lunes, 29 de marzo de 2010

No dejes de sembrar estrellas...

Marina me envía (mil gracias!!!) una imagen que me ha enamorado: el sembrador de estrellas. El texto que la acompaña dice: “El sembrador de estrellas es una estatua que está en Kaunas (Lituania). Durante el día puede pasar desapercibida, como muestra la foto. Un bronce más, herencia de la época soviética. Pero cuando llega la noche, la estatua justifica su título y su nombre pasa a tener sentido…

Dice el texto que debemos aprender a ver en las sombras tanto como en la luz. Y su recomendación final es: “No dejes de sembrar estrellas, aunque a simple vista no se vean”.

La sabiduría popular nos recuerda que “quien siembra vientos, recoge tempestades” y nos aconseja plantar buenas semillas para recoger cosechas hermosas. Pero lo que me llama la atención es que siempre exista una contrapartida. Me explico, parece que si no fuera porque luego recogeremos una buena cosecha, no valdría la pena sembrar dichas semillas. Y me pregunto, ¿es qué el ser humano siempre necesita una “recompensa” para que le “salga a cuenta” actuar desde el corazón?

Por eso me ha encantado este sembrador de estrellas. Porque parece que, en un acto de generosidad suprema, se siente feliz sencillamente por sembrar estrellas, por crear un camino luminoso en la noche oscura, por brindar claridad a los corazones en tinieblas. Y no se plantea qué será lo que recibirá a cambio o si valdrá la pena hacerlo. Es más, siembra también durante el día, a pesar de que nadie lo vea, aunque pueda parecer un loco. Sencillamente… siembra estrellas.

Me ha gustado. Porque, a veces, se me olvida lo hermosa que es la generosidad por la generosidad. El valor de la acción, con un total y absoluto desapego por los frutos de la misma.

Starwalker



lunes, 22 de marzo de 2010

Puertas abiertas para el diálogo

En el umbral de una nueva era, distintas religiones y filosofías, pensando más en lo que las une que en lo que las separa, deciden abrir su puertas ofreciendo, 24 horas al día durante todo un año, un espacio permanente de oración y meditación en silencio”.

Es este año. Y es en Valencia. Bajo el título de “Espacio de Encuentro Interreligioso”, durante 12 meses, 12 templos y 12 religiones abrirán sus puertas a todo el que quiera entrar. Un espacio para el diálogo, para la comunión, para encontrar aquello que es universal a los diferentes credos.

En un momento en el que parece que los seres humanos nos empeñemos en poner fronteras, en remarcar diferencias, en desconfiar unos de los otros, me parece una muy buena noticia que representantes de las distintas religiones se reúnan para realizar el camino contrario e ir en busca de lo que nos une, y para recordarnos que “la fuente de bondad fundamental del ser humano está al alcance de todos, basta con parar un momento y buscar en el interior”.

Porque, como dice el Rev. Swami Rameshwarananda Giri Maharaj, “hay una sola religión, el amor. Hay una sola raza, la humanidad. Hay un solo lenguaje, el del corazón. Hay un solo Dios y está en todas partes.”

Si quieres saber más:

lunes, 15 de marzo de 2010

Gafas para VER


“Recibe servicio” es la historia de un hombre que vive en la pura queja, todo le parece mal, todo le enerva, los otros le resultan idiotas, pesados, cargantes o molestos. Hasta que, un día, un desconocido le regala unas gafas. Al principio se asusta porque, desde el momento en que se las pone, las gafas le muestran los problemas, el dolor o las aflicciones de las personas con las que se va cruzando. Pero, luego, comprende…


Es capaz de comprender porque, por primera vez, se apea de su ego que le hace vivirlo todo como un ataque o una afrenta personal, para ver lo que está pasando en las vidas ajenas. Y no es que aquella mujer ni siquiera le mire –a él-, sino que está de duelo y no consigue ver más allá de su dolor; y no es que aquel hombre le grite –a él-, sino que está frustrado porque se siente solo y necesita un abrazo. Y no es que… sino que…

