lunes, 27 de enero de 2014

Un presupuesto de 25.000 dólares


Casey Neistat es un director de cine al que Twentieth Century Fox encargó la promoción de su película “La vida secreta de Walter Mitty”, pidiéndole que hiciera un vídeo que mostrara la idea principal de la película: “vive tus sueños”. El objetivo era motivar a los espectadores para que realizaran algo que nunca antes hubieran hecho y el presupuesto, 25.000 dólares.

Neistat les hizo una propuesta innovadora: iría a Filipinas y gastaría dicho presupuesto en ayudar a las víctimas del tifón Haiyan, cuyo paso por este país había dejado más de 6.000 muertos y 11 millones de personas damnificadas y sin hogar. El estudio aceptó y este fue el resultado:



(Si lo queréis ver con subtítulos, click aquí.)

Podríais decir que también es una buena campaña de marketing. Y tendríais razón. Pero ojalá todas las campañas de marketing fueran tan buena noticia…

lunes, 20 de enero de 2014

Los 14 preceptos de Thich Nhat Hanh



(Imagen de google)


1. No seas idólatra ni te ates a ninguna doctrina, teoría o ideología, incluso a las budistas. Todos los sistemas de pensamiento son medios de guía; no son la verdad absoluta.

2. No creas que el conocimiento que tienes en este momento es la verdad inmutable, absoluta. Evita ser de mentalidad estrecha y atarte a los puntos de vista presentes. Aprende y practica el desapego de los puntos de vista para estar abierto a recibir los puntos de vista de los otros. La verdad se encuentra en la vida y no meramente en el conocimiento conceptual. Prepárate para aprender a través de toda la vida y a observar la realidad en ti mismo y en el mundo en todo momento.

3. No fuerces a los demás, ni siquiera a los niños, por ningún medio en absoluto, a adoptar tus puntos de vista, ya sea por autoridad, amenaza, dinero, propaganda o incluso educación. Sin embargo, por medio del diálogo compasivo, ayuda a los demás a renunciar al fanatismo y la estrechez.

4. No evites el contacto con el sufrimiento ni cierres tus ojos ante el sufrimiento. No pierdas la conciencia de la existencia del sufrimiento en la vida del mundo. Encuentra maneras para estar con aquellos que están sufriendo por todos los medios, incluyendo el contacto personal y las visitas, imágenes, sonido. Por tales medios, despierta tú mismo y a los demás a la realidad del sufrimiento en el mundo.

5. No acumules riqueza mientras millones están hambrientos. No tomes como el objetivo de tu vida a la fama, el provecho, la riqueza o el placer sensual. Vive simplemente y comparte el tiempo, la energía y los recursos materiales con quienes están en necesidad.

6. No mantengas ira u odio. Tan pronto como surgen la ira y el odio, practica la meditación sobre la compasión para comprender profundamente a las personas que han causado ira y odio. Aprende a ver a los otros seres con los ojos de la compasión.

7. No te pierdas en la dispersión y en el ambiente que te rodea. Aprende a practicar la respiración para recuperar la compostura del cuerpo y la mente, para practicar la atención, y para desarrollar la concentración y la comprensión.

8. No pronuncies palabras que puedan crear discordia y causar ruptura en la comunidad. Haz todos los esfuerzos para reconciliar y resolver todos los conflictos, aunque sean pequeños.

9. No digas cosas falsas por el bien del interés personal o para impresionar a las personas. No pronuncies palabras que causen desviación y odio. No difundas noticias que no sabes si son ciertas. No critiques o condenes cosas de las que no estás seguro. Habla siempre verdadera y constructivamente. Ten el valor de hablar sobre situaciones de injusticia, aun cuando hacerlo pueda amenazar tu propia seguridad.

10. No uses a la comunidad budista para ganancia o provecho personal, ni transformes tu comunidad en un partido político. Una comunidad religiosa debe, sin embargo, tomar una actitud clara contra la opresión y la injusticia, y debe esforzarse por cambiar la situación sin engancharse en conflictos partidarios.

11. No vivas con una vocación que sea dañina para los humanos y la naturaleza. No inviertas en compañías que priven a los demás de su oportunidad de vivir. Elige una vocación que ayude a realizar tu ideal de compasión.

12. No mates. No permitas que otros maten. Encuentra todos los medios posibles para proteger la vida y prevenir la guerra.

13. No poseas nada que debería pertenecer a los otros. Respeta la propiedad de los otros pero evita que los otros se enriquezcan con el sufrimiento humano o el sufrimiento de otros seres.

