Hoy quiero compartir otra interesante entrevista de Ima Sanchís en La Contra de La Vanguardia:
Luis
Galindo, físico y psicólogo, líder del movimiento Reilusionarse
Tengo 56
años. Nací en Zaragoza y vivo en Madrid. Casado, tengo dos hijos. Soy formador
y conferenciante en motivación y liderazgo. Los políticos deberían propiciar
ambientes en los que las personas saquen lo mejor de sí mismas. Soy católico
practicante.
La
resignación es un suicidio cotidiano.
...o un
signo de madurez.
Déjeme que
le cuente una historia.
Adelante.
Cada mañana,
Emilio, un barrendero de 48 años, hacía su recorrido con la escoba por el
barrio madrileño de Las Tablas. Cuando pasaba frente a la valla del colegio a
la hora del recreo cantaba acompañado de su escoba la canción de Bob Esponja.
¿Los
niños le coreaban?
La respuesta
era entusiasta, le esperaban. Un día alguien lo grabó y colgó su show en la
red, y Emilio se hizo famoso y optó por volver a la discreción.
¿Ya era
tarde?
Sí, en
Twitter clamaban por su vuelta, reclamaban la necesidad de su actitud. "El
barrendero ya no canta", se lamentaban. Y los niños seguían esperándole.
Debía de
estar aterrorizado, el pobre Emilio.
Temía que el
Ayuntamiento de Madrid le despidiera, pero no fue el caso. "Yo también
echo de menos a los niños", confesó cuando RTVE le localizó. El hombre no
canta muy bien, y la calidad de la grabación era bastante mala, pero llamó la
atención por su ternura, inocencia y alegría. Y ahí sigue cantando con su
escoba.
La
alegría es muy contagiosa.
Y también el
sinsentido. En esta sociedad casi hay que pedir perdón si estás contento con tu
trabajo, si estás enamorado de tu pareja, si te gusta tu vida... Lo malo pesa
demasiado.
...y
eclipsa lo bueno.
Sí, como el
millón y medio de personas que diariamente hacen voluntariado en este país,
muchos de ellos con pocos recursos. A esa gente nadie le aplaude.
Que
reciban nuestro aplauso.
Llevamos
veinte años siendo líderes mundiales de trasplantes de órganos, y eso quiere
decir que este país es generoso. Somos un pueblo extraordinario con gente
extraordinaria.
Pues algo
falla.
Yo vengo del
mundo de los recursos humanos, y cuando me preguntan si una empresa tiene
futuro, lo primero que hago es analizar el capital humano, y España tiene
millones de personas competentes, lo que hace falta es que la gente que las
dirige, tanto en el ámbito político como en el empresarial, sea un ejemplo. Hay
que regenerar a los de arriba.
¿Cómo?
Hay que
trabajar los valores, y empezar por uno mismo. El ser humano necesita sentir
que lo que hace tiene sentido, yo en las grandes compañías no veo a nadie con
brillo en los ojos, y voy a las monjitas de San Juan de la Cruz y lo veo. ¿Por
qué, si son bajitas, feas y gorditas, y encima trabajan sin cobrar?
...
Hemos creado
organizaciones muy productivas, pero sin alma. Hay que vivir con pasión.
Pasión
todo el rato es un estándar un poco alto.
Cuando
Nelson Mandela llevaba 13 años de condena y le quedaban 14 más -que cumplió-,
escribió: "No podrás vivir con auténtica pasión si te conformas con llevar
una vida que es menos de lo que eres capaz de vivir". Si puedes llevar una
vida de pareja de 7, no te conformes con un 6; si puedes ser una hija de 6, no
seas una hija de 5; si puedes ser una madre de 8, no lo seas de 7, si puedes
ser un profesional...
Entiendo.
A menudo
somos tacaños con nuestra vida. Damos mucho menos de lo que podemos dar, y
estoy hablando de ternura, comprensión, amabilidad y amor. A muchos ejecutivos
de primer nivel les pregunto: "¿Cuánto tiempo hace que no abrazas a tu
madre?".
¿Y?
Demasiado
tiempo, les da apuro.
Ya.
Hay que
entrenarse. Luchar contra la resignación. Detesto esa frase: "Es que yo
soy así"... ¡Ponte las pilas, cabrón!
Ssssssh.
El ocio
también hay que cuidarlo. Hay una gran diferencia entre el ocio pasivo y el
ocio activo. No tiene nada que ver poner ilusión: "¡El domingo madrugamos
y nos vamos a caminar!" o "¡Vamos al mercado, compramos y preparamos
un arroz buenísimo!", que hacer zapping delante de la tele o echar la
tarde en un centro comercial.
Pensar
cansa.
El 80 por
ciento de la gente practica el ocio pasivo, consumen su fin de semana, es un
ocio que te deja vacío.
La
ilusión es un bien escaso.
Es un motor
importantísimo: cuando hablas de futuro con ilusión, mañana o el año que viene,
el cerebro produce endorfinas. Y otra cosa: ser amable es muy rentable.
Dicho
así...
Cuando somos
agradecidos, la huella perdura en la zona prefrontal izquierda del cerebro
(donde guardamos los pensamientos positivos) seis meses después. Es un estudio
de Robert Edmon, que lleva 40 años investigando el agradecimiento, y concluye
que las más felices son las personas agradecidas.
Lo bueno
Reilusionarse
es un movimiento que se resume en un libro (Reilusionarse, Alienta
Editorial) y que tiene 70.000 seguidores en la red. Su impulsor, adalid del
optimismo inteligente, da conferencias por medio mundo e imparte seminarios de
motivación y liderazgo a empresas (comité de dirección del Grupo Santander, de
La Caixa, Telefónica, Garrigues, Microsoft, Zurich, BMW, Volvo...). Habla tan
deprisa que a veces no le entiendo. "¡Es usted un nervio!", le digo
(hace tres años sufrió un infarto). "Digamos que soy intenso y, con o sin
infarto, sigo dando el cien por cien, porque necesito sentirme orgulloso de lo
que hago. Urge poner en valor todo lo bueno que tenemos".