Evidentemente, el vídeo presenta un caso exagerado pero me ha hecho reflexionar. ¿Cuántas veces, al mirar a los otros y al relacionarnos con ellos, lo hacemos desde nuestro ego, desde lo que nos hacen sentir –A NOSOTROS-, olvidándonos por completo de lo que les pueda estar pasando a ellos? Los miramos, sí, pero somos incapaces de verlos. Las barreras del ego nos lo impiden. Vemos el dolor y las molestias que ellos nos causan pero no vemos la tristeza de sus ojos, las necesidades de su corazón, los miedos de su alma. Si pudiéramos verlos –VERLOS-, ¿cambiaría nuestro acercamiento o nuestro pensamiento sobre las personas que se cruzan en nuestro camino?

“No se ve sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”, decía El Principito. Y es cierto. La buena noticia es que tenemos unas gafas mejores que los ojos, las gafas del corazón. Sólo que, a veces, olvidamos utilizarlas.

¿Y tú?, ¿qué gafas utilizas?

sábado, 13 de marzo de 2010

Buen viaje, maestro Delibes


"El hombre puede cambiarlo todo -me decía-, transformarse hasta físicamente, enmendar su vida, sus instintos, sus costumbres, pero jamás podrá modificar la luz que porta dentro de sí y a cuya claridad examina la mesmedad de su paso..." (La sombra del ciprés es alargada)

“Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así. Daniel, el Mochuelo, desde el fondo de sus once años, lamentaba el curso de los acontecimientos, aunque lo acatara como una realidad inevitable y fatal. Después de todo, que su padre aspirara a hacer de él algo más que un quesero era un hecho que honraba a su padre. Pero por lo que a él afectaba…” (El camino)

"Es lo mismo que tú, Mario que me hiciste reír, palabra, la seriedad con que dijiste en la entrevista aquella que hoy en España no se lee, que te crees que porque no te lean a ti a los demás les va a suceder lo mismo, que estoy cansada de decirte que tú, escribir, sabes escribir, que escribes con soltura y eso, pero, hijo mío, de unas cosas tan aburridas y de unos tipos tan poco apetecibles que tus libros se caen de las manos, la verdad." (Cinco horas con Mario)

"Sus ideas sobre lo bello y lo feo eran categóricas. Había en ella una predisposición contra lo preparado, lo obvio, lo pretencioso... Amaba los espacios libres, los muebles desnudos, el brillo espartano de una mesa de nogal. Y aborrecía, en cambio, las vitrinas, la exhibición, los bibelots, los libros en piel, los cuadros demasiado altos. En la naturaleza no era el orden natural sino el desorden lo que admiraba: el caos profundo de una noche estrellada o la frondosidad impenetrable del bosque... Le conmovía la belleza de un macizo de flores iguales en el rincón más humilde e imprevisto de un jardín, y, detestaba, por contra, las glorietas de recibo, los arriates ostentosos, la miscelánea de los parterres. Esta faramalla le producía la misma ingrata impresión que una flor en una maceta o un pájaro enjaulado. Para ella las flores eran la imagen de lo espontáneo, de lo libre, lo más opuesto a la organización. Y todo lo que supusiera constreñir su libertad, hacer geometría con ellas, constituía un contrasentido." (Señora de rojo sobre fondo gris)

“Por la noche, en la posada, Cipriano padeció angustias de muerte, no consiguió dormir. Sentía su espíritu turbado, afligido. Ya en el tollo había experimentado un tirón violento, como una amputación. Ahora advertía que su mundo se había visto alterado de raíz con las palabras de Cazalla. Y, entre el cúmulo de ideas que se mezclaban en su cabeza, solamente una veía clara: la necesidad de modificar su pensamiento, poner todo patas arriba para luego ordenar serenamente las bases de su creencia.” (El hereje)

"Cuando sonó la campana del camposanto, el viejo Eloy levantó la cabeza y dio dos vueltas sobre sí mismo antes de incorporarse a la realidad. Saltando de tumba en tumba, de recuerdo en recuerdo, le había sorprendido la puesta del sol." (La hoja roja)