14. No maltrates a tu cuerpo. Aprende a manejarlo con respeto. No veas a tu cuerpo sólo como un instrumento. Preserva las energías vitales (sexual, respiración, espíritu) para la realización del Camino. La expresión sexual no debería ocurrir sin amor y compromiso. En las relaciones sexuales, sé consciente del sufrimiento futuro que pueda causarse. Para preservar la felicidad de los otros, respeta sus derechos y compromisos. Sé plenamente consciente de la responsabilidad de traer nuevas vidas al mundo. Medita sobre el mundo al cual estás trayendo nuevos seres.

No creas que yo siento que sigo todos y cada uno de estos preceptos perfectamente. Sé que fallo de muchas maneras. Ninguno de nosotros puede cumplir plenamente cualquiera de ellos. Sin embargo, debo trabajar hacia una meta. Esta es mi meta. Ninguna palabra puede reemplazar a la práctica, sólo la práctica puede hacer a las palabras.


“El dedo que señala la luna no es la luna”.

(Thich Nhat Hanh)


sábado, 18 de enero de 2014

lunes, 13 de enero de 2014

¿Qué hay en tu corazón?


Andaba el otro día pensando sobre el hecho de “dar”, sobre cómo podría dar más, dar mejor. Y, de pronto, cayó en mis manos el siguiente cuento:

“Un hombre rico le entregó una canasta con basura a un hombre pobre. Este sonrío y corrió con la canasta, la vació, la lavó, la llenó de flores y se la dio de vuelta. El hombre rico, asombrado, le preguntó: ¿Por qué me has dado flores, si yo te di basura? El hombre pobre respondió: porque cada uno da lo que tiene en su corazón.”


Entonces comprendí que para dar más y para dar mejor, necesito revisar mi corazón. Nunca se trata de los otros, de lo que ellos me dan o de lo que yo espero que me den. Se trata siempre de mí, de lo que yo tengo en mi corazón. Y eso -lo que hay en mi corazón, lo que yo ofrezco al mundo, lo que yo doy– eso es, además, lo único que me dará felicidad. Y qué buena noticia que -justamente eso- dependa solo de mí…

(Imagen de Steve McCurry)


jueves, 9 de enero de 2014

Amar da felicidad


(Imagen de Maite Cruz)


Hoy quiero compartir una entrevista a la monja Viqui Molins que me recomendó Luis (mil gracias), publicada en La Contra de La Vanguardia y firmada por Víctor Amela:

'El regal de la vida'
Dijo Teresa de Jesús: "Dábanme contento las cosas de Dios, teníanme atada las del mundo". Le pasa lo mismo a la monja Viqui Molins, santa del Raval, que da clases de refuerzo a niños (la lectura es fundamental para ella), organiza pisos de acogida para inmigrantes pobres, asiste a prostitutas desamparadas, visita a los más irredentos presos en las cárceles... ¡Y jamás juzga!, sólo acompaña y ayuda: su trabajo consiste en amar. Vive en un piso con Pilar, Ana y Pepi, otras monjas de la calle, uniendo sus pensiones (600 euros la de Viqui), "y siempre sobra, para ayudar", sonríe, feliz (viqui70@yahoo.es): explica todo lo que hace en el libro 'El regal de la vida' (Columna).

“Tengo 77 años. Nací en la parte alta de Barcelona y vivo en un piso del Raval. Soy monja teresiana desde los 19 años. Soy célibe, sin hijos. Soy más bien de izquierdas, y ahora soy independentista. ¡Estoy enamorada de Jesucristo! No hay nada más bonito que amar y ser amado.”

Enamorada de Jesús?
Sí, desde jovencita.

¿Qué le enamoró de Él?
Que vino a enseñarnos a amar, no a fundar religiones.

¿Qué es amar?
Vivir feliz. Amar da felicidad.

¿Para eso se hizo monja?
Y por cierto sentido de la heroicidad. ¡Pero dudé, lo pase fatal!

¿Qué le hizo dudar?
Renunciar a una pareja, al sexo, a tener hijos... Me pesó durante años, no fue fácil.

¿Tenía novio?
Sí, se llamaba Narcís, nos cogíamos de la mano... Estábamos muy enamorados.

Pero ganó Jesús.
Sí, y monté una despedida de soltera. Invité a Narcís... pero no vino. Lo entiendo.

¿Se ha arrepentido de su decisión?
No. He sido coherente y soy muy feliz, "bienaventurada": Jesús enseñó las bienaventuranzas..., pero en el noviciado me insistían en los mandamientos, ¡qué error!

