Páginas

domingo, 27 de junio de 2010

Deseos


Últimamente estoy pensando sobre los deseos. Mi hermano se ha ido de viaje a Israel y, antes de partir, me dijo que le diera un papelito con mis deseos para que lo pusiera en el Muro de las Lamentaciones. Por lo visto, los deseos que se dejas allí, se cumplen. Mi primera reacción fue -¡qué guay!- irme corriendo a casa para escribir uno (o varios) papelitos con mis deseos. Deseo que… deseo que… deseo que… Pero me pasó una cosa curiosa: cada vez que escribía un deseo, al leerlo después en voz alta me parecía una solemne chorrada y me sentía ridícula y egoísta por pedir, pedir y pedir. Y, en un arranque de humildad, pensé: “¿Estás segura, Elena, de que esto es lo que deseas que te suceda?, ¿crees, de verdad, que es lo mejor para ti?”

Entonces me puse trascendente, voy a desear -para mí y para el mundo- Sabiduría, Amor, Paz… Pero, de nuevo, me entraron las dudas. ¿Cómo sé yo que lo que estoy viviendo no es, realmente, lo mejor para mí?, ¿que lo que sucede en el mundo no servirá de enseñanza para alguien? ¿Cómo puedo tener el orgullo de pensar que la vida no es perfecta tal cual es? Y, ¿cómo estar segura de que los procesos que yo estoy viviendo y los caminos que estoy recorriendo no son los que necesito para aprender, para crecer, para llegar a ser la mejor Elena que puedo llegar a ser?

La Sabiduría, ¿cómo me va a venir de golpe?, ¿no es mejor que crezca, día a día, enraizando de forma sólida y profunda en mi corazón? Y lo mismo el Amor o la Paz. Me di cuenta, así, de que el ser humano –al menos yo- necesita convivir con la oscuridad para ser capaz de encontrar la luz. Si todo me fuera dado sin ningún esfuerzo por mi parte, ¿sería realmente capaz de valorarlo?

Vaya que, al final, las luchas entre mi orgullo y mi humildad hicieron que Juan se fuera a Tierra Santa sin mis papelitos. Pero a mí me sobrevino una absoluta y enorme paz. Sabiendo –por fin- que lo que estoy viviendo en este momento es lo que tengo que vivir, que lo que me sucede es lo que mi alma necesita experimentar. Siempre he dicho que la vida es más sabia que yo pero, ahora, además me lo creo…

La buena noticia es justamente esa, que lo que te está pasando, por duro, doloroso o feliz que te pueda parecer, es lo que necesitas vivir para ser la gran persona que un día, tal vez, llegarás a ser.

Hace muchos años, alguien me contó al oído esta historia:

Érase una vez, un poblado que tenía entre sus habitantes a un anciano muy sabio. Los habitantes confiaban en este hombre para que diera respuestas a sus dudas y preocupaciones.
Un día, un hombre fue a ver al sabio y le dijo con tono de agitación: “Anciano ha pasado algo terrible, mi buey ha muerto y no puedo arar la tierra de mi campo, esto es lo peor que podía pasarme".
El sabio le respondió: “Puede que sí, puede que no”.
El hombre se apresuró a informar a la aldea que el sabio se había vuelto loco porque sin duda esto era lo peor que le podría haber sucedido. ¿Por qué el sabio no lo veía así?

Al día siguiente, un caballo fuerte y joven fue visto en las cercanías del campo del hombre. Debido a que el hombre no tenía buey para arar su campo, se decidió a capturar el caballo para reemplazar al buey muerto. ¡Y así lo hizo! Qué contento estaba el hombre, nunca fue tan fácil arar su campo. Volvió a visitar al anciano para pedirle disculpas: “Anciano, tenías razón que la muerte del buey no era lo peor. Fue una bendición. ¿Piensas que esto es lo mejor que podía pasarme?”
El anciano le contestó: “Puede que sí, puede que no”.
Otra vez no, pensó el granjero. Ahora sí que el anciano se ha vuelto loco.

