Joan empezó ayer "el cole de mayores" y hoy por la mañana, cuando su padre lo dejaba de nuevo en clase, el niño le ha cogido fuerte de la mano y le ha dicho: "Papá, yo no quiero ser grande". Teniendo en cuenta que la frase viene de un enano de dos años y medio que lleva todo el verano insistiendo en que "él es mayor", me he emocionado. (Mis sobrinos me tienen robado el corazón, ya sabéis...).
Hace unos días leía en el blog de mis amigos desneuronados un post de Marcelo (Muaaaak) que se llamaba "Cuando seamos grandes..." y me encantó porque hablaba de aquello que decía el gran Anthony de Mello: "uno no puede evitar hacerse mayor, pero puede evitar envejecer". Todo esto me ha hecho pensar en que, cuando somos niños, una de las cosas que nos encantan son los cuentos y que, a veces, cuando nos hacemos mayores, lo olvidamos...
Hoy he leído que, con motivo del próximo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, algunos de los más importantes autores contemporáneos (como Joyce Carol Oates, Henning Mankell, Paulo Coelho o David Mitchell ) donarán sus cuentos, inspirados en los Derechos Humanos, para una antología que se publicará a fines de este año, y cuyos beneficios serán para Amnistía Internacional. Y me ha parecido una super buena noticia que escritores consagrados ofrezcan gratuitamente sus palabras por los Derechos Humanos.
Dar con el corazón de un niño.
Leer y escuchar con el corazón de un niño.
Creer con el corazón de un niño.
Soñar con el corazón de un niño.
Mi gemela de alma, Marina, me ha regalado un cuento (moltíssimes gràcies, zapatilla...) que quiero compartir con vosotros:
"Cuenta un relato africano que una niña estaba mirando un trozo de madera y, cuando le preguntaron qué pensaba hacer con él, dijo: tallar un elefante. ¿Pero cómo? –insistieron. Es fácil -contestó la niña- sólo quitaré poco a poco lo que os impide verlo".
Y ver con el corazón de un niño.
Hace un tiempo tuve una sesión con un psicólogo transpersonal. Cuando me preguntó qué quería, le respondí que quería volver a mirar con ojos de niña muy pequeña, de 2 o 3 años. Es casi imposible darnos cuenta de que ese niño sigue ahí, pero es la primera capa de muchas, el hueso del melocotón. Empezamos a sufrir cuando dejamos de mirar como mira ese niño.
ResponderEliminarEs verdad, reina de la miel, fíjate que este verano mi sobrina de 4 años me dijo que tenía el corazón roto por su enamorado y cinco minutos después estaba jugando tan tranquila. Sí, tenía el corazón roto pero no sufría lo más mínimo. Me hizo pensar...
ResponderEliminarUn beso gordo.
Si vieramos mas seguido estos elefantes el mundo seria diferente*
ResponderEliminarTodos deberiamos proponernos tallar*
Como siempre escribiendo post esperanzadores*
besosdulces y abrazos confitados*
(8) Nene nene ne
ResponderEliminar¿qué vas a ser cuando seas grande?
Estrella de rock & roll,
presidente de la nacióooo oh uh ooon (8)
Qué ternura me dio lo que dijo tu sobrino, Elenita. Para comértelo a besos, jajaja.
¡Muchos cariñitos!
Realmente, el elefante es el hueso del melocotón, el niño que todos llevamos dentro. Tienes razón, Eme, todos deberíamos proponernos tallar y, así, nuestro acercamiento a los demás sería muy diferente porque no veríamos todas las capas que les cubren sino el niño que llevan dentro o, si me apuras, la luz que los originó.
ResponderEliminarMuchos besos y abrazos para ti, cariño.
Sí, Siberianita, cuando mi hermano nos lo contó, en mi casa se nos caía a todos la lagrimita. Pobrecitooooo. Luego por la tarde, lo fui a recoger al cole y casi me lo como, como tú dices, a besos, jajajajaja
ResponderEliminarMil besos, preciosa.
yo lo he pensado tantas veces...
ResponderEliminarcomo serían las cosas si las viesemos como un niño?
Que buena la anecdota de que tenía el corazón roto, y poco más tarde jugaba sin el mas minimo dolor.
Me ha encantado, como todos tus post, alegran muchos de nuestros dias.
un beso enorme
Yo me esfuerzo por mantener esa mirada de niña, sorprenderme, seguir jugando. Es lo que me hace sentir viva de verdad. Bello post, como siempre.
ResponderEliminarUn besazoooo.