Buen viaje, maestro Delibes.
Gracias por las horas y horas de felicidad
que me han proporcionado sus novelas.

lunes, 8 de marzo de 2010

A la velocidad de las mariposas


La semana pasada asistí a una actividad muy interesante: la presentación de “Biciclown, el documental. A la velocidad de las mariposas” (Filmina), que cuenta la historia de Álvaro Neil. Álvaro es un asturiano que se cansó de trabajar en una notaría y decidió marcharse a cumplir su sueño: recorrer el mundo en bicicleta, con su proyecto M.O.S.A.W. (Miles Of Smiles Around the World), un espectáculo de clown, que va ofreciendo a las poblaciones más humildes de los países por los que pasa. Su historia es increíble, os recomiendo que le echéis un vistazo: http://www.biciclowneldocumental.com/

Viajar en bicicleta para recaudar dinero, con el objetivo de construir una escuela en Costa de Marfil, es la meta de mi amigo Juan Díaz. Su proyecto se llama “Más allá del Dakar” y, a partir de noviembre, recorrerá -también a la velocidad de las mariposas- los 7.000 kilómetros que separan Tánger de la pequeña aldea de Bodouakro, en Costa de Marfil. La idea es que cada kilómetro esté patrocinado por alguien, y el precio son 5 euros. Conozco a Juan desde hace muchos años y es un fenómeno, estoy segura de que conseguirá su objetivo. Si queréis colaborar o saber más, podéis encontrar información en la página http://www.masalladeldakar.org/

Ya sabéis que me encanta la gente que se atreve a vivir sus sueños y, claro, me han fascinado estos dos proyectos. Me gustan estas dos personas que viajan pedaleando, que se mueven con suavidad, que caminan por la vida… a la velocidad de las mariposas.

viernes, 5 de marzo de 2010

Recomponer las alas

Millones de gracias, de corazón,
a Roberto, Joaquín, Marta e Irene.

Hace unos días recibí un mail firmado por un desconocido, llamado Roberto, que me enviaba una buena noticia, muy buena. Sin embargo, llevo una semana tan a tope que no pude subirla. Días después tenía otro mail. Esta vez de mi amigo Joaquín, que me enviaba la misma noticia. Ayer la recibí también de parte de Marta y esta noche, he abierto mi correo y otra persona desconocida, en este caso, Irene, volvía a enviarme la noticia. Incluso mi amiga Ina habló del tema en su blog. Cuestión: que tengo que hablar sobre ello. No sólo porque he paseado por su web y me ha parecido muy interesante, sino también porque el proyecto viene acompañado de tanta ilusión y entusiasmo que creo que es necesario difundirlo.

Se trata de una campaña, estosololoarreglamosentretodos.org, que incluso está saliendo por televisión. No sé muy bien quién está detrás del tema pero lo que es evidente es que está consiguiendo reunir a muchas, muchísimas personas que tienen ganas de dejar ya de hablar del tema de la crisis y focalizarse en las posibles soluciones, en los pequeños detalles que cada uno de nosotros puede hacer para empezar a pensar en positivo, cambiar su visión de las cosas y, a partir de ahí, comenzar a arreglarlas. Poco a poco. Pero entre todos. Alguna vez lo he comentado en el blog: yo creo que uno solo puede hacer mucho, pero si nos unimos, podemos ser invencibles.

Una web inspiradora, llena de pequeñas historias sobre personas -conocidas y desconocidas- que decidieron cambiar el rumbo de sus vidas. Vale la pena echarle un vistazo. Que todos estamos deseando recuperar el optimismo lo demuestra el hecho de que más de 50.000 personas se han sumado ya a un manifiesto que habla de valores, de creer en las personas, de soñar que todo es posible, de volver -en definitiva- a volar tan alto como sólo nosotros podemos hacerlo.

La crisis trató de cortarnos las alas.
La ilusión y el entusiasmo volverán a recomponerlas.