Hace unos meses me autoregalé una terapia ayurvédica que se llama Abhyanga-Yoga (abhyanga-yoga@gmail.com), un trabajo corporal caracterizado por actuar a nivel de la musculatura más profunda, con el objetivo de descubrir y liberar las tensiones que se van acumulando en el cuerpo. Para ello, se utilizan posturas de yoga y masajes, y se pone la atención en la respiración. El trabajo me pareció interesantísimo, no sólo porque me hacía sentir bien a nivel corporal -¿a quién no le gusta que le den un masaje?- sino también porque me permitió descubrir cómo funciona, en ocasiones, mi cuerpo y, por consiguiente, mi mente.
Así, me di cuenta de que cuando pienso que algo me va a doler o podría llegar a dolerme, la reacción de mi cuerpo es ponerse tenso. Porque, por algún motivo, relaciona tensar con controlar y controlar con evitar el dolor. Curioso, ¿no?
Sin embargo, este trabajo me permitió descubrir que esta concatenación de acciones no es –para nada- correcta y que, por el contrario, si algo me duele, al tensar aumento el dolor, al tratar de controlar, sólo consigo obsesionarme con él. Este descubrimiento me chocó bastante pero me sorprendió todavía más reconocer que, a nivel mental, hago lo mismo. Cuando una situación me asusta, intento controlar y, al intentar controlar, me obsesiono con ella y la incremento, la acreciento, la alargo.
Le pregunté a Paksha, la terapeuta, cómo podía salir de ahí, cómo podía dejar de tensar, de controlar. La respuesta fue alentadora por su sencillez: “Respirando, Elena. Respirando y confiando”.
Así, me di cuenta de que cuando pienso que algo me va a doler o podría llegar a dolerme, la reacción de mi cuerpo es ponerse tenso. Porque, por algún motivo, relaciona tensar con controlar y controlar con evitar el dolor. Curioso, ¿no?
Sin embargo, este trabajo me permitió descubrir que esta concatenación de acciones no es –para nada- correcta y que, por el contrario, si algo me duele, al tensar aumento el dolor, al tratar de controlar, sólo consigo obsesionarme con él. Este descubrimiento me chocó bastante pero me sorprendió todavía más reconocer que, a nivel mental, hago lo mismo. Cuando una situación me asusta, intento controlar y, al intentar controlar, me obsesiono con ella y la incremento, la acreciento, la alargo.
Le pregunté a Paksha, la terapeuta, cómo podía salir de ahí, cómo podía dejar de tensar, de controlar. La respuesta fue alentadora por su sencillez: “Respirando, Elena. Respirando y confiando”.
La respiración nos conecta con el presente, con la vida, con la seguridad de que las cosas suceden siempre, SIEMPRE, en el momento y de la forma correcta.
Hoy he vuelto a recordarlo gracias –no os riáis- a Kung Fu Panda y gracias también a que el jazmín de mi terraza, por fin... ha florecido.
Hoy he vuelto a recordarlo gracias –no os riáis- a Kung Fu Panda y gracias también a que el jazmín de mi terraza, por fin... ha florecido.
Eres única combinando Kung Fu Panda con Clarice Lispector :)Feliz Primavera Prim! Que buen rolo tu jazmin. Mi almendro hace un par de semanas que "no pudo evitarlo": floreció también. Un besoooo
ResponderEliminarKung Fu Panda!!!!
ResponderEliminarNo, no me río, pero tambpoco es muy espiritual, que digamos, pero...si te ha recordado lo importante que es la respiración, a lo mejor deberías hacerte fan!!!!! jajajaja
Beso gordo, gordo, gordo.
WOW! que gran final el de tu post con Kung fu Panda!! Genial! ;-)
ResponderEliminarA mi me ha florecido una orquidea que llevaba meses cuidando!!! Llego del finde y PLAF!!! ABIERTA!!! hace una ilusión loca!
Besos,
Roberto
¡Hola Elena!
ResponderEliminarJeje. Qué bien hilado el post, con la peli y todo (que me apunto para ver). Y también me quedo con el consejo de "respirar y confiar".
Un gran abrazo
jajaja..
ResponderEliminarclaro que no me río amiga...
Yo he puesto el mismo video en el fb! jaja
besos!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
jajjajaa, gracias, prim, a ver si montamos un día de estos una merendola con aromas de jazmín. Y, si no, en cuanto llegue definitivamente el buen tiempo, monto cenita.
ResponderEliminarKisssssssssss
Esbar, me surge una duda: ¿qué es espiritual y qué no lo es?
ResponderEliminarSoy fan de Kung Fu Panda, no lo dudes, ;-)
Otro beso gordo.
Qué bueno lo de tu orquidea, Roberto, sí que hace ilusión sí, gracias por compartirlo. En mi caso, tengo dos jazmines que compré hace un año y medio pero que el año pasado no florecieron, supongo que entre el traslado, trasplante y la nevada que cayó, no estaban por la labor... ya empezaba a pensar que este año no sacarían tampoco ninguna flor y, de pronto, este fin de semana he visto que están llenos de capullos y las primeras flores han empezado a aparecer. Me puse feliz feliz.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado el final con Kung Fu Panda, jajajaja, apoteósico, eh! ;-)
Un beso enorme.
Otro abrazo bien grande para ti, Lucía. Estoy segura de que si aprendemos a respirar correctamente y elegimos confiar, la vida se ocupará de todo lo demás ;-)
ResponderEliminarBeso gigante!!!!
Qué bueno, Isis. Y no es la primera vez que coincidimos... ;-)
ResponderEliminarUn abrazo fuerte!!!!!!!!
Hermoso! Comparto la empatía por Kung Fu Panda. Gracias por recordarme la importancia de respirar. Un saludo =)
ResponderEliminarAins... hoy he perdido mi clase de yoga ya... qué penica... voy a proponer otro día para no perder clases...
ResponderEliminarUn abrazo, Geisha. Gracias a ti por el comentario.
ResponderEliminarSí, sí, no pierdas clase, Biónica. Nada como el yoga... Un beso grande.
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