lunes, 14 de septiembre de 2015

La mordedura de la serpiente



Hace unos días vi la película “Mi mejor maestro”, basada en un libro de Wayne Dyer, cuyo final me dejó pensando pues propone una idea que me pareció interesante. En un momento dado, Ryan Kilgore (el protagonista, que está basado en el propio Dyer) comenta que estuvo conviviendo con una tribu indígena (no recuerdo si especifica cuál) y que de ellos aprendió algo importante, en concreto una reflexión sobre la mordedura de la serpiente.

Cuando te muerde una serpiente –le dijeron- lo que te mata no es dicha mordedura sino el veneno que ésta introduce en tu cuerpo y que se va extendiendo por él hasta terminar con tu vida, a no ser que encuentres un antídoto o que, de alguna forma, consigas asimilarlo.
Kilgore hace, entonces, un paralelismo entre la mordedura de la serpiente y los conflictos entre los seres humanos. Así pues, el conflicto en sí no es tan importante, lo grave es el veneno –en forma de ira, odio, celos, y un largo etc.- que dejas que se vaya filtrando por todo tu cuerpo hasta llegar a tus huesos, a tu sangre, a tu corazón. La alternativa no es luchar contra ese veneno o intentar negarlo y esconderlo, sino encontrar su utilidad, descubrir qué te está enseñando, aprender cómo puede ayudarte a cambiar, a crecer, a mejorar.

Evidentemente, lo primero es –como siempre- dejar de mirar hacia fuera, de señalar con el dedo, y empezar a mirar hacia dentro. Reconocer sin miedo la emoción que nos invade, agradecerla y, después, empezar a trabajar con ella. No parece tan complicado, ¿verdad?


14 comentarios:

  1. El post me ha dejado con la miel en los labios: lo interesante de verdad empieza en el párrafo final ("Reconocer sin miedo la emoción que nos invade, agradecerla y, después, empezar a trabajar con ella..."), y la lástima es que se detenga. Empezar a trabajar con las emociones.. sí pero qué hacer, y cómo hacerlo es lo que importa. Sigue; que alguien siga, por favor !!

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    1. Jajaja, muchas gracias, Emilio, siento haberte dejado con la miel en los labios. La verdad es que hoy seguía pensando sobre el tema y me he puesto a escribir. Subiré en breve otra entrada sobre el conflicto pero, de todas formas, el cómo, dónde, cuándo, etc... trabajar con la emoción no sé si se puede generalizar. Creo, en mi humilde opinión pues no soy experta ni mucho menos, que cada persona tiene que encontrar su forma y su camino. No sé si existe algo que funcione para todos de la misma manera. Pero sí que es cierto que podemos seguir hablando del tema por aquí o por mensaje todo lo que haga falta. Si quieres, podemos hablarlo también por mail (buenas_noticias@hotmail.es). Un abrazo y muchas gracias.

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  2. Bueno yo creo que un veneno nunca es bueno,por lo tanto màs que tratar de aprender lo que nos está enseñando, me parece más útil encontrar antídotos que lo erradiquen y desaparezca.Creo que las personas tenemos la capacidad de "sublimar" nuestras miserias y creo también que podemos hacerlo, buscando la mejor parte de nosotros mismos.
    Un abrazo

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    1. Yo lo veo un poco diferente, Unknown, pero es verdad que el tema da mucho de sí y puede tener muchos matices. Con la parte que dices que debemos buscar la mejor parte de nosotros mismos estoy totalmente de acuerdo. Un abrazo y gracias por estar ahí!

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  3. Hermanita mía:
    Para como están las cosas, a mí me parece que es justamente una de las tareas más complicadas que le puedes dejar a una persona. Es por eso que nuestras sociedades, desafortunadamente, se basan en la doble moral; en el "yo puedo juzgarte, atacarte, opinar de manera destructiva de la vida del vecino. Pero si yo hago lo que te critico, entonces no tienen nada de malo, ¿eh?".

    Muy pocas somos las personas que crecemos con reflexiones como las que nos dejaste en esta entrada. Y mucho menos las que aceptamos ese veneno, esos dolores, y acudimos a pedir ayuda.
    Sin embargo, la esperanza reside en ser semillero de lo bueno e intentar predicar con el ejemplo de la autocrítica, ¿no?

    Te envío un abrazo bien grande, con mucho cariño, desde México.

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    1. Yo también creo que la esperanza reside en "ser semillero de lo bueno" (me encantó) y practicar la autocrítica (con mucho amor, por supuesto). Y, cuando uno no sabe por dónde o hacia dónde, pedir ayuda es una opción muy sabia. Te quiero mucho, siberiana. Un abrazo enorme.

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  4. Donde vivo una víbora picó a una mujer y la que murió fue la víbora. No se
    imaginan como la bromearon... !!!!

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    1. jajajajaa, es buenísimo, anónimo. Gracias por la anécdota, me ha encantado. ;-)
      Un abrazo.

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  5. Realmente interesante. Muchas gracias por compartirlo.

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    1. Gracias a ti por la visita y el comentario, Thorongil. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.

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  6. Muy buena entrada Elena, y los comentarios dan para pensar mas todavía. Yo opino que a veces también es importante tomarse un descanso en esa trasformación de Veneno en antídoto y ver las cosas en la distancia. A veces son muchos los venenos y la tarea ardua. Un saludo y buena semana.

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    1. Sí, tienes razón, Leonor. Yo también creo que, a veces, necesitamos un respiro (pero que no sea muy largo... ;-) je je). Un beso y buena semana para ti también.

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  7. Buenas tardes, magnífico post! ¿Dónde podría conseguir la película? Gracias!

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    1. Gracias, anónimo. Me alegra que te haya gustado el post. Yo la vi en un enlace que me enviaron de Hay House pero acabo de ver que está en youtube. Este es el link: https://www.youtube.com/watch?v=M3zq7bp3_9E
      Un abrazo.

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