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lunes, 10 de marzo de 2014

Compasión


(Imagen de Samuel Aranda)


Hoy quiero hablar de dos palabras que me parecen importantes, una es “empatía” y otra es “compasión”. Entiendo “empatía” como la capacidad de comprender al otro, de ponerse en su lugar. Y “compasión” como dar un paso más: sufrir con el otro, compartir su emoción (etimológicamente, la palabra viene del latín cumpassio, traducción del vocablo griego συμπάθεια (sympathia), palabra compuesta de συν πάσχω + συμπάσχω, literalmente "sufrir juntos"). Puesto que supone una entrega total al otro, sin esperar nada a cambio y con el único objetivo de acompañarle en su sufrimiento, ¿quizás sería, entonces, la compasión la forma más sublime de amor?

Hay un par de relatos sobre la compasión que me hacen pensar que es así. Uno de ellos, lo cuenta el Dalai Lama: “Hace algún tiempo, en una de las partidas que lograron cruzar la frontera del Tíbet, se encontraba un monje que había sido torturado y encarcelado por el ejército chino. Abatido, el religioso le había relatado que, durante su cautiverio, llegó a pasar por un grave peligro. “¿Qué peligro fue ese?”, preguntó el Dalai Lama. Y la respuesta del monje fue extraordinaria: “El peligro de perder la compasión hacia los chinos”.

Comprender el dolor de quien te hace daño no significa aprobar su comportamiento, sino entender que dicho comportamiento no se basa en la maldad, sino más bien en la ignorancia, en el desconocimiento. Y eso ayuda a no juzgar, a comprender, a compadecer, a amar.

Anthony de Mello, en su libro “Un minuto para el absurdo”, comparte otra historia que me deja sin palabras: “Dijo un día el sabio a sus discípulos: "No estaréis preparados para combatir el mal mientras no seáis capaces de ver el bien que produce".
Aquello supuso para los discípulos una enorme confusión que su Maestro no intentó siquiera disipar. Al día siguiente, les enseñó una oración que había aparecido garabateada en un trozo de papel de estraza hallado en el campo de concentración de Ravensburg:
"Acuérdate, Señor, no sólo de los hombres y mujeres de buena voluntad, sino también, de los de mala voluntad. No recuerdes tan sólo todo el sufrimiento que nos han causado; recuerda también los frutos que hemos dado gracias a ese sufrimiento: la camaradería, la lealtad, la humildad, el valor, la generosidad y la grandeza de ánimo que todo ello ha conseguido inspirar. Y cuando los llames a ellos a juicio, haz que todos esos frutos que hemos dado sirvan para su recompensa y su perdón."”

¿Sería, entonces, la compasión la forma más sublime de amor?


20 comentarios:

  1. No tengo dudas que el amor no existe si no hay compasión, darse al hermano ver desde su corazón entrar en su alma algo muy complicado en muchas ocasiones... pero si lo practicamos será un ejercicio de gran beneficio personal. La compasión te lleva directa al Camino de Jesús la forma más sublime de amor...
    Gracias por esta reflexión. Un abrazo

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  2. Buenos días corazón. Gracias por la reflexión que has escrito hoy. Es tannnnn bonita que me ha emocionado un montón. Difícil de poner en práctica, pero no imposible. Así es que tenemos una gran tarea que hacer y llevarla a nuestra vida diaria. Sólo así encontraremos nuestra paz interior. GRACIAS.

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    1. Muchas gracias a ti, Pepa. Estoy totalmente de acuerdo contigo. No es una tarea fácil pero es imprescindible para tener paz interior. Te mando un abrazo fuerte.

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  3. Me ha conmovido y a la vez me ha hecho darme cuenta de lo mucho que nos queda por aprender, muchas gracias por compartir y buena semana. un saludo.

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    1. Muchas gracias a ti, Leonor. Me alegra mucho que te haya sido útil. Un abrazo.

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  4. ¡Qué bonito lo dices!
    La compasión nos permite sufrir con el que sufre, y por tanto, permite que aflore lo mejor de nosotros mismos, deseando mitigar ese dolor.
    Preciosa entrada. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Samotracia. Me gusta la idea de que "aflore lo mejor de nosotros mismos". Un abrazo.

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  5. Hola, en eso de "sufrir con el que sufre" no comparto, no la entiendo así.
    La práctica de la compasión debe llevar implícita la empatía, pensarse en el lugar del otro, entender y comprender su situación, alegría o sufrimiento, por otras veces en las que uno las ha conocido, sentido. No tiene uno que volver o sufrir a la vez con el otro, el sufrimiento no es bueno ni deseable para nadie, sí comprenderlo, cómo se encuentra anímicamente otra persona, y claro, por supuesto, la única guía es el amor.