Pocos días más tarde, el hijo del granjero, salió a montar el caballo. Este lo arrojó al suelo y el chico se rompió una pierna. No podría ayudar en la cosecha. “¡Oh no! pensó el granjero, ahora moriremos de hambre”.
Una vez más, acudió al sabio y le preguntó: “¿Cómo sabías que la captura de mi caballo no era algo bueno? Has tenido la razón otra vez. Ahora estoy seguro que esto es realmente lo peor que me puede haber pasado”.
Pero el anciano lo volvió a mirar y, con tono paciente, le dijo: “Puede que sí, puede que no”.
Enfurecido a causa de lo que creía ignorancia del anciano, el hombre volvió al pueblo muy enojado.

Al día siguiente, llegaron soldados para llevarse a todos los hombres jóvenes físicamente capaces, a la guerra que acababa de estallar. El hijo del granjero fue el único joven que no tuvo que marcharse. Todos murieron en combate…

37 comentarios:

  1. Me contaron una versión -hay montones- de esa historia hace tres días...Distancia. Necesitamos distancia para mirar atrás y ver el puzzle en su totalidad.

    ResponderEliminar
  2. Ei, Honey Queen, qué bueno verte también por aquí, jajajajaja

    Estoy totalmente de acuerdo contigo, la distancia ayuda a ver la película entera.... tendríamos que poder aplicarnos el cuento más a menudo.

    Un besooooooooo enorme!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Es que aspiramos a tantas cosas que realmente no necesitamos, pero nuestra necedad es más grande y nos empeñamos en ver nuestro vaso siempre medio vacío. Yo por eso los deseos más profundos trato de irlos cumpliendo todos los días paso a pasito :)

    Porque todos los días aprendes algo nuevo del mundo y de ti mismo, de eso no me cabe la menor duda, guapa.
    Qué gusto saberte tan plena, Elena.

    ¡Te mando muchos besos y mis mejores energías desde México! :D
    I love you.

    ResponderEliminar
  4. Pues yo concuerdo contigo, mi querida Elena.. Tal vez ese deseo, el más profundo de nuestra alma, se va realizando poco a poco sin que nos demos cuenta, o a veces sí, cuando tenemos esa irrupciones de conciencia, de la conciencia de que todo está en su lugar, de que todo camina al ritmo adecuado, de que todo pasa como tiene que pasar..

    el tiempo, la perspectiva, la humildad, la sincronía, el vacío.. hay muchos maestros que nos guían en este camino.. Y creo que nuestra alma sabe exactamente qué desea... aunque nosotros a veces lo ignoremos.. Muchas veces he deseado, con todas mis fuerzas, más claridad, más fortaleza, más paciencia, más fe, más voluntad.. etcétera... Porque a pesar de querer caminar este camino libres de dudas, a veces nuestra humana naturaleza nos impele a mirar al cielo y desnudar el corazón para pedir, humildemente, aquello que necesitamos.. No recuerdo las innumerables veces que he pedido estos deseos ni lo que pasó en cada una.. pero algo recuerdo con total nitidez: cada vez que lo hacía, el simple hecho de pedir aquello que sentía que necesitaba, me concedia, automáticamente, un deseo 'no pedido' que era justo el que necesitaba: el darme cuenta de aquello que me faltaba...

    Y aún así, amiga mía, la vida sabe qué es lo que nos debe conceder y qué no.. porque como bien dices, es infinitamente más sabia que nosotros...

    besos miles querida amiga!!!!!

    ResponderEliminar
  5. Las cosas pasan siempre por algún motivo. Creo que nuestra ansiedad logra que en un primer instante no comprendamos los "por qué". Creo que eso pasó al granjero.

    Y con respecto a tus deseos para El Muro de los Lamentos, debo decirte que sabiduría ya tenés (el haber notado que tus pedidos, a lo mejor, no son los que necesita la humanidad).
    Y me gustó mucho: "Me di cuenta, así, de que el ser humano –al menos yo- necesita convivir con la oscuridad para ser capaz de encontrar la luz."

    Te mando un besote gigante preciosa y gracias por la enseñanza que nos has dejado hoy!!!

    ResponderEliminar
  6. Querida Elena, que entrada tan buena!

    Todo sucede por alguna razón, en ocasiones creemos que lo que nos ocurre no es lo mejor, y luego después nos damos cuenta que en éste Gran Tapiz Universal, cada hilo está perfectamente colocado en su sitio.

    abrazosss!!!

