(Imagen de Miguel Santos)
Hoy escuché una frase que me encantó: “Tenemos que dejar de
poner nombre a las cosas”. Lo decía una persona que estaba extasiada oliendo la
hierba mojada, cuando otra le contaba que dicho olor era debido a tal cosa y a tal otra, nombrando y explicando con detalle cada una de ellas. En resumen, venía a decir
que le dejara disfrutar del olor de la hierba mojada y no le mareara con tantos rollos.
Me gustó. Mucho. Porque, al fin y al cabo, ¿qué más da por qué sale
el arcoíris?, ¿por qué habría que buscar una explicación a un cielo estrellado?,
¿a quién le importa en qué tono silba el ruiseñor?
Es urgente volver a conectarse con los sentidos. Hay que
cerrar los ojos y oler la hierba. Hay que taparse los oídos y mirar el cielo.
Hay que escuchar el canto del pájaro. Oler, ver, escuchar, tocar. Como si no
hubiera un mañana. Porque, en realidad, no lo hay…
Vivir.... en carpe diem. Bonito y muy romántico.
ResponderEliminarSí.... ;-)
EliminarUn abrazo, mari!
Hola Elena bienvenida de tus vacaciones, deseo que hayan sido buenas. El texto de hoy me traslada a mi infancia; cuando llovía, el olor a tierra mojada y a hierba era -y sigue siendo a día de hoy-, el mejor perfume para mi, y me sentía libre y feliz. No sé por qué, pero es así.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, han sido geniales, sí!!! ;-)
EliminarQué bonito tu recuerdo, Mónica, gracias por compartirlo aquí. A mí también me encanta el olor de tierra mojada. Mira, justamente mientras escribo estas líneas, está lloviendo por fin y me da la sensación de que la Tierra se limpia...
Un abrazo para ti también. <3
Bienvenida!. Casualmente, escribí el sábado pasado: "Admirada por un ave esta mañana. Chillaba y al mismo tiempo en el pico, una rama.
ResponderEliminarMuchas gracias, Maria. Tu escrito parece un haiku, qué bonito. Un abrazo.
EliminarCuando llueve,la naturaleza se ducha. Luce fragante.
ResponderEliminarBonita imagen, anónimo. Yo también creo que la lluvia lo limpia todo. Un abrazo.
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