"Defender la alegría como un principio... defender la alegría como una bandera... defender la alegría como un destino... defender la alegría como una certeza... defender la alegría como un derecho" (Mario Benedetti)
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jueves, 27 de septiembre de 2012
lunes, 24 de septiembre de 2012
Arrugas, manchas, cicatrices y canas
(Monet: Crepúsculo en Venecia)
Muchas veces he pensado que, al nacer, nos regalan un cuerpo
“perfecto”, blando, suave, limpio. Sin embargo, la vida va pasando y nuestro
cuerpo se llena de marcas. Marcas que hablan justamente de eso, del paso del
tiempo. Marcas en forma de cicatrices, de arrugas, de canas, de manchas. Y, por
algún extraño motivo, todas esas marcas nos provocan angustia y miedo.
A mí, me gusta comparar ese "perfecto" cuerpo inicial con un prometedor lienzo en
blanco. Así, las marcas en el cuerpo serían como las pinceladas en el cuadro,
que, poco a poco, van haciendo aparecer la pintura final. En ella, cada trazo
nos da pistas sobre el autor, sobre sus emociones, sobre su esencia. Lo mismo
que las marcas. Una cicatriz nos habla de un instante vivido. Las manchas de la
piel son los momentos disfrutados bajo la luz del sol. Cada cana es un proceso
de cambio. Y cada arruga que se forma alrededor de los labios es el recuerdo de
una sonrisa.
Por todo ello, que la pintura final que compone tu vida sea
un cuadro maravilloso o sea un estropicio depende sólo de ti. Al fin y al cabo,
¿qué es más hermoso, un lienzo en blanco o una pintura terminada, llena de
matices, con todas sus luces y todas sus sombras?
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Otoño
(La imagen la encontré aquí)
Los cambios de estación siempre me recuerdan que... "todo cambia"...
Esta semana se acaba el verano y empieza el otoño.
Os deseo un buen comienzo de estación.
Y recordad: los cambios -a la corta o a la larga- son también buenas noticias.
(Mil gracias a Espe por la maravillosa canción de Mercedes Sosa)
lunes, 17 de septiembre de 2012
Alice
(Gràcies, Mercè)
Alice Herz-Sommer
vive sola en Londres, tiene 108 años y cada día toca el piano durante dos horas
y media. Alice Herz-Sommer sobrevivió al campo de concentración de
Theresienstadt, en el que perdió a su madre y a su marido, tocó más de cien de
conciertos al piano y creó un “Edén en medio del infierno” para que su hijo no
aprendiera a odiar. Sin embargo, tal vez lo más sorprendente de Alice Herz-Sommer
es que piensa que “cada día de la vida es hermoso”, siente que tiene muchísima
suerte y ha elegido no lamentarse, amar a todas las personas, interesarse por
ellas y escucharlas. Alice decidió vivir su vida sin odio –incluso al
presenciar el juicio al responsable de la muerte de su marido-, nutrida por el
inagotable poder de la música y, en ocasiones, hasta agradece haber estado en
Theresienstadt ya que allí aprendió a valorar realmente a las personas. “Yo
nací con un gran optimismo y eso te ayuda; cuando eres feliz, nunca te quejas y
siempre ves el lado bueno de la vida”, afirma.
Alice encuentra lo
positivo dentro de lo negativo, transforma el odio en amor y entiende la música
como un canto de libertad. Desde hace más de cien años... Por todo ello, Alice Herz-Sommer es una de las
mejores noticias que he leído nunca. Personas como ella nos recuerdan el
potencial y la grandeza que existe en todo ser humano. Estuvo en un campo de
concentración y eligió no odiar y no lamentarse. A partir de ahora, voy a
revisar mis elecciones…
(Y esta entrada se la dedico a l'avia. Mis hermanos saben por qué...)
jueves, 13 de septiembre de 2012
lunes, 10 de septiembre de 2012
El olor de la hierba mojada
Encontré esta tira cómica en el blog de mi amiga cmq y me
encantó por que ese es justamente el objetivo de este blog: dejar de hablar y
de dar vueltas a todo lo negativo que nos rodea o que nos sucede y focalizar en
lo positivo. Esto me llevó a pensar en las pequeñas cosas que damos por hechas
y que nos olvidamos de valorar –y de agradecer- pero que son los auténticos
cimientos de la felicidad, las verdaderas buenas noticias.