¿Error?
Alejan a la gente. Y me amonestaban: "Victoria, eres seductora...". Y eso me torturaba, me encogía... ¡hasta que leí a Santa Teresa!

¿Y qué le enseñó ella?
Que somos humanos, ¡y nada de vergonzoso hay en amar y ser amado! También lo enseñó san Agustín, que dijo: "¡Ama... y haz lo que quieras!".

Si amas..., nada malo harás, está claro.
Eso es. Amo a prostitutas, asesinos, violadores... Los visito en las cárceles. Han hecho algo terrible... y no por eso dejan de ser personas. No los juzgo: los amo.

¿Amaría al asesino Miguel Ricart?
Sí. Y está bien que le sigan, ¿eh? Nunca pregunto "¿qué has hecho?". Escucho y acompaño, ayudo a encontrar lo bueno que cualquiera lleva dentro...

¿Y logra algo amando?
Crece su autoestima y a veces llegan a entender qué los llevó a abusar de otros. ¡Llevan tanta desgracia dentro...!

¿Y consigue cambiarlos?
Ni Dios puede: nos hizo libres. Sólo cada uno puede cambiarse a sí mismo, si quiere.

¿Y qué gana usted con esta vida?
No hago cosas para ser feliz, ¡soy feliz porque hago cosas! La vida, que es un regalo, ¡la lleno!: intento que sea también un regalo para otros. Mi felicidad es la entrega. Bien me lo dijo una prostituta embarazada...

¿Qué le dijo?
No se creía que hubiese renunciado a los hombres, a tener hijos... Y tras el parto me vio a su lado: "¿Por qué estás aquí?", preguntó. "¡Soy tu amiga!", le dije. Era muy ruda y lloró: "Es que había parido siempre sola... Ahora te entiendo: ¡todos somos tus hijos!".

Bien visto...
Entonces me emocioné yo. "He tenido muchos hombres, pero ahora sé que ninguno me ha querido", añadió.

¿Y nunca riñe usted a nadie?
No. A una chica le advertí que vigilase para no quedarse embarazada de un chico tras haber parido un hijo de otro que se largó... "No, no", me aseguró. Y, ¡pam!, embarazada. Jamás digo: "Ya te lo dije", sino "¿lo quieres tener?". Y sí quiso, y yo la he ayudado.

Y si hubiese preferido abortar, ¿qué?
Pues también la hubiese ayudado y acompañado en todo, por supuesto.

¿Y no la riñe su obispo, la jerarquía?
Antes me amonestaban más, pero yo les decía: "Que yo también soy iglesia, eh".

¿Se nota la llegada del papa Francisco?
Para mí es una gran esperanza: dice lo que muchos decíamos hace años... ¡Lo normal!

¿Cómo se metió en el cuarto mundo?
Primero estuve en el tercer mundo, en Nicaragua. De vuelta aquí, empecé a quitarme el hábito para bajar a la Rambla y ayudar a drogadictos enfermos de sida... Así empecé. Es mi mística, la mística de la calle.

¿Le costó?
Sí, al principio. Un día casi me colapso: bañaba y secaba a un enfermo travesti, y al vestirle, ver todos sus atributos ahí abajo... ¡Buf! Pero pensé: "Jesús ama a esta persona. ¿No voy a amarla yo también?". Y le puse sus braguitas rojas de encaje...

¿Qué ha aprendido de convivir con esos desfavorecidos?
¡De todo! Una prostituta me decía: "Paso de Dios, no me ha dado buena vida. ¡Pero sí rezo a la Virgen!, ¿eh?". Y yo le leí lo que dijo Jesús: "Las prostitutas irán por delante en el Reino de los Cielos". Y ella entonces convino conmigo, a medias: "Eso está bien... ¡pero seguro que se lo enseñó su madre!".

¿Amaría usted también a Bárcenas?
Sí, y quién sabe si devolvería el doble de lo que ha robado, como hizo aquel publicano cuando Jesús le dijo; "¡Sígueme!".

¿Qué espera ahora de la vida?
Morir feliz.

¡Aún falta! La veo muy bien.
Porque duermo muy bien y me río mucho.

¿Qué le dirá a Dios al llegar al cielo?
¿Por qué no me dejaste probar el sexo? ¿Y tener hijos...? ¡Pero estoy contenta, eh! Me ha regalado la felicidad. Y cuanto mayor me hago, más veo que estamos hechos para amar y ser amados: no hay nada más bonito.

¿Y si resultara que no hay cielo?
Haber amado aquí abajo sería suficiente.