    ResponderEliminar
  7. Me produce pudor expresar algún deseo, al final todo será como corresponda, para qué desear, para qué sufrir si no se consigue aquello a lo que uno aspira. Con la supervivencia ya expresamos el verdadero deseo, de seguir vivos. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Me produce pudor expresar algún deseo, al final todo será como corresponda, para qué desear, para qué sufrir si no se consigue aquello a lo que uno aspira. Con la supervivencia ya expresamos el verdadero deseo, de seguir vivos. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Muchas gracias, preciosa Siberiana. Muchos besos para ti también.

    Por cierto, me he dado de alta en facebook y parece ser que han cogido mis direcciones y han enviado invitaciones a todos mis contactos.... Si te ha llegado, sorry....

    Un beso enorme!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  10. Yo confío justamente en eso, Isis, que mi alma sabe exactamente qué es lo que desea y busca las experiencias que necesita para conseguirlo. Aunque, a veces, lo olvidemos y nos enfademos con lo que nos pasa. Es la naturaleza humana, como tú dices. Supongo que lo más inteligente es reconocer que también esta ahí y dejar de luchar contra ella, sencillamente aceptarla e integrarla. Todo un camino por recorrer, desde luego.

    Muchísimos besos, querida Isis!!!

    ResponderEliminar
  11. Gracias por tus palabras, Paulita. Y gracias también por tu paciencia y tu ayuda ayer con el facebook, jajajjaaja, que sepas que aún no he conseguido subir el blog pero lo conseguiré, jajajaja

    Millones de besos, querida!!!!!!!

    ResponderEliminar
  12. Muchas gracias, Adriana, me alegro que te haya gustado. Me ha encantado la imagen del Gran Tapiz Universal y de los hilos...

    Un abrazo bien fuerte!!!!

    ResponderEliminar
  13. Decía un sabio (Tagore??) una frase que recuerdo más o menos así: "Los ideales son com las estrellas, nunca los conseguimos pero guían nuestro camino". Yo soy positiva y pienso que algunos sí los conseguimos y justamente eso es lo que nos hace aspirar a más.
    Muchísimos besos, emejota!!!

    ResponderEliminar
  14. Muy bueno el relato, me ha gustado mucho y se lo he pasado a una buena amiga que lo necesita ;)

    ResponderEliminar
  15. Me alegro, Biónica. Un abrazo fuerte!!!!

    ResponderEliminar
  16. Es jodido vivir Elena, pero es lo que nos toca, así que al menos hagamoslo contentos, no??

    Y fíjate tu quien te lo dice ja ja ja.

    Besos, nos vemos mañana ;)

    ResponderEliminar
  17. Te escribo para darte las gracias por el último comentario que me pusiste en mi blog. No te pude contestar, ya que andaba algo atareado, así que lo hago ahora y aquí. :) (Según dicen, mejor tarde que nunca, ¿no?).
    Y en cuanto a lo que has puesto, me ha gustado el cuento, aunque ya lo leí hace tiempo. Siempre está bien volver a leer estas cosas, para recordarlas.
    Se despide el
    Señor Naranja.

    ResponderEliminar
  18. Mi querida Elena, los deseos son buenos, la gente sueña gracias a ellos, los deseos nos hacen añorar las cosas que perdimos y que nos gustaria volver a reconquistar, mas como dices todo es por merecimiento, si uno siembra cosas buenas, cosas buenas cosechara.

    El cuento es muy didactico e instructivo ya que las cosas que estan en nuestra vida son todas para enseñarnos, la vida esta ahi para nosotros y debemos aprender.

    Me encanto leer tu escrito, siempre con cosas lindas para compartir
    Besitos miles
    Janeth

    ResponderEliminar
  19. A mí me encanta vivir, Dani ;-)

    Muchos besos y enhorabuena por la expo. Está super genial!!!!!

    ResponderEliminar
  20. No te preocupes, Señor Naranja, cuando no hay tiempo, no hay tiempo. Gracias por el comentario. Me alegra que te haya gustado releer el cuento.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  21. Los deseos son buenos, sí, estoy de acuerdo Janeth. Lo que es malo es el apego a los deseos. Y, a veces, cuesta distinguir uno de otro. Tenemos un deseo y parece que si no lo conseguimos no seremos felices y luego resulta que, cuando lo conseguimos, ya estamos deseando lo siguiente y casi ni disfrutamos del deseo que tanto anhelábamos.
    Me alegra que te haya gustado el cuento y gracias por tus palabras, querida Janeth. Un abrazo grande.

