Este año, les pedí a mis alumnos que hicieran un trabajo de
fin de curso: tenían que leer la Declaración Universal de los Derechos Humanos
y elegir un artículo, el que, por lo que fuera, más les llamara la atención o
les interesara. El encargo consistía en que investigaran el estado de dicho
artículo en los diferentes países, es decir, que vieran si se respeta o no, que
pusieran ejemplos, que buscaran datos, que sacaran conclusiones.
Hoy ha sido la última clase, tenían que entregarme el ensayo,
y he decidido dedicar la última media hora de la sesión, a hablar sobre el
tema. Para ello, he puesto una imagen de la Declaración en la pizarra y les he
preguntado sobre qué artículos habían trabajado. Una persona ha dicho “el 25” y
lo he leído en voz alta: “Toda persona
tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su
familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la
vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene
asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez,
viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad.”
“El 19”, ha dicho otra: “Todo
individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho
incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y
recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de
fronteras, por cualquier medio de expresión.”
“El 4”: “Nadie estará
sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos
están prohibidas en todas sus formas.”
“El 16”: “Los hombres y
las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna
por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y
disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio
y en caso de disolución del matrimonio. Sólo mediante libre y pleno
consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.”
A medida que íbamos avanzando, tras leer cada uno de los
artículos, les preguntaba si pensaban que se respetaba en todos los países del
mundo. Sus respuestas unánimes eran: NO. Tras cada no, yo tachaba el artículo.
Cuando he visto que la pizarra estaba suficientemente llena
de tachones, me he detenido, -ya casi estaba acabando la clase- y les he
preguntado: “Y ¿qué pensáis hacer para cambiar las cosas? Podéis intervenir,
podéis luchar, podéis ser parte de la transformación, o podéis callar, podéis mirar hacia otro lado, podéis rendiros. ¿Qué pensáis hacer?”
Se lo pregunto a mis alumnos, me lo pregunto a mí, te lo
pregunto a ti: “¿qué piensas hacer?”
Pues cada uno puede aportar su granito de arena. Yo intento hacerlo con los que me rodean: con mi familia, mis amigos, mis alumnos, mis compañeros, mis vecinos... Como tú también lo haces desde el Periódico de las buenas noticias, en tus clases, con tu gente...
ResponderEliminarHay quien revoluciona el mundo como Gandhi, Luther King... porque son almas especiales con gran carisma y valor, son HÉROES. Pero todos podemos ser pequeños héroes, con pequeños gestos se cambia el mundo, a fuego lento.
Cuando cada uno respetamos al de al lado, lo amamos, se produce un efecto dominó y entonces el de al lado, agradecido, quiere corresponder con el mundo.
No podremos cambiar todo ni evitar todas las injusticias del mundo pero sí cambiar nuestro entorno más cercano, aunque sólo sea con una sonrisa.
Como decía mi abuela: "Un grano no hace un granero pero ayuda a su compañero".
A mí me hace mucho bien leerte: ¡GRACIAS DE CORAZÓN, ELENA!
Muchas gracias a ti, Cristina! Estoy totalmente de acuerdo contigo, cada uno puede aportar su granito y juntos podemos hacer una montaña de granitos que realmente cambie las cosas. Tenemos mucho trabajo pero también mucha fuerza. ;-) Un abrazo inmenso y gracias por estar ahí!! <3
EliminarYo creo que también debería existir una Declaración Universal de las Obligaciones Humanas, cuyo eje rector sea tenderle la mano al otro cuando éste no cuente con nadie (y también cuando cuente con alguien); escucharnos los unos a los otros y aceptarnos (no "tolerarnos", porque es un término mal entendido el de la tolerancia).
ResponderEliminarRespetarnos y cuidarnos los unos a los otros.
Si cumpliéramos con ese principio, este mundo sería otro :)
Un besote, querida.
Pues me parece buena idea, Mariana. Creo que Derechos y Obligaciones, en realidad, van de la mano. Unos incluyen a los otros, ¿no crees?
EliminarUn abrazo grande. <3
Vencer el miedo y la apatía y como han dicho por aquí empezar por quienes nos rodean y crear conciencias y acciones que borren los tachones de esa y tantas pizarras. Un abrazo y buena semana a todos.
ResponderEliminarTotalmente, Leonor. Borremos los tachones, recomencemos una y todas las veces que haga falta.
EliminarUn abrazo y buena semana para ti también.
Por eso, en este particular día de la mujer (vale también para "todos los días"), comparto lo que pensé para mis conocidas: "Que este día nos encuentre Vivas: en la tarea, la lucha, el viaje, el recuerdo, los sueños". Abrazo desde Argentina.
ResponderEliminarGracias por compartir, preciosa cita!!! Un abrazo, Mariela.
Eliminar