lunes, 7 de febrero de 2011

¿Cuál es tu cazo?

Me envían Cris y Marta (mil gracias) un cuentito que quiero compartir. Se llama “El cazo de Lorenzo”, la autora es Isabelle Carrier y cuenta la historia de un niño que es diferente a los otros porque arrastra un cazo. Este niño –Lorenzo- es muy sensible, necesita mucho cariño y, aunque tiene un montón de cualidades, la gente sólo ve el cazo que arrastra. Además, su cazo le complica la vida porque se atasca en todas partes y le obliga a hacer el doble de esfuerzo que los otros para llegar al mismo lugar. Un día, Lorenzo está tan cansado que decide esconderse y, poco a poco, la gente se olvida de él. Por suerte, aparece una persona extraordinaria que le ayuda a expresar sus miedos, le muestra sus puntos fuertes y le enseña a creer en sus posibilidades. A partir de entonces, él sigue siendo el mismo y el cazo sigue estando ahí, pero Lorenzo ha aprendido a mirarlo de otra manera –a mirarse de otra manera-.

Después de leerlo, me quedé pensando que, de hecho, todos somos diferentes, que cada uno lleva su propio cazo –grande o pequeño- que lo limita, lo condiciona y no le deja ser feliz. ¿Cuántas veces has querido esconderte porque tu cazo pesaba más de lo que podías o querías soportar? Pienso que es importante hacernos conscientes de ello, aceptar esa diferencia, entenderla y aprender a integrarla.

¿Cómo?, ¿tal vez cambiando el foco de atención? Lorenzo lo hace expresando sus miedos y comprendiendo que mucho más importante que el cazo que arrastra son todas las cualidades que tiene y que, al recordarlas, le devuelven la fe en sí mismo que parecía haber perdido.

¿Cuál es tu cazo?
Y, más importante aún, ¿qué haces con él?

10 comentarios:

  1. El cazo puede molestar... de hecho mi cocina está llena de cazos que no hacen otra cosa que estorbar... pero a la hora de comer, bien que se agradece que estén para hacer la comida.

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  2. Yo me temo que lo que he intentado esconder ha sido más bien mi cazo... y es cierto, todos llevamos uno. A veces cazo, a veces una paellera de tamaño industrial ;D
    Un beso enorme, preciosa.

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  3. Todo el año pasado, con CMQ, con Rovell y conmigo mismo, he intentado no esconder el cazo. Mi cazo no es un defecto, es una de mis cualidades. Yo soy yo y mi cazo, que diría Ortega si se pasase por aquí.

    Ya sabes, show your scars, o en este contexto, presume de cazo!

    Por cierto, un día de estos debería escribir sobre lo inspiradoras que resultan las "contras" de La Vanguardia. Allí, hace poquito leí algo así: para enamorar deberíamos no solo no esconder nuestro "defectos" sino hacer de ellos nuestra bandera.
    Toma ya!

    Mi cazo, tu caso, su cazo, nuestro cazo, vuesto cazo....

    Beso gordo, gordo.

    PD. Plis, envíame un mail con noticias frescas...es que me muero de ganas!!!!

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  4. jajajaja, totalmente de acuerdo, Outsider... Un abrazo.

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  5. jajjajaja, CMQ, me ha encantado lo de la paellera de tamaño industrial. Lo curioso es que nos vamos dando golpes con ella y ni nos enteramos de que la llevamos colgada del cuello. ;-)
    Otro beso para ti. Gigante!!!!!

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  6. Esbar, paso a llamarte Señor Cazo, pues ;-) Tienes toda la razón, la pareja y los buenos amigos te ponen en evidencia (si quieres verlo) tu cazo. Y es un alivio descubrir que te aceptan con él... hace la carga más liviana.

    Está genial la contra de La Vanguardia, sí, a veces hay personas verdaderamente inspiradoras.

    Otro beso enorme for you. A ver si nos ponemos al día, te mandaré un mail sí pero, de momento, que sepas que todo GENIAL!!!!!! Muy muy muy contenta ;-)

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  7. Como un buen cazador, cazaría el cazo y vería que es lo bueno de él, que enseñanza me puede dejar.

    Excelente cuento para reflexionar.

    Abrazos.

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  8. Me alegra que te haya gustado, Adriana. Un abrazo fuerte.

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  9. pero qué bonitoooooooooooo!!!!! qué bonito!!!

    ME HA CHIFLADO!!! (me lo prestas ¿ok?).


    Marta

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  10. jjajjajaa, Martita, me alegro. Todo tuyo. Mua.

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