Te leo y pienso en Rock´n´Roll. Y eso me gusta!!!
ResponderEliminarTom Waits: I don´t wanna grow up (y la versión magnífica que hicieron los Ramones, también mola).
Al fin y al cabo, fue un niño quien le dijo al rey que iba desnudo.
I vet aquí un gos, i vet aquí un gat, i aquest conte, s´ha acabat...(colorín, colorado y este cuento se ha acabado).
Un beso gordo.
No he visto cosa más fiera que una gata defendiendo a sus crías; pero si esta se da cuenta que alguna está muerta o no merece la pena, la abandona como si nada.
ResponderEliminarDale al niño ese algo para que le regale a tu sobrina de 4 años, y verás cómo se pasa toda una semana dibujando con muchos colores y tratando de peinarse ella sola: Son niños!
De África, claro...
ResponderEliminarElefantes, claro...
Cuánto daría yo por ver siempre esos elefantes...
Hola amiga!
ResponderEliminarEl post que mencionás es el que más me gusta de Marcelo.
Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día, y que todavía existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de momentos mágicos. Podemos reprimir su llanto, pero no podemos acallar su voz.
Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y el entusiasmo de la infancia, no tiene sentido seguir viviendo.
Prestemos atención a lo que nos dice el niño que tenemos guardado en el pecho. No nos avergoncemos por causa de él. No dejemos que sufra miedo, porque está solo y casi nunca se le escucha.
Permitamos que tome un poco las riendas de nuestra existencia. Ese niño sabe que un día es diferente de otro.
Hagamos que se vuelva a sentir amado. Hagamos que se sienta bien, aunque eso signifique obrar de una manera a la que no estamos acostumbrados, aunque parezca estupidez a los ojos de los demás.
Si escuchamos al niño que tenemos en el alma, nuestros ojos volverán a brillar. Si no perdemos el contacto con ese niño, no perderemos el contacto con la vida.
Te mando muchos besos y felicitaciones por el post anterior, que por falta de tiempo no pude dejarte comentario, pero lo leí y lo enlacé en mi pág. del facebook.
Besos y abrazos, querida amiga!
Muchas gracias, querida Iris. Me alegra que te alegre, jajajaja
ResponderEliminarY, sí, es bueno pensar, de vez en cuando, cómo serían las cosas si las mirásemos como los niños. Nos sorprenderían seguro...
Otro beso para ti. Muy muy grande.
Qué bien, Saroide, yo hago lo mismo. Beso enorme for you too.
ResponderEliminarCurioso que me leas y pienses en Rock'n'Roll, Esbarzer. Mola. No conozco ninguna de las versiones de la canción pero voy a buscarlas para escucharlas, a ver...
ResponderEliminarTienes razón, sólo un niño se hubiera atrevido a hacerlo...
Colorin colorado, este beso gordo (Muaaaaaak) te he mandado. Je je je
Hola Dickens, bienvenido y gracias por el comentario. Lo que dices de los gatos es cierto, absolutamente real. Y sí, mi sobrina se puede pasar una semana dibujando con colores. También real como la vida misma. Saludos.
ResponderEliminarBet, tu bebé, cuando llegue, te ayudará... seguro... Eso es lo que tienen los niños, que te ayudan a ver (si tú estás dispuesta a hacerlo, claro...). Mil besos.
ResponderEliminarPodríamos hablar largo y tendido del Principito, pero no, voy ha recomendarte a Joaquin, el protagonista del cuento "Que crees tu que puedes hacer en mi circo" de la que ya considero, mi gran amiga Gerogina Rôo.
ResponderEliminarSi te gustó el Principito llorarás con este cuento. (creo que ahora está recomendado en Fnac).
Los niños son preciosos, conozco a Joan y me imagino la cara que pondria al decirle eso a N.
A mi el otro día Gabriela me soltó un descolocante "...Papi los jugetes hablan??..."
Por supuesto que si lo quieres te hablan ;))
Besos
Querido Santi, me encantó tu comentario, me emocionaste. Es verdad que no tiene mucho sentido vivir si no recuperamos la inocencia y la ilusión del niño que llevamos dentro. Pero, como decía la reina de la miel, le hemos puesto tantas capas encima que, a veces, parece que no exista, que lo hayamos olvidado.
ResponderEliminarPermitirle que tome las riendas de nuestra vida, volver a acogerlo y a hacerle un espacio es básico para, como tú dices, recuperar el contacto con la vida y que nuestra luz vuelva a brillar bien fuerte.
