Niños recogiendo comida entre la basura (Mauritania)
Hace poco más de un año que elPeriódico.com creó un espacio llamado "Blogs del Mundo". Como ellos mismos señalan, "este espacio pretende ser una ventana abierta al mundo de la cooperación, contada por sus propios protagonistas. Cooperantes y voluntarios son los encargados de explicar su trabajo, sus experiencias, sus sensaciones y de realizar su propio análisis de la realidad, desde los lugares más distantes hasta los más cercanos".
Así, en esta "ventana", podemos encontrar historias de diferentes partes del mundo: Uganda, Brasil, Gaza, India, etc. pero, también de la misma Barcelona. Los cooperantes y voluntarios nos hablan, en sus posts, de los Nadies que decía Eduardo Galeano. Y, a mí, me parece una iniciativa genial porque, al leer estos relatos en primera persona, esos Nadies sin nombre, "que no son aunque sean", que parecen tan lejanos, tan ajenos, tan extraños, -sorprendentemente- se nos acercan, se nos desvelan y acabamos descubriendo que, incluso, se nos parecen.
Por todo ello, os animo a viajar, a leer, a descubrir -como queráis o como podáis- otros mundos, otras gentes. A veces, creemos que las personas son extrañas en otros lugares, que tienen costumbres raras, otras creencias, otros anhelos. Pero, cuando nos atrevemos a ir más allá de las apariencias, resulta que detrás de cualquier ser humano late un corazón igual al nuestro, con los mismos deseos, con las mismas ansias por ser feliz. Viajar -aunque sea a través de la lectura, a través de un blog- es conocer el mundo, abrirse a otras personas. Viajar es estimular al corazón. Viajar es crecer. Y la buena noticia es que tampoco hace falta irse muy lejos, podemos empezar, sencillamente, llamando a la puerta de enfrente.
Los Nadies - Eduardo Galeano
Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy,
ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte,
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda,
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos.
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.