    ResponderEliminar
  22. Si comparamos nuestra situación con la de otras personas que realmente saben lo que es tener una vida difícil, somos muy afortunados y, como bien dices, desear cosas buenas sólo para nosotros es egoísta.
    No creo que mágicamente se concedan los deseos, ni los del Muro de las Lamentaciones, ni los de las velas de la tarta, ni los de las estrellas fugaces.
    Además, creo que, si se cumplieran de la noche a la mañana, no los valoraríamos como los logros que hemos conseguido trabajando duramente.
    La historia me ha hecho gracia, he pensado, de manera sarcástica, que si así era el sabio del pueblo, sabios podemos ser todos ("puede que sí, puede que no"). Jejeje.

    Un abrazo enorme para ti, Elena!

    ResponderEliminar
  23. Ay, mi princesa, si es que no paro por casa.

    Qué más da la manera en que desees?

    o aún peor, cómo que solo se puede desear de manera transcendente?

    El movimiento se demuestra andando, así que el amor, la sabiduría o lo que nos depara el futuro se demuestra amando, pensando, viviendo la vida.

    Don´t you worry about yourself, you´re doing right, sweetheart.

    Beso gordo (joé que caló)

    ResponderEliminar
  24. jajajjajaa, Lucía, pues tienes razón.... No si, en el fondo, todos somos sabios pero no lo sabemos ;-)

    Un beso gordísimo!!!!

    ResponderEliminar
  25. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  26. Insisto, no creo que el deseo sea malo, creo que lo que es malo es el apego. Y pienso que está bien analizar lo que deseas y por qué lo deseas, cuáles son los motivos reales que hay detrás de un deseo???

    Gracias por el apoyo, amore.

    Sí, qué caló!!!!!!!!!!!! Jjajajjajaa
    Otro beso gordo gordo.

    ResponderEliminar
  27. Puede que si, puede que no*

    Los deseos, ¿seran realmente espejos de nuestras aspiraciones o las de otros?

    besosdulces*

    ResponderEliminar
  28. Siempre me ha llamado la atención la maldición gitana "que tengas sueños y que se cumplan".
    Da que pensar....si cumpliéramos todos nuestros sueños ¿qué nos quedaría?
    Bss.

    ResponderEliminar
  29. Buena pregunta, Eme... ;-)
    Muchos besos, preciosa.

    ResponderEliminar
  30. Si, da que pensar, Eva....
    Besos para ti también.

    ResponderEliminar
  31. Elena, yo tambien estoy en Israel ahora, y hace unas semanas pase por el muro de las lamentaciones... (al igual que tu, decidi no pedir nada)

    besos enormes desde estas tierras.

    iris.

    ResponderEliminar
  32. Qué bueno, Iris, disfruta de tu viaje!!!! Un beso grande.

    ResponderEliminar
  33. Hola, Eleninchi!!
    Paso a saludarte. Acabo de llegar de estar una semanita en Portugal. Me ha encantado el cuento y me pasa como a ti, que pedir deseos para mí siempre me termina pareciendo medio egoísta. Un besote enorme, querida amiga.

    Marta.

    ResponderEliminar
  34. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  35. Qué bien Portugal, Martita, ya me contarás....

    Sí, es lo que tiene eso de los deseos, ;-)

    Un beso gordísimo!!!

    ResponderEliminar
  36. Siempre que te visito me voy con una sonrisa y con la sensación agradable de estar viva para seguir sorprendiendome en buena forma de gente que sabe como sorprender. Optimismo cuan perdido se encuentra muchas veces y mira...lo hemoms encontrado a la orilla del camino.
    Hermosa historia, una buena enseñanza de cómo mirar la vida.
    Un gran abrazo amiga mía.
    Anouna

    ResponderEliminar
  37. Qué bonito comentario, querida Anouna. Muchísimas gracias por tus palabras.
    Otro abrazo para ti. Enorme.

    ResponderEliminar

Tu comentario es una buena noticia...