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lunes, 19 de marzo de 2012

Al menos, sed felices...



En la entrada número 300 quiero regalaros un cuento que me envió Carmen (¡¡Mil gracias!!) hace unos meses. Se titula “El hombre de la flor” y va dedicado a todos aquellos que deciden encontrar luz en la oscuridad, pintar de colores la vida cuando todo parece gris y cantar, reír y bailar aunque llueva, truene o caigan “chuzos de punta” (tanto fuera como dentro).

El hombre de la flor es un viejito encantador con una misión personal: pintar la vida de colores. Y, así, viaja de pueblo en pueblo con su pequeña maleta llena de flores, escoge una casa en ruinas, la pinta y empieza repartir la enorme alegría que guarda en su corazón. 

Porque el hombre de la flor conoce un secreto. El hombre de la flor sabe que la felicidad es una elección, una decisión personal. Y nos recuerda que, cuando se comparte, la felicidad crece, se multiplica, se expande y puede llegar incluso a hacer milagros, a transformar un pueblo gris en un oasis de color.

“Sed felices”, dice alguien a quien aprecio muchísimo, “al menos, sed felices”.


2 comentarios:

  1. Lo mismo te deseo, sé feliz :)

    Por cierto, me encantó el texto de Lorca que pusiste hace unas semanas.

    Besos!

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  2. Gracias por tus deseos, Bis. Me alegra que te gustara el texto de Lorca. Un beso gordo.

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