Hoy he recibido un mail que me ha dado muy buen rollo. Me escribía mi amigo Rodney, un fantástico brasileño y percusionista que desde hace un par de años vive en Los Ángeles. Me cuenta que está feliz (guay) porque está viviendo la vida que siempre soñó, que está en un momento perfecto, volando en su alfombra mágica de la percusión. Un mail lleno de optimismo para enviarme una noticia genial (Mil gracias!!!!).
Me habla Rodney de un templo budista de Tailandia, en el que conviven monjes y tigres practicando los principios budistas de la no-violencia. Todo comenzó en 1999, cuando adoptaron un bebé tigre que era huérfano. A partir de ese momento, empezaron a llegar otras crías que también habían quedado huérfanas, por culpa de los cazadores furtivos. Lo curioso fue que, al crecer, ninguno de los tigres se volvió feroz y, hoy en día, conviven en completa armonía con los humanos. Los monjes consideran que dichos tigres son antiguos compañeros del monasterio que se han reencarnado. (http://www.tigertemple.org/Eng/index.php)
Sea como sea, si monjes y tigres pueden vivir en paz... ¿hace falta que yo escriba algo más?
Qué tigres tan guapos. Yo no sé si también eso se deba a la reencarnación de la que hablan estos monjes tailandeses, pero son unos animalazos esos tigres.
ResponderEliminarTe dejo un besote, Elena.
=D
El equilibrio de la naturaleza la tenemos cada uno de los seres que la formamos.
ResponderEliminarNecesitamos verlo más para creer en nosotros.
Besotes
Otro beso para ti, Siberiana. Y, sí, los tigres son una pasada....
ResponderEliminarMUAK
Desvanecerse, yo creo que el equilibrio en nuestra naturaleza es a lo que aspira (o debería aspirar) el ser humano. Es un proceso largo pero vale la pena iniciarlo.
ResponderEliminarUn beso!
Ains, que simpaticos son los tigres cuando se dejan acariciar... pero cuando no.. jeje mejor correr!
ResponderEliminarYo creo que con cariño todo se enfria, hasta la ferocidad de los tigres y este es el caso. :D
:)
jajajaja, tienes razón, Antonio!
ResponderEliminarUn beso!!!!!
Después de una temporada malita, he vuelto. Veo a esos tigres muy guapos y apañaos, tal vez las fieras sean menos fieras y solo lo son cuando deben serlo, ya sabes cual es el mayor depredador. Un abrazo solidario.
ResponderEliminarLabelia, espero que no haya sido nada grave... Gracias por tu comentario y bienvenida de vuelta!
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!!!
Que gatitos tan lindos, me gusta esa idea de que crean en la reencarnación de los monjes en tigres ;-)
ResponderEliminarSí, a mí también, Duncan. De hecho, para mí la reencarnación explica muchas cosas...
ResponderEliminarUn beso gordo!
Cuando hay amor y cariño
ResponderEliminarla agresividad desaparce,
un buen ejemplo
para muchos.
Muy interesante
tu blog
Un beso
Tienes razón, Lhunna, el amor y el cariño pueden con todo. Estoy totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo y bienvenida!!!
Me llegó también ese mail hace un tiempo, y me dejó impresionada la relación entre monjes y tigres, que además se han hecho tan dóciles que se dejan acariciar también por los turistas. Alucinante.
ResponderEliminarSi ya digo yo en mi blog más de una vez que los animales nos dan lecciones de civilización y paz...
Besitos y feliz semana!
CMQ, cuando recibí el mail y colgué la noticia, pensé en ti, qué curioso, jajajaja
ResponderEliminarEs cierto que, a menudo, deberíamos aprender de los animales.
Feliz semana también para ti! Un beso gordo!
Hola Elenita:
ResponderEliminarHoy no te leo sola, me acompaña Daniel mi hijo de 12 años, él es un enamorado de todos los Felinos, quiere ser Biólogo y le interesa cualquier información sobre ellos. Gracias por este Post hoy lo saboreo doblemente.
Un besazo y un saludo de Daniel (Está en la época de la vergüenza,jajaja)
Ohhhh, qué bien. Pues un besito para ti y otro para el futuro biólogo. Me alegra que disfruteis del post!!!!
ResponderEliminarCreo que dentro de cada uno de nosotros hay un animal y dentro de cada animal se encuentra uno de nosotros. Mi animal no es demasiado doméstico, de vez en cuando me araña o me zarpea el corazón dejándolo a rayas como una reja, pero luego ronronea como si fuera un gato –que no lo es-, se restriega en mis piernas para que lo acaricie –lo acaricio- y me pide de comer. Y vivimos el uno dentro de la otra y viceversa. Convivimos así, tolerándonos, a veces amándonos. Se puede.
ResponderEliminarQuerida Paciente, supongo que ese es uno de los misterios de la vida, aprender a amar al animal que uno lleva dentro. Y conseguir alcanzar el equilibrio entre él y nosotros.
ResponderEliminarUn beso!
Elena, piensa que ese binómio es entre un humano y un animal y desgraciadamente los "atontaos" no son precisamente los animales.
ResponderEliminarAsí, que me temo que muy a nuestro pesar, nos va a quedar mucho por escribir ;))
Besos
jajajaja, Dani, tal vez tengas razón...
ResponderEliminarBeso gordo!!!