    Personalmente, aprendí a practicar, como muchas otras personas que hayan pasado por ello, al sufrir un daño que llaman traumático, o varios ya, no llevo la cuenta. Buscando no sufrir y no odiar llegué a la conclusión de que es la mejor forma posible de sentirse bien uno mismo (1ª persona por quien empezar), en paz y armonía aunque se rian, porque en esta sociedad esta mal vista, tal vez por ignorancia o puro egoismo.
    Dificil, eh? sublime... no se.

    saludos

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    1. Hola hana, mil gracias por tu comentario, me ha hecho pensar mucho. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que no hace falta "sufrir" con el que sufre pero creo que sí hace falta acompañarle. La compasión la veo así. A eso me refería cuando decía "sufrir con el que sufre". Se trataría de caminar a su lado, tomarle de la mano.

      Empatía supone, en mi opinión, comprender. Y eso, evidentemente, ya es mucho. Supone, de entrada, ser capaz de ponerse en el lugar del otro (muy importante) y, para ello, suele ser preciso haber pasado por una situación similar o haber sufrido algo parecido. Compasión es dar un paso más, es estar junto a la persona que sufre, y acompañarla en ese sufrimiento. Digamos que empatía supondría (como yo lo veo) comprender pero no hacer nada. Y, en cambio, compasión sería comprender y tratar de aliviar.

      El sufrimiento, al final, siempre es personal. Uno no puede sufrir por otro pero sí compartir su sufrimiento y tratar de aliviarlo. Desde la fuerza y el conocimiento del que ha pasado por ahí y lo ha "superado" o "integrado".
      ¿Cómo lo ves?

      De nuevo, muchas gracias por tu comentario que me ha hecho seguir reflexionando sobre el tema e ir clarificando lo que pienso de todo ello. Un abrazo grande.

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  6. Las cosas más simples necesitan de una sabiduría muy grande para poder comprenderlas y asimilarlas... lindas palbras Elena, me encantan tus buenas noticias! XD

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  7. En esas dos historias que cuenta Dalai Lama y Anthony de Mello estoy casi seguro que ha habido un gran trabajo de PERDÓN para llegar a ese estado de compasión. Es difícil entender como llegar a ese estado de compasión sin algún recurso como el perdón. Recomiendo para quién este interesado en la fuerza del perdón: EL SIGNIFICADO OCULTO DEL PERDON de SERGEI O. PROKOFIEFF.
    Joaquim.
    Gracias una vez más Elena.

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    1. Muchas gracias a ti por la recomendación, Joaquín. Buscaré el libro.
      Estoy de acuerdo con que el perdón es un paso previo y fundamental para llegar a la compasión. Forma parte del proceso de "reconstrucción", quizás, ¿no crees?
      Un abrazo gigante.

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  8. comentando sobre el perdón, no estoy de acuerdo, por las circunstancias no puedo, ni quiero perdonar a la administración, a las instituciones, al gobierno, no podré perdonar al sistema que me ha hecho daño. Lo mismo pudiera ocurrir con las personas cercanas, pero resulta que según pasan los años ya perdono todo a todos pero primero es la compasión la que me lleve a perdonar, varias veces hasta que... si hay más daño, me alejo, porque sienta que no es bueno para mi. Muchas personas no perdonan nunca, no tienen ni empatía y menos pueden desarrollar la compasión, con lo cual a la primera de cambio se olvidan. La paciencia es fundamental.

    saludos

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    1. Estoy de acuerdo con que la paciencia es fundamental, hana. El tema del perdón da para mucho, habría que pensar, debatir y charlar sobre ello. Voy a ver si me sale una entrada y lo retomamos. Pienso que perdonar el básico para quien perdona, no para el perdonado. No perdonar te ata al odio y al dolor. Creo… Pero, como te decía, pensaré más sobre el tema. Da mucho de sí.
      Un abrazo grande.

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  9. ¡Hola!
    Para mi ser empático es ponerse en el lugar del otro, comprender el estado de ánimo del otro, por qué en un momento ha podido actuar así aunque yo no lo hubiese hecho del mismo modo, pero no sufrir con el otro. No sería inteligente desde el punto de vista emocional. Si algo nos une a todas las personas es la búsqueda de la felicidad y que todos sufrimos (aunque no por lo mismo ni de las misma manera). Si una persona está sufriendo, ¿qué consigo sufriendo con ella? ¿Le va a aliviar su sufrimiento, se va a ver disminuido?Totalmente no. Quizás durante mucho tiempo hemos entendido mal el término empatía. Que nuestras fuerzas como seres humanos sean destinadas a ayudar al otro y no a sufrir con el otro, pues cada uno ya tiene su propio sufrimiento. Esa es mi opinión.

    Saludos

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    1. Hola, anónimo. Comentábamos justamente eso un poco más arriba. Al final, dándole vueltas llegué a la conclusión de que, para mí, empatía supone comprender y que, en cambio, compasión sería dar un paso más y acompañar en el sufrimiento. Eso no quiere decir sufrir con el otro sino estar a su lado. Bueno, como no me quiero repetir, lo dejo aquí.
      Un abrazo.

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