(La imagen es del facebook de Wind Virtual University)
Estamos atrapados en la queja. Tanto que ni siquiera nos damos cuenta. Nos quejamos del trabajo, de la pareja, de los amigos, de la familia, de la vida. Nos quejamos si compramos, nos quejamos si no compramos. Nos quejamos de lo que hacemos y nos quejamos de lo que dejamos de hacer. Vivimos atascados en la queja.
¿Por qué? La queja es una manera de llamar la atención, de buscar comprensión, compasión, cariño. Y… sin embargo, acaba siendo contraproducente porque todo el mundo huye de la persona que siempre se queja. La queja te amarga, te condiciona, te vuelve gris...
Gandhi dijo una frase que me parece muy interesante: “Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”. Así pues, ¿por qué te quejas? Si algo no te gusta, ¿por qué no lo cambias? Y, si sientes que (todavía) no puedes cambiarlo, ¿por qué no pruebas a cambiar tu manera de pensar sobre ello?
El otro día, mi madre me hizo llegar un mail que me encantó (mil gracias!!). Era un ejemplo claro y evidente de cómo cambiar la manera de pensar sobre las cosas: “El desorden que tengo que limpiar después de una fiesta significa que… estuve rodeada de familiares y amigos. La ropa que me queda apretada significa que… tengo más que suficiente para comer. Si tengo que limpiar la casa significa que… tengo una casa. Si no encuentro aparcamiento significa que… tengo coche. El despertador que me despierta cada mañana significa que… estoy viva.”
La buena noticia es que existe un antídoto contra la queja: la GRATITUD.
Podemos pasar la próxima semana pensando en todo lo que nos sale mal, en toda la gente que nos fastidia, en todo lo que no tenemos, o podemos pasarla agradeciendo que podemos reír, cantar o bailar, agradeciendo que sabemos pensar, relativizar y opinar, que podemos, sabemos y queremos amar.
En julio de 2006, Will Bowen propuso a su comunidad “El reto de los 21 días”, con el propósito de ayudar a eliminar cualquier rastro de queja o lamento y sus nocivas consecuencias para el individuo. Su propuesta fue muy simple: te pones una pulsera morada con la leyenda UN MUNDO SIN QUEJAS y la mantienes durante 21 días sin emitir ningún tipo de queja o crítica. Si durante este periodo emites algún lamento, debes cambiar la pulsera de muñeca y volver a empezar.
¿Cómo lo ves?, ¿te atreves a intentarlo?
Totalmente!!!
ResponderEliminarEs una noticia fantástica.
Gratitud en vez de queja.
Tenemos y nos quejamos . No tenemos y nos quejamos.
Cómo nos cuesta contemplar y refexiona. Escuchar y oir. Meditar.
Agradecer.
Gracias por recordarnos la gratitud.
Inma!!! Gracias a ti!!! Un beso enorme.
ResponderEliminarYo es que veo muy difícil eso de la pulserita, por aquello de las hormonas, jajaja.
ResponderEliminarPero suena interesante intentarlo.
Te quiero, Elena bella.
Muchísimo.
jajajaja, Siberiana, si quieres intentarlo, puedes cambiar la pulserita por cualquier otro recordatorio.
ResponderEliminarEres un amor, lo sabes, ¿verdad?
Yo también te quiero mucho.
Excelente propuesta. Hoy me sume sin saberlo! Gracias por compartir. Un abrazo.
ResponderEliminarDebo reconocer que soy un poco quejica :P
ResponderEliminarYo creo que a veces quejarse puede ser bueno porque nos permite desahogarnos. Eso sí, en pequeñas dosis, no creo que sea sano ser un quejica crónico.
También cuando sentimos que nos pisan, que no nos tienen en cuenta, ya sean las personas de nuestro alrededor o los que tienen poder sobre nosotros (empresas, gobierno, etc). A veces quejarse también es empezar a cambiar las cosas, creo yo.
De todas formas, pienso que es muy positivo practicar más la gratitud: enseguida nos olvidamos de las cosas buenas que tenemos o empezamos a menospreciarlas.
Un abrazo :)
Me alegra que te haya gustado, Geisha. Y que te hayas sumado!!! Yo estoy en ello, a ver qué tal me va ;-)
ResponderEliminarUn abrazo y muchas gracias por estar ahí.
Yo creo que todos lo somos, Bis. Y también creo que hay diferencias entre decir las cosas que no están bien y quejarse. También pienso que, si alguien te pisa, es necesario pararle los pies, faltaría más ;-) pero se puede hacer de forma efectiva y clara sin llegar a la queja. La queja, al final, se convierte en un sonsonete muy pesado.
ResponderEliminarY estoy contigo, es necesario practicar la gratitud porque tenemos tanto que agradecer que vale la pena no olvidarlo.
Un abrazo para ti también! Muy fuerte.
¡¡Preciosa entrada!!
ResponderEliminarHuyo de la gente quejica, porque como dices bien, suelen ser personas que no hacen nada por cambiar las cosas.
Como Espérame en Siberia, no puedo responder de mis hormonas las venticuatro horas del día, :D pero apoyo la iniciativa.
Tu blog es una campanilla para mis oídos.
¡Gracias!
Un beso.
Gracias, Samotracia, me alegra que te haya gustado la entrada y que te "campanillee" el blog, jajajaa, me ha encantado.
ResponderEliminarAsí que gracias a ti. Un abrazo fuerte.
El otro día tuve un mal día y en mi calle se me acercó mi vecino, un señor de unos 50 años, siempre sonriente y extrañamente de perenne buen rollo. Su error fue abordarme con un ¿que tal, como estamos?, grave error, por que yo, le solté toda la artillería que llevaba varios días guardando; que todo fatal, el trabajo, fatal, los compañeros de trabajo fatal, el jefe fatal, el pais fatal, el mundo fatal, la economía, la seguridad, el PIB, la prima de riesgo, el dinero.....En un momento de lucidez y mientras le vomitaba mi monologo de quejas, le vi su cara, que reflejaba algo así como "joder, si yo solo le he saludado, a que viene semejante avalanchade quejas", y al ver su cara de circunstancias me dio por reirme, cuando me preguntó de que me reia le dije que lo sentía por haberle pegado tal rollo. ¿Me sentí mejor de soltarle el rollo de mis quejas y lamentos? NO ¿solucione algo? NO. Desde entonces procuro quejarme menos, o por lo menos con otras personas que no van a poder hacer nada con respecto a mis problemas. Quejarse sirve de poco, pero es más "economico", comodo y practico, que emprender los cambios necesarios para solucionar nuestras quejas. Esa es la realidad.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Avalokitesvara, gracias por compartirlo. Y bienvenido. Un abrazo.
ResponderEliminarMe encanta la iniciativa. Lo he posteado en mi facebook a ver si se anima la gente, yo desde luego, empiezo hoy. Y el correo de tu madre, un fantástico truco para hacer llevadero ese propósito de no quejarse, jejeje. Besos
ResponderEliminarYo hasta he encargado las pulseras, Misón, jajajaja, a ver si se me da bien... Ya te contaré.
ResponderEliminarMi madre es un crack, me envía unos correos que me deja sin palabras ;-)
Un abrazo fuerte.