Me alegra que te gustara el post anterior, ya me dijo Pau que lo habías enlazado desde tu facebook. Mil gracias!!!!!!!!
Millones de besos y abrazos también para ti, querido Santi.
Uffff, el Principito es uno de mis libros de cabecera, Dani. No conozco este que recomiendas, lo voy a buscar y ya te diré...
ResponderEliminarLo de Joan nos dejó a todos ko. Casi llorosos a la hora de la comida, jajajajaja, nos imaginas, ¿no? Todos los almis con lagrimillas, jajajajaja
Qué buena, Gabriela!!!! Pedazo pregunta, jajajajaja, no me extraña que te descolocara. Buena respuesta la tuya....
Mil besos, Dani.
Hola Elena sin duda es un lindo post, me a encantado, los niños son increibles, con esas mentecitas nuevitas avidas de aprender cosas nuevas; y los cuentos, que fabulosos son cuando somos niños y cuando somos grandes tambien, siempre nos emocionan y nos enseñan cosas con sus moralejas, incentivar en los niños el habito de la lectura es importante
ResponderEliminarBesitos siempre
Janeth
Querida Janeth, estoy totalmente de acuerdo contigo, los niños son absolutamente increíbles. Y qué bueno es poder y saber disfrutar de los cuentos... Mil besos
ResponderEliminarElena, querida diosa, qué me hacés??!!
ResponderEliminarGracias por el enlace y por mencionar un post al que le tengo especial cariño.
No puedo agregar nada al tuyo, ya lo dijiste todo y muy bien.
Mirar con los ojos de un niño es volver a la inocencia, y es tan hermoso volver a creer!
Estoy a horas de subirme a un avión con rumbo a USA, y si hay tiempo, voy a Londres, pero eso lo determina la corporación (demoré el viaje por el cumple de la susodicha, jaja).
Cualquier cosa, si me dejan tomar respiro, te aviso, jaja!
Te mando un beso grande, amorosa y tierna amiga!!
Muchos muaksss!!
Y nuevamente, gracias!
jajajajajaja, me alegra que te gustara el post. A mí me encantó el suyo, ya sabes...
ResponderEliminarOye, ya me contarás lo de Londres, USA y demás, que no me aclaro. Pensaba que ibas a estar en Londres una temporada, no me aclaro, jajajajaja. Bueno, ya me contarás. Millones de besos y buen viaje, príncipe!!!!!
Hagamos un esfuerzo pues. A mí me gusta conservar la inocencia :), y me agrada que me miren como a un niño. En realidad se está mucho mejor así. El alma va más ligera.
ResponderEliminarUna entrada increible. Dia a dia me repito que no quiero crecer, quiero seguir viendolo todo con la inocencia de cuando no conoces nada. Ese asombro cuando pasa algo que para los mayores es totalmente habitual, pero para un niño es algo increible. Muy buena la iniciativa la de los cuentos..
ResponderEliminarOJala no crezcamos y sigamos conservando esa ilusion y esa mirada de niño. Lo mas importante, sus buenos sentimientos..
Un beso, me alegra siempre venir por aqui :D
Ay, Biónica, me ha encantado lo de que el alma va más ligera. Es que, es verdad, la cargamos con tantos pesos.... La mirada inocente es el mejor regalo que le podemos dar a la vida y a la gente que queremos.
ResponderEliminarUn beso gordo.
Gracias, Clementine, me alegra que te haya gustado. Tienes razón, hay que conservar la mirada y los sentimientos de un niño. Gracias, again, por tus palabras. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarAmiga, te entiendo, jajaja, yo misma te mandé un mail de mi sobrina, jajaja!! Cuánta baba la nuestra, jajaa!!!
ResponderEliminarHermoso post querida amiga, muy bueno el link (no soy objetiva cuando se trata de alguno de mis niños, jajjaa) pero me llegó el cuento de tu amiga con tu aporte final.
Eso me encantó.
"Y ver con el corazón de un niño".
Te mando besotes enorrrrrrrrrrrrmes, y gracias por todos los saluditos que me mandaste!!!
Te quiero mucho!!!
Qué bueno que me dices eso, Elenita. Porque es que yo traigo tantas preguntas, que no veas. Y no me angustia. Al cotrario.
ResponderEliminarAunque, a veces, sólo a veces, me gustaría encontrar respuestas un poco sensatas de ciertas personas.
Qué hermoso que pases por tu sobrinito al colegio. ¡Debe ser un encanto!
Un trillón de abrazos desde México.