El olor de la hierba mojada. El de la ropa recién lavada. El
del pan recién horneado. El tacto de la arena bajo los pies. El brillo de una
flor bajo el sol. La delicadeza de las sábanas cayendo sobre la piel. El
estrépito de las olas del mar al chocar contra las rocas. El alboroto de los
pájaros al amanecer. El de un corazón al enamorarse. La ternura en la sonrisa
de un niño, en sus lágrimas, en sus preguntas y en sus respuestas. La calidez
del beso de un amigo, el abrazo de una hermana. La expectativa de una despedida. La dulzura de un
reencuentro. El perfume de una sorpresa. La emoción en una obra de arte. El entusiasmo de un buen libro. La levedad de un baño de espuma. La
lentitud de un incienso que se consume. La placidez de una vela en la noche…
Entonces, pensé que los periódicos del siglo XXI tendrían
que ser algo así:
Son las cosas que hacen que la vida valga la pena, son las armas
con las que contamos para abandonar la tristeza, para combatir el malestar,
para olvidar –aunque sea por un instante- todo lo negativo y volver a colorear
nuestra vida en positivo. Cada uno tiene su propia lista. ¿Cuál es la tuya?
jueves, 6 de septiembre de 2012
Corrígelo
"Lo que no te gusta en tu hermano,
corrígelo en ti."
(Maestro Saint Germain)
Fuente: La Sabiduría de los Maestros
lunes, 3 de septiembre de 2012
Rescatar la sonrisa
Hace un tiempo descubrí que existe una enfermedad llamada
“ombliguismo” y, poco después, supe que había sido definida como “la tendencia
fascinada a contemplar el propio ombligo”.
(…)
aquí yollando
con mi yo sólo solo que yolla y
yolla y yolla
entre mis subyollitos tan nimios
micropsíquicos
lo sé
lo sé y tanto
desde el yo mero mínimo al verme yo
harto en todo
junto a mis ya muertos y revivos
yoes siempre
siempre yollando y yoyollando
siempre
(…)
Oliverio Girondo
Pero… ¿quién no ha sufrido, en algún momento, de ombliguismo?
Todos conocemos los síntomas y, precisamente por eso, cuando vemos que estamos
a punto de enfermar, debemos –podemos- cambiar el rumbo. La buena noticia es
que el ombliguismo tiene cura. Y, además, es una cura sencilla, al alcance de
cualquiera. Se trata de levantar la mirada y ver más allá del propio ombligo.
Lo opuesto del ombliguismo sería… no sé, ¿la empatía?, ¿la
generosidad?, ¿el amor?
El otro día recibí un mail de Carlota. No la conozco pero me
enviaba (¡¡¡mil gracias!!!) una noticia, que me encantó, para el blog. Se trata
de SomosThePosit, un grupo de amigos que reivindican la alegría y los afectos,
y cuya propuesta –casi subversiva- consiste en rescatar la sonrisa, la
felicidad. Por que sí. Por que no hay mayor milagro que la vida ni mejor
experiencia que compartirla. Así que, tras inaugurar la I Internacional
Vitalista, se dedican a llenar las calles de su ciudad con mensajes buen
rolleros escritos en post its. En una de sus entradas hablan justamente de “lo
fácil que es hacer un poco más agradable la vida de la gente”. Lo contrario del
ombliguismo, ¿no?
En la misma línea está Anoniman, del que ya hablé hace un
tiempo y también Doonited, una página web cuyo lema es “good happens” (las
cosas buenas suceden) y en la que la gente cuelga ideas precisamente para eso,
para que ocurran cosas buenas a su alrededor. De momento, sólo está en inglés y
alemán, espero que pronto también en castellano…
Contra el ombliguismo, sal a la calle y sonríe a la primera
persona que te cruces, recoge lo que se le ha caído a tu vecino, haz un recado
para tu madre, llama a aquella persona que está deseando oírte, acaricia a tu
pareja, ten un detalle con tu compañera de trabajo, abraza a tu hermano, invita a comer a un amigo, extiende la alegría. Y
haz tu propia lista. Cada minuto suceden cosas buenas, ¿en cuántas vas a participar
hoy?