo sale bien y el tiempo está a mi favor) me voy a Barcelona dentro de un año :)
Así que me da mucha ilusión pensar que un día no muy lejano podremos encontrarnos y charlar de todo y nada, Elenita queridísima.
¡Muchos petonets! Mucha luz, también.
Ohhhhh, qué super buena noticia!!!!! Tienes que contarme, Siberianita, vaaaaaaaaa
ResponderEliminarMe encantaría que estuvieras por aquí, yo también estoy super ilusionada por ese posible encuentro, sería fantástico!!!!
Sé que me llevas en el corazón, cariño. Yo, a ti, también. Y te mando todo mi amor. Y un montón de besos enormes.
Jajajaja, claro que te cuento, cariñito:
ResponderEliminarPues estoy por empezar a tramitar un intercambio en la universidad. Sería hasta dentro de un año porque tengo que estar a la mitad de la carrera, pero puedo irme por hasta un año y elegí Barcelona porque para mi carrera estaría de lujo.
Estoy muy ilusionada, Elenita. Es que creo que me vendría muy bien respirar aires nuevos, sitios diferentes, personas de otros lados :)
Así que espero tener la mejor de las vibras de mi lado para que todo salga de maravilla. Y también estoy ilusionada porque podré verte :)
¡Miles de petonets, encanto!
I love you!
Muchas gracias por tus palabras, Elena.
ResponderEliminarSabes que siempre me llevo una gran sonrisa después de leerte.
Un gran abrazo :)
oh elena, me ha encantado.
ResponderEliminardice tanto en tan poco.
y todo tan cierto.
que gusto me da leerte.
por cierto, ya por aqui en España, recordando tiempos mejores en India, o por lo menos diferentes.
Nada cambia, solo el lugar pero el espiritu nomada y las ganas de conocer me siguen acompañando, aunque sea en la oficina en Zaragoza y rodeada de aparatos eléctricos, jejej.
un besazo.
he dejado el link a mji nuevo blog, con parte de las fotos de mis viajes y mis proyectos de Diseño.
Qué bueno, Siberianita, ya me irás contando cómo avanza el tema, sería genial que estuvieras por aquí un añito!!!!
ResponderEliminarYo te mandaré todas mis mejores vibras para que salga el intercambio!!!! Sería genial!!!
Me hace super ilusión!!!
Un beso gigantesco for you.
Me alegro, querida Lucía. Y te mando otro abrazo enorme.
ResponderEliminarGracias, Iris, me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarSe echa de menos la India, eh!!! A mí también me pasa...
Voy a ver tu nuevo blog. Un beso muy grande.
Encenderemos muchas velas para aquellos que por circunstancias distintas no puedan encender las suyas*
ResponderEliminarbesosdulces*
Más besos para ti, querida Eme. Encendamos velas, sí!!!
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