Gracias, Paulita, a mí me pasa igual, no soy objetiva cuando se trata de la gente que quiero, jajajaja, y mis sobrinos!!!!! se me cae la baba total. Justo hoy los voy a buscar al cole. GRAN TARDE!!!!
ResponderEliminarEspero que pasaras un feliz cumple, preciosa. Te mando miles de besos.
jajajajja, tienes razón, Siberianita, pero eso ya no depende de ti. De hecho, sólo podemos hacer algo con las cosas que dependen de nosotros. A veces, pedir respuestas sensatas a algunas personas es como pedir peras al olmo, jajajaja, tarea imposible... Pero lo bueno es ser inquieta, tener curiosidad, moverse, buscar. Eso te lleva a aprender, a crecer, a mejorar...
ResponderEliminarSí, es genial irlos a buscar al cole. Salen y se te tiran a los brazos. Y yo, claro, me derrito, jajajajaja
Montones de besos enormes!!!!
Hay una mirada limpia, que si no se comprende tampoco se logrará comprender con las palabras.
ResponderEliminarEl alma habla con la mirada.
Besotes
yo tampoco quiero crecer. Por eso a veces pienso que fallé eltiro y en vez de alma de niña me quedé en "alma de adolescente"...
ResponderEliminarMis sentimientos son tus sentimienos, haced con ellos lo que quieras :)
ResponderEliminarTal vez entonces un dia te invite una taza de té y unas galletas de estas que son adorables, asi podamos compartir mas historias*
mas emociones*
besosdulces*
Cuánta razón tienes, Desvanecerse. El alma habla con la mirada y qué limpias son las miradas de los niños, cuando lo miran todo con esa curiosidad y esa inocencia...
ResponderEliminarUn beso gordo
jajajajajaja, CMQ, yo la adolescencia la pasé lo más rápido que pude (o, al menos, eso creo, je) porque lo de los granos y demás es muy pero que muy pesado, no???
ResponderEliminarHacerse mayor sí. Envejecer no.
Te acabo de dejar millones de besos en el blog de nuestro amigo L'Esbarzer pero te dejo aquí unos millones más.
Estaría genial, Eme. Cuando quieras. No sé si estamos cerquita pero en caso de que sí, yo encantada de compartir galletas, historias y emociones.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Me parece muy buena idea que estos autores donen los beneficios que les corresponderían en ese libro. De hecho, voy a buscarlo y si lo encuentro, lo compraré.
ResponderEliminar!Qué bonito el cuento de tu amiga¡
Yo creo que todos nos paramos en algún momento a pensar que nos gustaría volver a tener la ilusión que teníamos de pequeños.
Muchos besos!!
Yo también lo creo, Lucía, sólo que en ocasiones confundimos las cosas y pensamos que ser maduros es olvidarnos de todo lo que tenía relación con la infancia. Y no tiene nada que ver. La ilusión que teníamos de pequeños no deberíamos perderla nunca. Es lo que hace que la vida siga siendo bonita y mágica. Para siempre.
ResponderEliminarMillones de besos para ti también.
Querida Elena, el cuento me ha puesto los pelos de punta. Y es cierto, cuánta ceguera hay en el mundo...Cuántos árboles que no dejan ver el bosque...
ResponderEliminarPor suerte, existen los pequeños cuentos que nos ayudan a despertar, a volver a ver. Poquito a poco. Un beso enorme, querida paciente.
ResponderEliminarMe encanta esa idea es estupenda. A veces los niños són los que nos dan lecciones a los mayores. Un beso Preciosa
ResponderEliminarEl niño es como un barro suave donde puedes grabar lo que quieras... pero esas marcas se quedan en la piel... Esas cicatrices se marcan en el corazón... Y no se borran nunca. Zenaida Bacardi de Argamasilla.
ResponderEliminarUn besin
PD: Entiendo perfectamente lo de tus sobrinos, los mios ya son grandes pero siguen siendo mis niños, son mi debilidad...
Uy, sí, yo estoy convencida de que deberíamos aprender mucho de los niños. Un beso gordo, Luciérnaga.
ResponderEliminarQué bonita cita, querida Elwimg, mil gracias!!!! Un beso enorme también para ti y viva los sobrinos!!!! jajajajjaaja
ResponderEliminarlos niños tienen esa habilidad de mostrarnos aquello que hemos olvidado... quiero volver a ver el elefante!!!
ResponderEliminarEs verdad, yo de mis sobrinos aprendo cada día. Un beso enorme, Lilyth.
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